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La carrera hacia el 2021

 La carrera hacia el 2021

Tras un año de caída de la actividad, Argentina no debe desaprovechar un panorama internacional de relativa bonanza y cierta benevolencia del FMI


Por Federico Vacalebre

 

Terminando un año muy difícil, se oficializaron los datos pertenecientes al mes de octubre. El INDEC difundió los niveles de actividad económica de dicho mes, reflejando un incremento del 1,9% respecto del mes anterior en la medición desestacionalizada. Aunque si comparamos contra octubre de 2019, la caída fue de 7,4%. Por su parte, en el acumulado, tomando desde enero hasta octubre de 2020, la contracción fue 11,3%, con relación a 2019. En un año en el que es complejo y relativo identificar quiénes han sido los ganadores y quiénes los perdedores, el sector de intermediación financiera salió triunfante, con un incremento superior al 9% respecto del mismo mes del año anterior. Mientras que los más afectados, como era de esperarse, fueron los hoteles y restaurantes, con una contracción de 54%. Bastante más lejos quedo el sector del transporte y de las comunicaciones, cuya contracción estuvo en el orden del 20%.

Si seguimos mirando los últimos datos oficiales de consumo, ligados al mes de octubre, con los que terminamos en diciembre, vemos también una caída de 2,2% en términos constantes de las ventas de supermercados y un aumento de 4% para los autoservicios mayoristas. Eso nos lleva a dos conclusiones. La primera es que hay una mejora en las caídas observadas en los últimos dos meses. La segunda, una desaceleración en el crecimiento del consumo de productos del mercado mayorista. Al margen de esto, los shoppings siguen siendo los más afectados, con ventas caen hasta un 67% con respecto al mismo mes del año anterior.

Asimismo, también terminamos el año con datos oficiales pero que reflejan la realidad no al mes de octubre, sino al mes de noviembre. En cuanto al anteúltimo mes del año y con respecto a la balanza comercial, el resultado siguió una tendencia clara y volvió a achicarse hasta alcanzar un superávit de US$ 271 millones, mientras que el promedio del año se encontró por encima de los US$ 1.000 millones. Esto responde a la dinámica de sus dos componentes. El crecimiento interanual de las importaciones del 20,7% y la profundizaron de la caída de las exportaciones hasta un 25,6%. Con respecto, a este último componente, la mayor caída estuvo registrada en los productos primarios, que se exportaron la mitad que el año anterior. Por el lado del primer componente, las importaciones, todos los segmentos se mostraron al alza excepto el de combustibles y lubricantes.

También con respecto a noviembre, vimos al finalizar el año un aspecto positivo y significativo en términos fiscales, ya que este ítem será una de las grandes correcciones que el 2021 debería conllevar: el resultado fiscal demostró una significativa mejora con relación a los meses anteriores. El Sector Público Nacional (SPN) registró en noviembre un resultado primario deficitario de $ 58.693 millones, mientras que los ingresos crecieron al 36,7%. Lo recaudado correspondiente al SPN se incrementó en un 27% anual. Las erogaciones aumentaron solo 40,5%, registrando el menor guarismo del año, y el financiamiento del Tesoro Nacional a través de transferencias por parte del BCRA fue de $254.000 millones en diciembre. El Tesoro Nacional logró obtener un financiamiento extra cercano a los $386.730 millones durante 2020.

Si pensamos en nuestros países vecinos, Brasil tuvo un alza en el nivel de actividad económica del 0,9% mensual en el mes de octubre, con una inflación y un déficit fiscal menor al esperando, mejorando sus perspectivas. En ese contexto que refleja una leve esperanza, se decidió en nuestro país suspender temporariamente la registración de Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) para el maíz, cuya fecha de inicio de embarque sea anterior al 1° de marzo de 2021, con el objeto de que las 4,27 millones de toneladas disponibles se destinen al consumo interno.

Ahora bien ¿En qué mundo nos deja este 2020? Según el Banco Mundial se espera que la economía se expanda un 4% en 2021, aunque reconocen que es probable que la recuperación sea moderada y para cada caso, país o región será particular en función de las políticas que desplieguen. La misma fuente estipula que el crecimiento o rebote para América Latina y el Caribe girará en torno al 3,7%. Lo cierto es que, dados los acontecimientos y las políticas ultra expansivas de los bancos centrales, seguramente asistamos a un mundo mucho más complejo que el pronosticado con exceso de deudas y riesgos de default, un fuerte déficit de los sistemas jubilatorios, riesgo de deflación que llevaría a un estancamiento de la inversión, desempleo masivo y colapso de los commodities, devaluaciones que llevarán al proteccionismo y tendencias a la fragmentación, entre otras.

A nivel nacional, finalizamos el 2020 como muchas otras veces: las esperanzas de “una buena cosecha”, la perspectiva de mejores precios agrícolas en el mundo ha traído otra vez la expectativa de un “viento de popa” y el tan mentado “rebote” que presione sobre el ingreso de los trabajadores y, por ende, en el consumo masivo. No obstante, la Argentina deberá corregir desequilibrios macroeconómicos que arrastra desde hace años y que, en este 2020, se volvieron exponenciales. Lo cierto es que los desincentivos a la inversión por la política tributaria y efectos de la política cambiaria conforman un cóctel que puede atentar contra la “cosecha salvadora”.

Las amenazas contra el optimismo que llega desde las cotizaciones del mercado de commodities de Chicago, donde, por el clima, se pone dudas sobre si los volúmenes de producción de Argentina estarán en línea con las expectativas. Datos de la Bolsa de Comercio de Rosario marcaron una caída de tres millones de toneladas respecto de la expectativa original. El peligro oculto de la brecha podría ser otro desincentivo si se produjera otro incremento entre el tipo de cambio oficial y el dólar paralelo. Y los datos previos no dejan mucho espacio para el optimismo, ya que con los $2.000 millones de asistencia monetaria que el Tesoro recibió del Banco Central durante el año (incluyendo los más de $200.000 millones sólo en diciembre), resultará todo un desafío reabsorber el sobrante de pesos durante el verano y sacarle presión al mercado del dólar.

Sería más que deseable que Argentina no desaproveche un panorama internacional de relativa bonanza y cierta benevolencia del FMI, dado un contexto sin precedente que la fomenta. Ojalá esa sea la tónica de este 2021.

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