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De milagros una conductora salvó su vida por una colisión de un caballo

De milagros una conductora salvó  su vida por una colisión de un caballo

Los animales sueltos en las rutas –e incluso en la ciudad- son un real y concreto peligro para conductores de toda clase de rodados.


Por Nahuel Maciel

EL ARGENTINO

 

 

Especialmente los llamados grandes animales como vacunos y equinos. Lamentablemente, en Entre Ríos existe un vacío legal para que los propietarios de dichos animales se hagan responsables cuando generan siniestros viales, que muchas veces incluso tienen saldos luctuosos.

La impunidad y la bronca es lo que prevalece en las víctimas, que por definición quedan indefensas y huérfanas de la tutela del Estado en salvaguardar la vida.

¿Exageración? En absoluto. La respuesta más cabal la expresan las más de un centenar de familias que han perdido un ser querido producto como consecuencia de esta irresponsabilidad del propietario del animal.

El lunes pasado, aproximadamente a las 19:30, una integrante del equipo profesional de la Unidad Penal N° 9 Granja El Potrero, regresaba en su Chevrolet Classic a la ciudad luego de la jornada laboral y sufrió un siniestro vial generado por un caballo suelto.

El hecho se registró cuando esta persona transitaba de Oeste a Este por la Ruta Nacional 136, y al salir de la última curva a la altura de la llamada “bajada” de La Cuchimarra, poco antes del ingreso por Magnasco, de repente se le apareció de Sur a Norte una sombra que se fue agigantando a medida que se acercaba al automóvil, saltó por encima de la parte delantera del rodado e impactó en el parabrisas y en el lado derecho del capot: cuando la conductora reaccionó se dio cuenta que había sido un caballo.

Esta persona recordó en diálogo telefónico con EL ARGENTINO que, ante la inminencia del impacto, atinó a afirmarse sobre el volante y seguir manejando; pero no tuvo tiempo de evitar nada.

Luego la escena que primero da alivio: darse cuenta que está ilesa, que por suerte esa vez viajaba sola y sin acompañante en el asiento delantero derecho; y luego la escena del escalofrío: que pudo haber perdido la vida, percibirse en medio de los vidrios estallados del parabrisas y comenzar a sentir una molestia inusual en el ojo derecho.

Por suerte a pocos metros se encuentra la cabina de control sanitario, que la asistieron de inmediato, coordinando la llegada de una ambulancia para trasladarla hasta el hospital Centenario y colaborar en esos momentos de nerviosismos y angustias.

Una vez en el hospital experimentar el segundo milagro: el médico que la atendió le explicó que esquirlas del parabrisas le había impactado en el lente de contacto que ella utiliza y eso permitió absorber el golpe, caso contrario se podría estar hablando de la pérdida de la visión.

El caballo que generó este siniestro vial murió en el acto producto del impacto. Por el momento, los esfuerzos de la Fiscalía a cargo de Natalia Bartolo son infructuosos para dar con su propietario, a pesar del concurso para ese objetivo en que colabora personal del Sensa y de la Brigada de Abigeato de la jurisdicción. A pesar de que el equino tiene una marca visible, su propietario es un misterio y que aparezca parece que demandará un tercer milagro.

Mientras tanto, mientras se leen estas líneas, los animales sueltos en esa zona siguen siendo parte de un paisaje del que nadie se quiere hacer cargo.

Alguna vez –en 2011- el entonces diputado provincial Jaime Benedetti intentó regular el control de animales sueltos en las rutas. Fue a través de la Comisión de Legislación General de la Cámara de Diputados, pero todo quedó en una buena voluntad, pero sin capacidad de resolución.

Las intenciones de Jaime Benedetti eran las mejores: regular las responsabilidades y contribuir a la reducción o eliminación de siniestros de tránsito como consecuencia de la existencia de los animales sueltos.

La idea era brindarle una serie de herramientas al Estado para que vigile y sancione el incumplimiento del deber de propietarios y arrendatarios y, a su vez, establecer la responsabilidad patrimonial subsidiaria del Estado por la “falta de servicio” cuando se produzcan accidentes de estas características.

Mientras tanto, muchas familias siguen perdiendo seres queridos por esta situación; otros debieron apelar al milagro para salvar la propia como el caso de referencia y los legisladores siguen más preocupados en cómo aparecen en la pantalla de Zoom que en dedicarse al interés general de la población.

En el próximo siniestro vial provocado por animales sueltos, hablaremos tal vez de muertos, de personas lesionadas o de milagros; y se dará cuenta de la ausencia de los responsables de los animales sueltos y de un Estado que sigue dejando huérfanos de defensa a sus ciudadanos. Y como en casi todos estos casos, enormes esfuerzos de policías y otros servidores públicos, de tiempos y recursos económicos para intentar dar con el propietario del animal, que casi nunca se determina quién es.

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