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Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
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De ser un lujo para pocos a convertirse en conquista social

De ser un lujo para pocos a  convertirse en conquista social

Para liberarse de las obligaciones y de la rutina. Para buscar descanso, salud o felicidad. Para celebrar el ocio, la cultura, la libertad. Las vacaciones, tras las conquistas sociales, forman parte de un digno vivir y son una tradición bien ganada en la Argentina, aunque la pandemia no de respiro.  


Tal vez viajar sea una forma de olvidarse de uno mismo. Armar una valija con una porción de nuestras cosas, partir hacia un lugar que será nuevo de una u otra forma, hallar un tiempo de ociosa felicidad. Las vacaciones cortan las amarras que sujetan al cuerpo al hacer productivo. Entonces, pueden parecerse a la auténtica libertad.

Adriano (76-138 D.C.) se hizo construir una villa en Tívoli, en las afueras de Roma, para “escapar” de la Ciudad Eterna, mientras los romanos se iban cada vez que podían de la capital del Imperio, hartos de la malaria y de otras enfermedades.

Lo mismo hacían las elites medievales para huir de las pestilentes ciudades europeas; los clérigos de distintas creencias en busca de un lugar apropiado para orar y recogerse; los aristócratas y artistas del Renacimiento en pos de viajes “turísticos” y “culturales”.

Si bien “tomar vacaciones” (del latín vacatio, que refiere al descanso de una actividad habitual) o “hacer turismo” son ideas modernas, desde hace por lo menos 2.000 años hombres y mujeres se las ingenian para romper las ataduras de la rutina y la repetición. Ya sea de en busca de descanso, salud o atribulada maravilla.

Con la llegada del Estado moderno las vacaciones comenzaron a incorporar más y más participantes, dejando de ser un privilegio de las elites de los siglos XIX y XX hasta convertir al turismo en el segundo sector de mayor crecimiento de la economía mundial del siglo XXI, solo detrás de la producción de manufacturas.

A pesar de que hoy bajo las sombrillas el bronceador compite con el alcohol en gel y de que se pasea por las serranías con tapabocas, “irse de vacaciones”, “hacerse una escapada” o simplemente “rajarse unos días algún lado” sigue siendo tan indispensable como la mejor vacuna.

 

Tiempos modernos

 

En el mundo moderno las vacaciones comenzaron siendo un privilegio de los ricos. Eran ellos quienes disponían del dinero para pagarlas. Podían transportarse a orillas de mar, a la campiña o allí donde el clima fuera más benigno para la salud o el esparcimiento.

Eso hacían, por ejemplo, los aristócratas y burgueses ingleses en el siglo XVIII, que viajaban hacia la Europa continental escapando al invierno gélido y húmedo de las islas británicas.

Los viajes comenzarán a ampliarse a partir de las primeras décadas del siglo XX, con el nuevo paradigma que operará el capitalismo, fundamentalmente occidental y urbano, respecto a los trabajadores.

La mano de obra debía ser cuidada para garantizar su vigencia y productividad. Los trabajadores alienados por la rutina y la repetición que Charles Chaplin inmortalizó en “Tiempos Modernos” fueron incorporados al consumo masivo. Se sancionaron leyes para protegerlos y surgió un tipo de Estado (el Estado de Bienestar) que además las hacían cumplir.

“Las vacaciones pagas en Argentina presentan antecedentes en la década del 30 con la sanción de la ley 11.723, a través de la cual se introdujeron medidas protectoras importantes para los trabajadores, aunque solamente alcanzaban a quienes se desempeñaban en el sector comercial”, recordó el abogado laboralista Juan Pablo Chiesa en una columna publicada en Télam.

El letrado recuerda que las vacaciones pagas para el conjunto de los trabajadores llegaron a través del Decreto 1740/45 del 23 de enero de 1945, cuando “la Secretaría de Trabajo y Previsión a cargo del coronel Perón establece el derecho a gozar de un período de vacaciones pagas a los trabajadores de todos los sectores”.

Las vacaciones pagas se convirtieron así en un derecho. Pocos años después serían incorporadas a la Constitución Nacional de 1949, sancionada durante el primer peronismo, y se mantendrían cuando esta fue derogada, a través del artículo 14 bis de la Carta Magna sancionada en 1957.

 

Un hecho social

 

Irse de vacaciones se transformó en un hecho social. A medida que el bienestar económico se redistribuía se incorporaban nuevos estractos de la sociedad a la posibilidad de un descanso anual.

Disponer de tiempo libre de las obligaciones laborales, al menos durante un período limitado, trasnformó la vida familiar y comunitaria. Con el paso de los años el turismo se convirtió en un actor económico fundamental en todo el mundo.

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