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Diario El Argentinoviernes 29 de marzo de 2024
Opinión

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Don mercado, el conciliador

Don mercado,  el conciliador

   


Por  Luis Alberto Dalcol

 

La convicción pretende arroparse de razón. Es perversa y fastidia a las  posiciones distantes. Mas las posturas apartadas siempre existieron y existirán; y enriquecen, tanto para la adhesión como para el rechazo.

Nuestra historia política se inicia  con realistas y patriotas. La siguen  unitarios y federales; después, muchos versus más. La lista es larga y continúa. En fútbol son un clásico. Desde triperos y pincharratas hasta canallas y leprosos.

 

Entre bandos

 

De igual forma, don mercado, se encontró con  bandos bien opuestos. La principal contienda se produjo entre los bravos ofertantes y  los osados demandantes. Los primeros querían vender poca cantidad y al mayor precio. La contra, aspiraba a comprar mucho y a pagar poco; tener  el menor costo posible. Era una batahola infernal. Don mercado se vio obligado a  reparar el escándalo.

Pensó y repensó.  Reunió a las partes y les expresó: “si no se ponen de acuerdo pierden todos, porque  no van a poder operar y tendrán que cerrar sus negocios”. Luego siguió:  “les propongo una conciliación que se basa en establecer un orden  mínimo que induzca a una conducta que los lleve a  la armonía”.

 

El arranque perfecto

 

La base óptima  que les  planteó se resume en tres  líneas: 1) Definan con precisión el bien o el servicio que quieren negociar;  onverjan muchos  operadores de cada lado, para que ninguno  - en forma individual o asociada - pueda  influir en las condiciones de la operación; y 3) Respeten  la libertad de entrar o de salir de las negociaciones, en todo momento y de cualquier operador.

Así, los que compran pondrán sus condiciones y los que vendan las suyas, y cuando ambas coincidan se hará la operación.  Si ocurre alguna inconducta o desvío, traten de arreglarlo entre Uds. respetando lo convenido y si continuasen los excesos allí sí, “ ….esperen que don Estado, con la justicia,  arregle el desperfecto”. “A Don Estado no lo entretengan mucho porque tiene que continuar con otras  funciones esenciales”, agregó. “Si no cumplen las normas me difamarán y  me motearán de “mono”. Pensé  ¿Será una vaga ironía  por monopolio o monopsonio?

Las partes aceptaron. En la mayoría de los lugares lo adoptaron y - con algunas fallas - subsisten en las principales y más prosperas comunidades  del mundo.   “Hasta la fecha no he observado otra experiencia superadora”, continuó; y agregó “No es sencillo, se trata de diligencias humanas, tan impredecibles como interesadas”.

 

Reconocimiento  y jactancia

 

Aunque no estemos en tiempos (o  tierras) de meritorios, se sinceró: “a mí me reconocen por haber solucionado una grieta: haber reunido a la oferta y a la demanda, ¡ y eso no es poco!” remató. Orgulloso, casi no saludó e inició su salida con inusual decisión y petulancia. No dejó descubrir su destino.

 

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