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A pesar de la bajante, el río Paraná es ruta clave para el arribo de droga a Santa Fe

A pesar de la bajante, el río Paraná es ruta  clave para el arribo de droga a Santa Fe

El río Paraná, ese “mar oscuro”, como lo describía el poeta Juan L. Ortiz, esconde misterios profundos. En medio de la pandemia se consolidó y transformó, con controles más agudos en las rutas y los límites provinciales, en una vía para transportar estupefacientes, a pesar de las dificultades para navegar en algunos tramos a causa de la histórica bajante.


Esta semana Prefectura detuvo a siete personas que en la zona cercana a Las Toscas recibieron un cargamento de marihuana de ocho kilos proveniente de Corrientes, cuyo límite provincial, por el Paraná, está distante a unos 35 kilómetros de allí.

El operativo, que fue ordenado por el Juzgado Federal de Reconquista, a cargo de Aldo Alurralde, un magistrado que por la región en la que interviene ha puesto el ojo en la provincia de Corrientes en varias ocasiones como punto de suministro de estupefacientes que llegan desde Paraguay, fue realizado por Prefectura Naval en un despliegue que llevaron adelante con varias patrullas en distintos puntos del río Paraná y el arroyo Minelli, consignó el portal Aire de Santa Fe.

A las pocas horas de montar guardia en la zona de islas para atrapar a los narcotraficantes, los efectivos pudieron identificar a siete personas que se hallaban en las desembocaduras de los arroyos Pato Cuá y Minelli. Tres de ellas estaban a bordo de una embarcación, dos en una camioneta y otros dos actuaban como campana. Es uno de los primeros operativos que se llevan adelante en el río Paraná en Santa Fe en la nueva gestión a nivel nacional.

En los primeros días de este año las fuerzas de seguridad federales interceptaron cargamentos de más de siete toneladas de marihuana en operativos desarrollados en Misiones.

En uno de esos procedimientos fueron incautados 3.716 kilos de cannabis que eran transportados en un camión. Ese hallazgo derivó en una posterior incautación de otras dos toneladas de marihuana que, según sospechan los investigadores, pertenecerían a la misma organización criminal. El valor de las sustancias ilegales secuestradas supera los 500 millones de pesos, según confirmaron fuentes oficiales.

Personal de la Prefectura secuestró otros 1.757 kilos de marihuana en un operativo que se realizó en una zona cercana a Puerto Iguazú. Ese procedimiento se concretó cuando una patrulla de prefectos, que realizaban un rastrillaje a la vera del río Paraná, detectó varias bolsas ocultas entre la maleza. En los 70 paquetes se ocultaban los 1.757 kilos de marihuana.

 

Hidrovía la autopista del narco

 

La principal vía que une Santa Fe con Paraguay es la hidrovía de los ríos Paraná-Paraguay, que tiene escasos controles tanto del lado guaraní como del argentino. En el medio hay dificultades a nivel normativo para poder controlar las barcazas que traen soja desde las terminales portuarias paraguayas a los puertos santafesinos.

En septiembre de 2019, Prefectura Naval secuestró unos 300 kilos de marihuana que venían desde Asunción en el barco tanquero Don Juan, que amarró en una boya del lado entrerriano y en lanchas rápidas una banda de narcos paraguayos, llevaron el cargamento a Santa Rosa de Calchines, donde existía un centro de acopio de los estupefacientes.

La organización asentada en Santa Fe estaba conformada por ciudadanos paraguayos que tenían contactos con la provincia de Buenos Aires. La droga la bajaban en Santa Fe. A esta banda la empezó a investigar el fiscal Santiago Marquevich tras detectar a esta célula en el country Los Pingüinos de Merlo. La organización estaba liderada en la capital santafesina por los guaraníes Mauricio Bogado y Honocrio Curi Huespe, detenidos el jueves pasado.

La caída de Itatí, en Corrientes, en marzo de 2017, obligó a los narcos paraguayos, que son los productores del cannabis, a emprender otros canales más sofisticados para llegada de la droga a la Argentina.

Antes los cargamentos de marihuana cruzaban el Paraná desde Itá Corá, en Paraguay, a Itatí en canoas y lanchas que no tardaban más de 10 minutos en atravesar los dos mil metros que tiene el Paraná, que es la frontera líquida entre dos países. Pero la caída de la organización liderada por Federico Marín, alias Morenita, que funcionaba con un tejido de complicidades que incluía desde el intendente, al comisario, gendarmes y prefectos, e incluso el propio Juzgado Federal de Corrientes, obligó a los narcos paraguayos que proveen la demanda de estupefacientes de Argentina a realizar operaciones de tráfico de drogas sin intermediarios argentinos, y con una logística más sofisticada y costosa.

El reemplazo de los intermediarios argentinos por narcos paraguayos, que cubren toda la cadena del tráfico de estupefacientes, desde el cultivo al contrabando del cargamento de droga, enciende alarmas por la crisis de seguridad que atraviesa Paraguay, arrinconado por el poder de los grupos criminales brasileños como Comando Vermelho y Primer Comando Capital, que están en proceso de clara expansión, aunque aún no se han detectado células operativas en Argentina, donde se sospecha que sirve por ahora como “territorio propicio para el lavado de dinero” y también para la adquisición de armamento, como surge de las dos causas de tráfico de armas que lideraba Román Ragusa desde Buenos Aires y Rosario.

En junio de 2019 en una cárcel paraguaya se detectó una banda que traía droga a Santa Fe. La Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) de Paraguay secuestró en un campo en José Leandro Oviedo, Paraguay, a 40 kilómetros de Posadas, Misiones, 448 kilos de cocaína enterrados en una pista clandestina. Cerca de un hangar que pertenecía a un familiar de un diputado paraguayo incautaron siete avionetas.

El fiscal Hugo Volpe, quien encabezó la investigación, aseguró en una conferencia de prensa en Asunción que esta organización “utilizaba pistas clandestinas ubicadas en la zona sur de Paraguay y viajaban hasta Rosario, Santa Fe, y Montevideo”.

Entre los detenidos se encontraba el argentino Juan Carlos Balmaceda, quien era el contacto de la organización para introducir los cargamentos de cocaína que provenían de Bolivia en territorio argentino. El jefe de la organización era el ex arquero de Universal de Encarnación Víctor Hugo Gaona Burgos, de 43 años, quien actualmente está detenido en la cárcel de Encarnación, condenado a 18 años de prisión por tráfico de estupefacientes. Gaona Burgos comandaba la banda desde la prisión a través de sus familiares.

Lo que provocó mayor escándalo fue que las siete avionetas que se utilizarían para trasladar la cocaína a la Argentina, según señaló la fiscal Cáceres, fueron secuestradas en un hangar de la familia del diputado del Partido Colorado Freddy D'Ecclesiis.

 

Más nexos

 

En una investigación que llevó adelante el fiscal federal de Santa Fe, Walter Rodríguez, se detectó otro lazo con Paraguay a través del policía narco Adrián Celer, que comandaba una banda narcopolicial que mejicaneaba droga, haciendo allanamientos, a otros vendedores de droga, que probablemente eran protegidos por otra rama de la Fuerza de Seguridad.

En el celular que le secuestraron a Celer durante el robo a un búnker de droga en la capital provincial aparecieron los contactos con Jorge Luis Duarte, un santafesino afincado en Paraguay que sería proveedor de cocaína y marihuana de bandas santafesinas. Duarte fue herido en enero de 2018 cerca de Ciudad del Este por dos sicarios en moto. Antes de ser baleado, le prometió a Celer que podrían traer un cargamento grande a Santa Fe de unos mil kilos.

Paraguay dejó de ser un proveedor de marihuana, como era hasta hace diez años, para convertirse en un jugador de peso en la triangulación de cocaína producida en el Chapare, en Bolivia. Ese negocio es el que dominan los grupos brasileños de PCC y Comando Vermelho.

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