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Fin de semana largo del Carnaval: Rosado: “Trabajamos un 50 por ciento menos que el año pasado”
Para el empresario gastronómico durante el fin de semana extra largo “los restaurantes no tuvimos rentabilidad, pero nos sirvió para salir de las deudas”.
El empresario gastronómico local, Agustín Rosado, con 16 años de la actividad, evaluó el daño que le hizo al sector el no haberle permitido poder trabajar hasta las 2 de la mañana. “Mucha gente se quedó sin el servicio”, y agregó “es una pena que no nos hayan escuchado”, dijo.
El sector gastronómico local fue duramente golpeado por la cuarentena durante el 2020, y cuando logró reabrir la actividad durante la última primavera, las ventas muchas veces ni siquiera cubrían los gastos operativos.
Luego llegó el inicio de la temporada 2020/21 el 4 de diciembre, donde el sector que más empleo genera todo el año en la actividad turística, logró repuntar poco a poco, mientras se esperaba el fin de semana largo del Carnaval, esperanzado en alcanzar el punto de equilibrio en las finanzas del negocio, pero la negativa del COES local para extender hasta las 2 de la mañana las restricciones a los comercios, provocó una pérdida importante al sector y generó que el servicio bajara mucho en calidad de la atención a partir de las 23.
El miércoles pasado, la propia Asociación de Hoteleros y Gastronómicos de la ciudad expresó sus críticas a través de un comunicado de prensa en la que dijo: “fue una lástima que no se tuviera en cuenta la necesidad de extender el horario gastronómico por una hora, ya que muchos turistas se enojaron por el hecho de no haber podido comer, pues las cocinas estaban obligadas a cerrar a las 23:45.”
“Durante esta temporada veníamos con lo justo y con el fin de semana largo del Carnaval, pudimos levantar las deudas que teníamos y quedar en punto de equilibrio. Los restaurantes no tuvimos rentabilidad, todo esto nos sirvió para salir de las deudas. Durante el 2021 el que no se funda y logre quedar en pie se podrá reconocer como un afortunado”, explicó el empresario gastronómico Agustín Rosado con 16 años en la actividad.
“Para nosotros el fin de semana del Carnaval es como la final de la Copa del Mundo, lo esperamos todo el año, hay muchos gastronómicos que debían el aguinaldo y tenían deudas de servicios y de alquileres que en Costanera son muy altos, y creo que la gran mayoría de los locales que están en el polo gastronómico de la Costanera, podemos decir que por lo menos podremos encarar mejor el invierno.
Considero que nadie debe haber hecho una buena diferencia porque las ventas fue de un 50 por ciento menos a lo que fue el fin de semana largo del Carnaval de la temporada 2020”.
Al consultarle cuánto dinero perdieron los restaurantes al no haber logrado la extensión horaria a las 2 de la mañana, Rosado dijo que: “Si exceptuamos la temporada 2019-2020 en la cual repuntó mucho, nuestra ciudad viene golpeada desde hace años en cuanto a cantidad y calidad de turistas por haber hecho las cosas mal durante tiempo desde el sector público como también los privados. Al corregir algunos errores durante los dos últimos años, (previo al inicio de la pandemia) logramos un amesetamiento en la caída de visitantes y la caja de resonancia de la temporada que siempre fue el Carnaval también cambió mucho. Entonces si queremos poder recuperar al turismo tenemos que pensar en que no podemos hacer cosas que sigan enojando a los visitantes y consideramos que si (el COES) hubiera cedido una hora más las restricciones de la 1 de la mañana, más gente se hubiera ido mejor atendida.
Tuvimos casos de personas que llegaron sobre la hora y no pudieron cenar por el horario que tuvimos que implementar del cierre de la cocina que fue a las 23:45, y tras la experiencia podemos decir que con una hora más hubiéramos achicado el enojo de muchos turistas. Es una pena que no nos hayan escuchado”, se lamentó.
“Nosotros aparte de vender comida elaborado, también vendemos servicios y el turismo de la ciudad lo que necesita es que haya cada vez más servicios y puntualmente durante el fin de semana largo, después de las 23:30 lo que podíamos hacer era brindar un servicio a los tortazos. En mi restaurante tuvimos que sacar el postre y el café porque a las 23:45 la gente que se sentaba tenía que comer a los apurones, tenemos una demora de 20 minutos por plato y todos tienen que llegar al mismo tiempo a la mesa pese a que todos tienen distintos puntos de cocción.
A partir de las 23:30 la calidad del servicio se deterioró mucho, los turistas comenzaron a salir a cenar a partir de las 22 o 22:30 y a partir de ese momento la mesa solo se pudo rotar una vez.
“No podemos cuantificar las pérdidas económicas que tuvimos al no poder rotar las mesas por la restricción horaria, hubo mucha gente entre el viernes y el sábado que se quedó sin el servicio porque llegaban a las 23 o a las 12 de la noche a la ciudad y ya no lo podíamos atender”, indicó.
“Encima al no tener turismo joven, el mediodía no fue bueno para los restaurantes, porque las familias no tienen dinero para almorzar y cenar, cuatro personas necesitan entre 3 a 4 mil pesos para comer y por esa hora que nos negaron a la noche la sentimos mucho”, concretó.