Merendero La Gurisada: “La gente tiene hambre y la solución debe ser inmediata”, dijo Cáceres

El merendero funciona en la casa de Claudia en calle Roca 775, las necesidades van en aumento y a veces se quedan sin mercadería para poder cocinar. “No podemos hacer mucho pero si a un niño se le garantiza una buena alimentación y educación podrá ser una persona de bien en la vida”, remarcó.

 

Claudia María Cáceres, es madre de cuatro hijos, todos los días se levanta a las 5 de la mañana para ir a trabajar en una cooperativa que presta servicio en  Higiene Urbana, para la limpieza de los microbasurales en la ciudad.

Pese a lo duro de su trabajo, Claudia junto a su esposo Ricardo, se hacen tiempo todos los martes para preparar la merienda y la cena con la finalidad de ayudar en las grandes necesidades que padecen unas 40 familias en su barrio.

Para esto abrió las puertas de su casa en Roca 775, que desde hace 6 años atrás creó el Merendero La Gurisada, para darle una merienda a los hijos de las mujeres que hacían fútbol femenino en el barrio. 

“Nosotros comenzamos con el fútbol femenino, como una forma de encontrarnos entre las mujeres del barrio para pasar un momento agradable y apoyarnos entre nosotros”, contó Claudia a EL ARGENTINO.

“Como la mayoría de las chicas venían con sus hijos, nosotros preparábamos viandas o le dábamos la merienda mientras entrenábamos. Esto lo hicimos durante seis años, y al equipo de fútbol le habíamos puesto Las Zorras, pero después pasamos a llamarnos Juvenil del Norte. Luego llegó la pandemia y el grupo se disgregó.

Con el tiempo nos dimos cuenta que todas esas mujeres y niños quedaron totalmente desprotegidas y necesitaban ayuda y fue así que continuamos con el merendero la Gurisada.

El año pasado comenzamos a entregar la vianda los viernes, y la gente que venía a buscarla nos preguntaban si cocinábamos, nos preguntaban si teníamos mercadería. Ante la necesidad elevamos una nota al Municipio y comenzaron a mandarnos para preparar la merienda, 24 litros de leche, 1 kg de azúcar y chocolatada. Cuando comenzamos teníamos más de cien chicos, hoy tenemos 75 chicos, la cantidad varía de acuerdo a si la familia puede cobrar o no los planes sociales”, sostuvo.

El merendero funciona los martes por la tarde únicamente. Las viandas se entregan en la casa de Claudia, al igual que los módulos alimenticios que envía el municipio.

“Tenemos varias familias necesitadas entonces de toda la mercadería que nos donan le preparamos módulos a las personas que no le llegan los refuerzos alimentarios del Estado”, remarcó.

 

El camino de la solidaridad

 

Al consultarle por qué está haciendo esto, a pesar de todas las obligaciones familiares que tiene, Claudia expresó que: “Hace tiempo que veía que la gente en este barrio la estaba pasando muy mal, la mayoría de las personas no tiene trabajo fijo, muchas trabajaban de empleadas domésticas, pero como no hubo escuela presencial el año pasado no tenían con quien dejar a sus hijos. Otros son changarines o salen a cartonear.

Yo también crecí en un barrio humilde, pasé mi infancia en comedores y merenderos y una madre que tenía ocho chicos me rescató, hizo un lugar en su casa para mí, me dio cobijo y me enseñó muchas cosas, sobre todo educación y ahora devuelvo el amor que me dieron.

No podemos hacer mucho pero si a un niño se le garantiza una buena alimentación y educación podrá ser una persona de bien en la vida.

Es por eso que las puertas de mi casa siempre están abierta, la gente va y me pide comida, o me pide que le vea si sus hijos están bien en sus casas cuando salen a cartonear o simplemente van a charlar y contar lo que le está pasando. No soy psicóloga, pero siempre estoy dispuesta a escuchar, porque lo que más nos quitó la pandemia fue eso, la posibilidad de interactuar con otras personas.

Claudia tiene el apoyo de su marido Ricardo Martínez  y de Rubén Cheveste un amigo del matrimonio. Entre los tres comienzan a trabajar todos los martes desde las 15 para preparar la merienda que se da a las 17 y luego continúan con la elaboración de la cena, que se repartirá en vianda a partir de las 20.

“Nosotros no tenemos horario, a veces me llama una mamá a las 12 de la noche llorando porque no tiene nada para darle de comer a su hijo a la mañana siguiente”, resaltó.

-¿Dónde está el Estado, por qué la gente recurre al merendero habiendo centros asistenciales en toda la ciudad? (Se le consultó).

-Lo que sucede es que mi teléfono está disponible las 24 horas, y el centro de salud solo atiende de 7 a 15 de lunes a viernes y hay que sacar turno un día antes para que lo atiendan. La gente tiene hambre y la solución debe ser inmediata, a veces la mercadería que me donan para armar los bolsones no me alcanza para todos y cuando voy a decirle a la asistente social, me contesta que no podemos entregarte los bolsones a vos, sino al titular registrado, pero esa persona o familia tiene la necesidad en el momento y hay que resolverle el problema.     

El módulo alimentario que entrega el Municipio cuenta con un 1kg de harina, 1kg de arroz, 1 Kg de polenta, 1 Kg de azúcar, un puré de tomate, una caja de leche en polvo, una lata de lentejas, otra de arvejas y una lata de atún.

El bolsón alcanza para una semana y hay gente que lo recibe cada 15 días y los padres tienen que darle de comer a sus hijos todos los días. La realidad es que el bolsón ayuda pero no soluciona del todo la problemática que hay de la necesidad de la gente.

Lo que más me estresa son las situaciones como la que tuvimos que vivir el martes de la semana pasada, donde no teníamos nada para poder cocinar, llega la hora de retirar la comida, llegan los niños con el bols para retirar la vianda y tenemos que decirle que no hay. Muchas de esas familias no tienen garrafas en sus casas o no tienen para comprar gas, o no tiene cocina, en algunos casos lo hemos podido resolver, pero es una problemática”, concretó.   

 

Por donaciones

3446-408992 (Claudia)

O dirigirse a Roca 775