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Garrafas y verduras, el comedor “La Victoria” necesita donaciones

Garrafas y verduras, el comedor  “La Victoria” necesita donaciones

El comedor de zona norte está pasando por un momento difícil por la falta de donaciones. Actualmente alimentan a 100 familias del barrio, pero en sus comienzos el número era menor.


En diálogo con EL ARGENTINO, Guadalupe Hait y Víctor Hugo Odriozola, coordinadores del comedor, contaron sobre sus comienzos: “Empezamos en febrero del 2019 haciendo una olla de 50 litros para 40 gurises del barrio, los sábados”.

El espacio comenzó como un grupo familiar, “en su momento nos dividimos para comprar lo que necesitábamos”, expresó Hait. “Venían 40 familias a comer y con el tiempo se fueron sumando”, agregó Odriozola.

“Cuando vino más gente empezamos a pedir donaciones porque se nos complicó, a pesar de que en ese momento el municipio ayudó un poco”, recordó el último. “A veces nos quedábamos sin comida y teníamos que volver a hacer. Ahora tenemos que reponer pero necesitamos hacer un stock”.

Ambos hicieron hincapié en la falta de ayuda por parte del  municipio: “Ahora la municipalidad nos sacó lo que nos daban”.

Sumaron, además, que la bolsa alimentaria que entregan desde municipalidad tampoco alcanza: “La bolsa común trae una unidad de fideos, arroz, leche, lentejas, puré de tomate, azúcar y zucoa. Y la reforzada trae el doble”, comentaron haciendo referencia al paquete de alimentos semanal pensado para una familia tipo de cuatro personas.

“Ponen muchas trabas para algo tan básico, y que es un derecho”, denunciaron. “Abrieron muchos comedores en la ciudad. A pesar de la pandemia nosotros continuamos porque la necesidad de la gente no se ha ido, pero no recibimos otro tipo de ayuda”.

“Un vecino ayuda, compra el gas, pero andamos mangueando. Usamos de seis a siete garrafas al mes para hacer la olla de 100 y 75 litros, y la municipalidad antes nos daba solamente una”, expresó Odriozola.

“La gente es la que ahora está aportando todo porque el municipio desde que empezó la pandemia nos cortó los víveres, no nos dan nada. Ni siquiera las bolsas alimentarias”, reafirmó Hait.

Además, Odriozola referenció el difícil momento que vivió en septiembre con el fallecimiento de su hijo. “En septiembre mi hijo tuvo leucemia y viajamos a Paraná por el tratamiento”, declaró. Su familia, que quedó a cargo del comedor en ese momento, se las arreglaba para conseguir el gas; pero cuando su hijo falleció, pensaron en cerrar las puertas del comedor. “La gente nos necesitaba. Siempre vienen y nos dicen que los tres días que le damos la comida más la merienda a ellos los alivia un montón porque no tienen plata”, expresó.

“Acá la mayoría de la gente trabaja de changas y con esos días resolvemos el problema. Damos 16 viandas por persona al mes, y podemos hacer eso gracias a la ayuda de los ciudadanos”.

 

Pandemia

 

La situación actual provocó que el número de personas que asisten al lugar ascendiera, dada la falta de empleo. “La gente sabe que nosotros queremos ayudarlos dándoles comida pero se nos complica mucho con la pandemia”, expresó Odriozola. “De 50 familias pasamos a 100”.

“Nos donaron una olla de cien litros y comenzamos a usar las dos. En ese momento llegamos a dar 460 porciones”, informaron.

Por su parte, Hait compartió: “Veníamos cocinando lunes, miércoles y sábados, y los domingos dábamos merienda, pero como se nos empezó a complicar por la falta de donaciones, decidimos restar un día a partir de la semana que viene. Vamos a hacer cena lunes y miércoles, y los sábados merienda”.

“Actualmente la gente viene y se lleva las viandas”, comentaron. El comedor está completamente aislado. “Desinfectamos todo con alcohol, y trabajamos con barbijo y guantes. Realmente no tenemos mucho contacto con la gente”.

El comedor está protegido con un nylon en la puerta: “La gente trae sus recipientes y los desinfectamos, ahí recién colocamos la comida. La persona que está en la puerta encargándose de eso usa guantes y máscara siempre”.

Sumaron además la preocupación por la difícil situación económica que transita la gente del barrio: “La mayoría se ha quedado sin trabajo, nos dicen que no tienen para comer, que lo que le damos es la ayuda que ellos tienen”. Y sumaron: “Si nosotros quitamos un día no nos hace nada, pero ellos se quedan sin ese alimento”.

 

Donaciones

 

Al principio de la lista de las donaciones que más necesitan están el gas y las verduras. “Lo principal es el gas y las verduras. Ahora que viene el calor no podemos dar guiso. Entonces hacemos una salsa liviana”.

“Lo que nosotros más necesitamos es verdura: cebolla, papa, calabaza o lo que puedan donar, aunque sea un poco todo ayuda”, comentó Odriozola. “La gente se va contenta. Vienen y nos dicen que la comida es riquísima, nosotros nos tomamos el tiempo para que salga bien, venimos temprano. Los domingos estamos todo el día, desde las 12:00 hasta las 19:00”.

 

Planes a futuro

 

El comedor, que está ubicado en calle Soldado Mosto 421, es parte de la casa de Víctor Hugo Odriozola y tienen la esperanza de continuar agrandando el lugar: “Tengo un espacio de cuatro metros y medio por ocho de largo, después de que pase la pandemia quiero acondicionarlo para poder usarlo”. El lugar del que Odriozola habla, cuenta con un sanitario, y una parrilla y bacha que construyó a partir de donaciones. 

“Teníamos planeado hacer el comedor ahí e integrar talleres”, sumó Hait para finalizar. “Queremos hacer los talleres para despejar a los chicos de las drogas, y también equipos de fútbol. Sumar cosas para que salgan un poco de ese ambiente”.

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