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Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
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La cultura del diálogo y la vigencia del interés general

La cultura del diálogo y la vigencia del interés general

En estos 110 años de vida periodística, “la defensa del interés general” ha sido la constante que ha caracterizado a esta casa.


EL ARGENTINO

 

Enseña el diccionario que el término “vigencia” es la “cualidad del que está en vigor”. El término permite nombrar a aquello que resulta actual o que tiene buen presente, es decir, que todavía cumple con sus funciones más allá del paso del tiempo.

El 6 de febrero de 1911, Nicolás Montana dio vida a EL ARGENTINO bajo la premisa (vigente, por ciento) que se sintetiza en la defensa del interés general.

En estos 110 años de vida periodística, “la defensa del interés general” ha sido la constante que ha caracterizado a esta casa.

El mundo ha cambiado. Cuando EL ARGENTINO nació había países que hoy no existen y el concierto de las naciones cambió varias veces como consecuencia de hirientes realidades que incluyeron dos guerras mundiales y un incontable conflicto bélico de distinta magnitud, pero que siempre enluta la condición humana.

En estos 110 años de vida se contabilizaron en el país 37 presidentes con el actual, de las cuales trece fueron porque se quebró la Constitución Nacional, es decir, a través de golpe de Estado o de facto. Incluso había territorios nacionales que más tarde se convirtieron en provincias.

En Entre Ríos pasó otro tanto: hoy hay Departamentos que en 1911 no existían; y el propio Departamento Gualeguaychú fue reconfigurado territorialmente en su momento. Y, claro está, Gualeguaychú también ha sido transformada en materia urbanística y cuenta con infraestructura que hace un siglo atrás no hubiera sido posible acariciar.

Hay que tomar consciencia que hoy más que nunca se vive en una crisis de civilización en materia ambiental, económica, sanitaria, reflejada en una desigualdad social que también ofende a la condición humana.

La falta del ejercicio de la cultura del diálogo es una de sus causas principales. Por eso es necesario alimentar el diálogo entre la cultura y la naturaleza; el diálogo por la paz que se deben las naciones; el diálogo generacional que deben tributar las familias y comprender que sin diálogo no hay derecho a un mañana mejor.

En estos 110 años de vida de EL ARGENTINO ha quedado claro que el registro del diario vivir de una comunidad como la de Gualeguaychú y su región de influencia, tiene asegurada la memoria de su trascendencia. Como se ha dicho en otras oportunidades: la existencia de EL ARGENTINO es una clara expresión que es posible derrotar al olvido y a la indiferencia.

Que una empresa privada llegue a 110 años de vida ininterrumpida, en un contexto de país y del mundo que no siempre ha sido favorable, habla a las claras de un compromiso con la comunidad de la que se forma parte. Por eso en estos tiempos de celebración, una de las líneas rectoras de quienes conducen y hacen EL ARGENTINO, es la de abrevar en la cultura del agradecimiento.

Agradecer a la comunidad de lectores, a los anunciantes, a los proveedores y a esa red que permite que EL ARGENTINO sea parte de la mesa familiar de todos los días.

Compromiso, respeto, amor, la defensa del interés general, la pluralidad, el debate, son parte del capital intangible que permite asumir con entusiasmo y seriedad los desafíos que toda época presenta.

No es secreto para nadie que la industria periodística vive constantes modificaciones, alentadas por una tecnología que no deja de sorprender; por una red -como internet- que amplía a límites inimaginables la comunidad de lectores; y que ha generado una revolución cultural, política, económica y social en las ciencias de las comunicaciones.

Del mismo modo, hay otras cuestiones que no han cambiado: el periodismo (lamentablemente) es una profesión de riesgo, porque muchas veces el poder en todas sus expresiones y en todos sus campos de actuación, no soporta que la verdad de la realidad sea compartida.

Enseña la Biblia que “sólo la verdad nos hará libre”. EL ARGENTINO lo sabe muy bien desde su día fundacional. Por eso transita estos 110 años sabiendo lo que hay que mejorar y afianzando las huellas de aquellos que en su momento emprendieron este maravilloso tránsito de diálogo entre los lectores y la comunidad en general.

En esta oportunidad se ha decidido registrar los 110 años de EL ARGENTINO a lo largo de todo el año con distintas publicaciones, porque celebrar y recordar es una necesidad imperiosa de la propia vigencia que ha caracterizado a estas páginas.

Las distintas conducciones a nivel de dirección, la mesa de redacción en sus distintas épocas, los equipos de administración e imprenta y la red de canillitas, entre otros, son parte de esta empresa que el 6 de febrero de 1911 abrazó el sueño colectivo de tener un lugar para resguardar la memoria de la comunidad. Desde entonces, asumiendo los desafíos de renovación y actualización que cada época exige, EL ARGENTINO es reconocido por su vigencia, pero también por su compromiso con una comunidad que sabe que no hay “proximidad” sin “projimidad”.

La tecnología informática nos hace reconocer que un mundo que siempre se presenta como ancho y ajeno puede ser en determinados momentos, un mundo próximo. Y es el reconocimiento del “prójimo” el que nos permite percibir que el mundo también puede ser vivido como una casa en común.

Para el caso de EL ARGENTINO, ese camino se transita enarbolando el lema fundacional de esta casa: “En defensa del interés general”. He ahí el compromiso irrenunciable de un medio periodístico que es guiado por principios permanentes y no por meros intereses circunstanciales.

La prudencia como una virtud ha sido otra marca distintiva de EL ARGENTINO. En estos 110 años de vida, en un ámbito donde los poderosos quedan expuestos, jamás en todos estos años de diaria tarea, EL ARGENTINO tuvo una condena por calumnias o injurias. Esa marca nos distingue y es la base de la confianza que se establece –a manera de diálogo- con la comunidad de lectores.

El debate permanente, el intercambio de ideas, la circulación del pensamiento y la palabra fueron, son y seguirán siendo una constante en nuestras páginas. Saber que el disenso es tan necesario como saludable para hacer de la pluralidad y la diversidad una oportunidad para la igualdad. El debate, la circulación de ideas derrota a la intolerancia, que siempre está atenta para abrazarse a la cultura autoritaria. Por eso las páginas de EL ARGENTINO hoy son fuentes de historiadores y de quienes quieren aprender del pasado en común. Por eso, además de un medio periodístico, EL ARGENTINO es considerado un formidable vehículo de cultura.

Así se comprende de manera más integral los muchos motivos para celebrar estos 110 años de vigencia. Del mismo modo, se comprenderá mejor por qué estamos preparados para asumir el tiempo “por venir” que siempre es un “porvenir”. La confianza la tenemos arraigada en los valores fundacionales que nos permiten ser vigorosos en un mundo de intensa proyección global, que a través de la tecnología hace que la inmediatez esté al alcance de todos en los innumerables soportes tecnológicos de la comunicación.

Pero, el milagro no está en la comunicación, sino en cómo se vive y se comparte la verdad de las convicciones. Se podrá tener la mejor computadora del mundo, pero sin los valores elogiosos de la vida, será un mero aparato y se sabe que eso es insuficiente para construir la confianza.

En cambio, EL ARGENTINO ofrece 110 años de un diálogo que cada vez es más fecundo, donde lo vivido por la comunidad se ha convertido en historia en nuestras páginas y esa memoria compartida acrecienta la necesidad de defender el interés general de la población.

Por eso, EL ARGENTINO sigue vigente: porque hay un lector que cada vez que transita por nuestras páginas, convoca al encuentro de las ideas. Y sabe que no está solo, porque EL ARGENTINO está a su lado para que sus inquietudes queden registradas y sean compartidas, en un diálogo tan permanente como indispensable. Estos 110 años de vida así lo confirman.

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