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Diario El Argentinojueves 18 de abril de 2024
Colaboraciones

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A 503 años de la Reforma Protestante

A 503 años de la Reforma Protestante

    


Por Waldemar Oscar von Hof (*)

 

El 31 de octubre pasado celebramos los evangélicos los 503 años de la gesta de la reforma iniciada por el monje agustiniano Martín Lutero.

En nuestra provincia, como en Misiones y en la ciudad de San Carlos de Bariloche fue declarado feriado para las personas evangélicas. Este feriado lo inició en el año 2010 el municipio de General Ramírez y luego fue declarado a nivel provincial en el año 2013 como “Día de la Reforma Protestante” feriado provincial bajo la Ley número 10.224. Este día es no laborable para los agentes de los tres Poderes del Estado provincial y sus entes descentralizados que profesen los cultos protestante y evangélico. Los alumnos que practican estas confesiones de las escuelas primarias y secundarias podrán no concurrir a clases en dicha fecha. La iniciativa la llevó adelante el diputado radical Jorge Monge (UCR-Diamante) y recibió la promulgación el 2 de julio de 2013.

Demos una mirada a nuestra historia. En 1517 el joven monje, recién doctorado en teología, clavó en la puerta del templo de la ciudad de Wittemberg, Alemania, 95 tesis que debían servir de controversias para rediscutir las doctrinas de la iglesia católica basándose en las sagradas escrituras. En ellas criticaba la venta de indulgencias, los abusos de poder de la jerarquía eclesiásticas y la vida licenciosa que llevaba adelante el clero, monjes y monjas. Por la rápida difusión, aprovechando el reciente invento de la imprenta, encontró el apoyo de académicos y políticos, pero sobre todo de las personas del pueblo, quienes sufrían las consecuencias.  Su prédica estaba basada en la carta del apóstol Pablo a los Romanos 1:16 y 17 donde afirmaba que “porque no me avergüenzo del mensaje del evangelio porque es poder de Dios para que todos los que creen alcancen la salvación, (…). Pues este mensaje nos muestra de que manera Dios nos libra de culpa: es por fe y solamente por fe”, echando por tierra la religiosidad operada a partir de obras y ofrendas. El movimiento se expandió por el país alemán y luego por varios países de Europa generando controversias y no fuertes luchas y batallas. Una de las consecuencias inmediatas fue el movimiento de los campesinos, que siguiendo a Tomás Müntzer, se consideraron con derechos a usurpar granjas, iglesias y monasterios para instaurar una comunidad cristiana donde reinara la igualdad y la propiedad común. Este movimiento fue duramente reprimido prevaleciendo la presencia del estado en la distribución de las tierras y el derecho a la propiedad. Toda esta controversia desencadenó en la consideración de las personas como sujetos de derechos y de obligaciones, en un estado presente con responsabilidades en la educación, en la salud y en el mantenimiento de un orden.

Un nuevo concepto de ser humano, libre y aceptado ante Dios, pero responsable ante la sociedad y el mundo se desencadena en toda Europa. El Humanismo, a nivel filosófico toma fuerza y una nueva manera de hacer política se impone a partir de esta gesta. En apenas doscientos años, con la toma de la Bastilla que da lugar a la revolución francesa, el concepto de estado, determinado por la realeza, cambia a un estado llevado adelante por el pueblo. Se establece la democracia, que considero una de las formas de gobierno mejor logradas por el ser humano hasta ahora. Este sistema basado en los tres poderes está sostenido por personas del pueblo debidamente preparadas que asumen el cargo de gobernar transitoriamente. La consigna “educar al soberano” tiene aquí su razón de ser. Necesitamos un sistema educativo que nos eduque, y valga la redundancia para ser buenos gobernantes. Es el estado, a partir de esta concepción, que se enraíza precisamente en la reforma protestante, el que debe velar por la educación, por la salud, por el bienestar y los derechos del pueblo, para que este pueblo pueda sostener al estado.

La historia, y la reforma como parte de ella, es la raíz de la cual debemos abrevar para que las ramas de nuestro futuro puedan dar hojas y frutos. Un estado maduro, responsable y que se sabe generador de bienestar, se nutre de un pueblo que responde de las leyes y de los mandatos que el estado dispone. Solamente con la educación y el respeto entre nosotros y releyendo la historia una y otra vez, no volveremos a cometer los errores que ya se han cometido hace 503 años.

 

(*) Waldemar Oscar von Hof es pastor de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata.

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