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La memoria compartida se cuenta con el corazón: “La comunicación en tiempos de…”
Por Amalia Doello Verme (*) EL ARGENTINO
Finalmente mi esposo y yo tenemos en nuestras manos un celular.
Debimos aprender a enviar un mensaje, no fue fácil para nuestros hijos ser los encargados de darnos las lecciones de wsp/face, etc., pero orgullosamente podemos decir que fueron los mejores maestros ¡¡ si hasta hacemos video llamadas!! ¡¡Qué maravilla!! Ya no somos analfabetos… y tenemos la lista de contactos…
Hay parrilla… ¿Quién se suma? Y adjunto foto para testimoniar el convite…
Rememorando nuestra juventud y mientras las chispas nos divertían les conté:
Mi hermano mayor hizo el servicio militar en el Regimiento III de Caballería en Gchú. Por su condición de local, le daban permiso para venir a casa los viernes a las 14hs hasta el domingo a las 19hs.
Recorría los 15 km para llegar a casa con su uniforme de soldado, besos y abrazos para todos y a contar las novedades de la semana.
Luego, a armar el plan para el finde…
Viernes: salida con amigos
Sábado: baile o cine.
Por ser el mayor él llevaba a mis dos hermanos a Independiente, a Central o a Defensores según donde hubiera “milonga”.
Pero el punto aquí es que Carlos se paraba en el medio del patio y silbaba y si se demoraba la respuesta insistía hasta que el “negro La palma” que vivía casa de por medio respondía con otro silbido y así sumaban otro y otro hasta que todos quedaban “notificados” de la salida. Increíble ¿verdad? Pero real.
Otra cosa era la comunicación cuerpo a cuerpo…al lado de casa vivía a familia Fabre, el hijo mayor José que tenía 18 años, esperaba la frase mágica; pedile permiso a tu papa para ir al cine.
Al rato llegaba don Fabre a verificar que fuera Carlos el que lo llevaría y le daba el dinero para la entrada.
Otra cosa era la interpretación de las noticias en los medios de comunicación…Sucedió que el sábado que irían al cine a la función de trasnoche de 24 a 2; solo era para mayores de 18 años.
La programación que estaba publicada decía: “La noche de las narices frías” ¡Estreno!” Garantizado el terror, solo para mayores de 18 años.
Y se fueron contentos a disfrutar del género envalentonados porque iban con Carlos (el soldado valiente).
El Cine Teatro Gualeguaychú estaba repleto de “fans” del terror que esperaban el estreno.
Se apagaron las luces y comenzó una música poco consistente con el género, pero quizás fuera parte de la presentación.
Un gran castillo con fuegos artificiales siguió confundiendo al público que comenzó a murmurar y a silbar.
Hasta las 2 vieron: “Los 101 Dálmatas, “La noche de las narices frías”, solo era para mayores de 18 años.
(*) Amalia Doello Verme decidió en esta pandemia traer e la memoria “muchas de las historias vividas, y me pareció que sería bueno compartirlas con los vecinos que fueron protagonistas de estos relatos”, sostiene la autora y agrega: “Mi intención es sacarles una sonrisa y hacerlos viajar en el tiempo para revivir de alguna manera momentos dramáticos y otros humorísticos”.