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El Ciclo Orientado de Secundaria tendrá una computadora por cada alumno

El Ciclo Orientado de Secundaria tendrá una computadora por cada alumno

Trotta se refirió al plan de conectividad en marcha, y a la necesidad de cumplir las consensuadas leyes nacionales de Educación.


 

La escolarización temprana, la profundización de nuevos caminos vinculados a la formación docente, la ampliación de la escolaridad en el Secundario, el aumento del presupuesto educativo, el desafío del cumplimiento de las leyes educativas vigentes y emanadas del consenso de todos los sectores políticos, pero abandonadas en los últimos años, son algunos de los desafíos que el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, identificó a UNO como partes de una agenda obligatoria a encarar como políticas de gestión.

 

Habló también del cuidado reinicio de clases presenciales en el país, cuyo cronograma se inicia mañana en la provincia de San Juan (ver subtítulo "El retorno..."), y se refirió al plan de conectividad Juana Manso, que retomando la tradición del Conectar Igualdad, apuntará a integrar y brindar acceso a la tecnología a todos los chicos y adolescentes del país.

“Nosotros no tenemos que inventar muchas cosas, sino cumplir la Ley Nacional de Educación Nº 26.206, la Ley Nacional de Financiamiento Educativo Nº 26.075, y la Ley de Educación Técnico Profesional Nº 26.058. Ese es nuestro modelo educativo, construido con consensos profundos. No hay magia, y ahí la escuela responde”, planteó.

 

—La pandemia del Covid-19 alteró y modificó proyectos, estrategias, políticas y programas en todos los ámbitos. ¿Cuáles son esas medidas que pretendían poner en marcha este año, que debieron ser pospuestas por las circunstancias, pero que serán la agenda pospandemia?

—Hay muchos aspectos vinculados a la estructura escolar. De todos modos, la pandemia no cambia nuestra visión, en cuanto a proyectar un despliegue muy marcado de la agenda educativa, que tienda a la escolarización temprana, a la profundización nuevos caminos vinculados a la formación docente desde la formación Inicial a la continua, la ampliación de la escolaridad en el Secundario. Tenemos un enorme compromiso en repensar o reformular el funcionamiento de la escuela Secundaria, y es ahí donde nosotros a partir de la pandemia debemos direccionar esfuerzos para contener su impacto, garantizar la continuidad pedagógica, y al mismo tiempo llevar adelante instancias que nos permitan al mismo tiempo contener la profunda desigualdad que genera la pandemia y la posible profundización del desgranamiento que vamos a sufrir, principalmente en nuestra escuela secundaria.

 

—En los últimos años, se habló mucho de modelos educativos exitosos. Finlandia era indicado como uno de ellos. ¿Se observa con especial atención alguno de ellos, para conocer cómo han sobrellevado estas inéditas circunstancias, y tomarlas como experiencias modelos?

—La escuela no está disociada de la realidad social que transita un país. Cuando una persona se pregunta cuál es el modelo, uno tiene que ver cuáles son los cuadros de desigualdad, de desarrollo igualitario que tienen esos países. Y por otro lado, aquellos que sostienen consensos y procesos de inversión educativa. Eso es Finlandia, no es magia. Si tenés un país que se derrumba socialmente, y que ataca a sus maestros, los resultados no van a ser buenos, porque uno más uno es dos, no es tres. ¿Cuál es el modelo? Es el nuestro: las leyes de Educación Nacional, de Financiamiento Educativo, y de Formación Técnico Profesional, en una Argentina que tienen que poner en centralidad el desarrollo de su economía, con un Estado que promueva el desarrollo. No es magia, y la escuela responde. ¿Por qué si construimos consensos profundos con las dos leyes educativas, con un financiamiento que se logró por primera vez en 2015, o incluso con la ley de Técnico Profesional que tiene el compromiso de financiación de 0,2% de fondos nacionales, por qué si cumplimos esos objetivos, los abandonamos”. Vivimos en estos últimos años un proceso de ruptura o abandono de esos consensos, en que habían participado la UCR y el PRO, que aprobaron esas leyes. Así, es fácil esperar que la escuela no dé resultados. Lo que hoy ocurre fuera de la escuela, de nuestras familias, impacta de lleno en las escuelas. Cuando crece la desocupación, pobreza, cuando se derrumba un pais y se desfinancia la escuela y su capacidad de respuesta, estamos frente a la sumatoria de las peores alternativas. Y eso en términos objetivos es lo que ocurrió en los últimos años. Si queremos un modelo, nosotros no tenemos que inventar muchas cosas, sino cumplir las tres leyes.

 

—Hay distintos estudios reflejan un histórico abandono escolar. Con la pandemia, se la midió a través de la conectividad o no de los alumnos. ¿Qué observan sobre ese crónico problema?

—Más allá de la mirada subjetiva que puedo tener como ministro, del enorme esfuerzo de los docentes para garantizar esa continuidad pedagógica, hemos hecho una evaluación nacional del proceso de continuidad pedagógica nacional, y ya hemos tenido los datos preliminares. Ese estudio a mediados de agosto vamos a tenerlo completo. Para nosotros es fundamental el esfuerzo realizado y poder sostenerlo. Es claro que transitamos una Argentina profundamente desigual, y que esa desigualdad compromete los procesos de continuidad educativa y pedagógica. El desafío que tenemos es avanzar en una agenda de conectividad, que tampoco soluciona en si el desafío pedagógico que tenemos, porque es allí donde vemos que en los hogares, que tienen una buena conectividad y una computadora exclusivamente para los aspectos educativos, los procesos de aprendizaje son muy distintos a los de la escuela.

 

—Hasta 2015, el sistema educativo era medido por las pruebas ONE cada tres años. A partir de 2016 se instrumentó el Aprender, cada año. ¿Cuál será ahora la estrategia sobre estas evaluaciones, que siempre generan algunas polémicas y cuestionamentos?

—Se harán, porque lo marca la ley nacional de Educación. Nosotros hemos establecido una Secretaría de Evaluación e Información Educativa, al punto que llevamos adelante durante la pandemia una evaluación nacional de pedagógica. Este año todos los países del mundo resolvieron no realizar procesos de evaluación. Nosotros el año próximo vamos a retomar una agenda que será reorganizada, consensuada con las provincias en lo que es cada instancia de evaluación. Para nosotros, más importante que cómo evaluar, es que se interpele al Estado qué se está haciendo con esos resultados. Porque durante muchísimo tiempo evaluábamos, pero hubo un silencio muy ruidoso, relacionado con los retrocesos que ha vivido la Argentina en lo educativo, con datos objetivos como la inversión educativa. Durante los últimos cuatro años de la gestión de Macri, hubo una pérdida de 1.3 o 1.4 del PBI de inversión educativa: esa regresión es encabezada por el Estado nacional con una caída del 33%, y de 16% en promedio de las Provincias. Eso termina produciendo una escuela con menor capacidad de respuesta, con peor infraestructura, docentes con peores salarios, menor formación, sin que se hayan distribuidos computadoras.. La ruptura y abandono del Conectar Igualdad es la retracción del desafío del Estado, en una Argentina de la gestión de Macri que se endeudó en casi 200.000 millones de dólares, y distribuyó 800.000 computadores en gabinetes escolares. Dejó de darle a los estudiante, cuando en los cinco años anteriores, en la gestión de Cristina se distribuyeron 5,3 millones de computadoras.

 

—Mencionó el Conectar Igualdad. Usted anunció el plan de conectividad, para retomar aquellas líneas rectoras.

—Tenemos un plan de conectividad que se llama Juana Manso, que recoge toda la tradición del Conectar Igualdad, y que tiene tres patas. Una es avanzar en la conectividad de las escuelas: 60% de las escuelas no tienen conectividad; la segunda es trabajar en todo lo relacionado al desarrollo de una plataforma educativa que garantice la navegabilidad gratuita, no solo en nuestros portales sino en todas las aplicaciones vinculadas a los procesos de enseñanza-aprendizaje que hoy a los estudiantes y docentes les representa consumir Datos. Y tercero, el desafío de la distribución de computadoras y en eso estamos trabajando con una inversión este año que va a rozar los 90 millones de dólares, que incluyó la ampliación presupuestaria que trató esta semana el Congreso Nacional para la adquisición también de computadoras. Estamos trabajando con el sector de la Electrónica, para que eso produzca también empleo nacional. Poner nuevamente en funcionamiento toda esa matriz es el desafío que tenemos por delante.

 

—¿Cómo sería la instrumentación de la entrega de computadoras?

—Estamos distribuyendo computadoras que fueron abandonadas por la gestión anterior, que están llegando a Catamarca, La Rioja y otras nueve provincias y distritos del conurbano bonaerense. Aspiramos a un esquema de distribución, avanzando en las regiones con mayor desigualdad socioeducativa. Y a esa inversión adicional de 50.000 computadores, más 350.000 o 400.000 que proyectamos fabricar, pretendemos cubrir el 1° Año del Ciclo Orientado de las escuelas secundarias de gestión estatal de todo el país. Eso será un proceso creciente y a partir de ello queremos luego cubrir otros grados, siempre dando un orden de vulnerabilidad socio-educativa, empezando desde esos lugares para luego garantizar una computadora a cada estudiante, en primer momento, del 1° Año del ciclo orientado del Secundario de todo el país.

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