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Diario El Argentinomiércoles 24 de abril de 2024
Opinión

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¿De los pobres será el Reino de los Cielos?

¿De los pobres será el Reino de los Cielos?

  


El Presidente y la vicepresidenta critican a la ciudad de Buenos Aires y sus habitantes, pero viven en ella. Quieren nivelar para abajo y crear más pobres para perpetuarse en él poder.

 

Jorge Pedro Jurado (*)

(Colaboración)

 

La Iglesia católica que preside Bergoglio en su rol de Sumo Pontífice posee, a nuestro juicio, una similitud entre su postura de apoyo a ciertos gobiernos de corte populista como el nuestro, y esa idea tiene su origen hace dos mil años con la interpretación que hicieron de la Santa Biblia los exégetas que se atribuyeron tamaña responsabilidad.

Según San Mateo, Jesús habría manifestado: “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos”.

Si nos ponemos a divagar, podemos concluir que el populismo pudo haber nacido de estos exégetas de nuestro Señor y preguntarnos ¿Cómo es posible que Jesucristo haya dicho eso en lugar de afirmar que irán al cielo los buenos, los santos, las mejores personas, los bondadosos, los que ayudan al prójimo con independencia de si fuesen ricos o pobres?

Claro, de allí saldría esa falsa dicotomía que si alguien es rico significa ser una mala persona y ser pobre implica ser una buena persona. Eso no sucede en otras ramas derivadas de la religión católica como el protestantismo.

En primer lugar debemos afirmar que los que algo material tenemos sea una casa propia, un auto, algunos ahorros luego de más de treinta años de trabajo, y que no los podemos llevar al otro mundo porque como se dice la mortaja no tiene bolsillos y porque hay personas intachables que poseen una buena posición y viven además de hacer producir su capital, dando trabajo a sus semejantes como empleadores o pagando impuestos que son los dineros con que el Estado financia los planes sociales, la educación, la salud pública y la justicia.

En cambio, existen muchos atorrantes, poquísimos en prisión y muchos liberados, que se enriquecieron robándole al Estado, y no son juzgados por la justicia ni la religión en este caso como imposibilitados de acceder a la gloria de Dios. Es más, a estos últimos se les regalan rosarios bendecidos por el Papa que, probablemente les servirán como si fuera una tarjeta Sube para acceder al reino de los Cielos el día que abandonen este mundo.

En Argentina, tener dinero bien habido, ganado con el esfuerzo del trabajo, o producto de una actividad o profesión lícita luego de años de estudios está mal visto por cierta parte de la población y por el actual oficialismo.

Se los juzga o se refieren a ellos diciendo: “Algo habrán hecho”; “De algo raro la habrán obtenido”. Sucede lo contrario con muchos políticos, empresarios y sindicalistas prebendarios del Estado que son populistas de la boca para afuera, pero burgueses, miserables y ruines de la boca para adentro. La política actual es nivelar para abajo, tomando las bíblicas palabras que ser cada día más pobre nos acerca más a Dios. Eso es una verdadera falacia, por lo decir una tremebunda mentira.

Vivimos en un gobierno democrático, aunque no se parezca, todos somos iguales ante la ley, aunque no se ejerza ese derecho. Al cementerio iremos todos, ricos y pobres, buenos y malos y si existe otra vida, deberían reescribirse las Escrituras que obviamente otrora le vino de perillas a los conquistadores manejados por el clero y de maravillas a los gobiernos populistas. Haz lo que digo y no lo que hago. Lo tuyo es mío y lo mío es mío.

Hoy el oficialismo pretende crear más pobres, destruir a la clase media en lugar de nivelar hacia arriba. Quieren que los policías de la CABA sean un poco más pobres y los de la bonaerense ganen un poquito más y que ambos sean igual de pobres. Y tienen la malísima memoria que los niveles de coparticipación más bajos los tuvieron durante gobiernos peronistas y los más altos durante la gestión anterior pero siguen con el relato y las mentiras.

En tanto llevan en la sangre como relato bíblico esa parte de la marchita… “combatiendo al capital…”. Y la ponen en práctica con sus políticas populistas y provocan que el capital privado y mucha clase media decida irse del país.

Ejemplos los tuvimos hace poco por la cantidad de empresas que decidieron irse de nuestra patria por la grave situación actual y al gobierno les interesa poco las miles y miles de familias que quedarán sin trabajo o se sumarán al ejército de pobres lo que quizá les conviene.

No se dan cuenta que, con más de 150 impuestos, una legislación laboral vetusta, una clase sindicalista corrupta, una justicia lenta, dependiente e inexistente y muchos hechos más provoca que los ciudadanos decentes no aguantemos más. Estemos hartos. Cansados. Agotados.

Para ir finalizando, la huelga de la policía bonaerense fue lamentable y más lamentable la solución dada. La ciudad de Buenos Aires, que atiende a muchos de los 3 millones de bonaerenses en sus hospitales, les brinda seguridad, espacios verdes limpios, impuestos que pagamos los que vivimos acá que se ven, se advierten. No me imagino que sucedería si la CABA les cobrara una contribución por entrar a la ciudad, o por atenderse en sus hospitales o por cuidarlos con la policía.

Esperemos alguien ponga una cuota de mesura, de lógica, de diálogo a esta locura que nos está arrastrando al precipicio.

Eso sí, para demostrar lo grave de la crisis y las medidas profundísimas que está adoptando este gobierno, desde ahora se limitan y encarecen los escasos dólares que se podían adquirir a precio un poco más barato para defender los envilecidos pesos y el anuncio más importante del Presidente de la Nación acerca de la reactivación económica es que ahora se podrá pagar la peluquería en 12 cuotas fijas. Vergonzoso resulta al menos el adjetivo más benévolo.

(*) Jorge Pedro Jurado es poeta, escritor, periodista y Director del diario El Censor Online.

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