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Colaboraciones

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El Turf de duelo

El Turf de duelo

Amalia Doello Verme (*)


Permítaseme en esta columna y a pedido de algunos de los profesionales del turf rendir homenaje a quién le diera tantos momentos de recreación y alegría al primitivo Barrio Hipódromo.

El 7 de mayo 2021 nos dejó Carlos Alberto López “Carlitos”, hijo de Carmelo López y de Carmen Guerin, un cuidador y compositor como se los llamaba hace muchos años, creo que era el menor de los varones de una familia numerosa. Sus hermanos Carmelo, Erasmo, Juan Ángel, Ramón, Eliseo, Agustín, Félix, Chiquín y Edmundo; sus hermanas Dora Esther, Elda María, Carmen Dolores y María del Carmen. Casi todos ligados a la actividad hípica, cuidadores y jockeys.

Carlitos tanto en su profesión de jockey, como en la de cuidador, se destacó por la conducción y un gran espíritu siempre en todas las carreras que le toco disfrutar o en las puestas a punto de un ejemplar logrando grandes triunfos.

Vale recordar que Carlitos fue el que como a “Nanino” fue en su debut el mejor caballo de toda la historia hípica de Gualeguaychú y que estaba al cuidado de don Luis María Moussou.

Esto que menciono es solamente en mérito de su profesión. Pero, también recuerdo al Carlitos amigo, muy estimado de mi hermano mayor Carlos, los cuales compartían una envidiable amistad llena de proyectos, salidas, y encuentros.

Cabe destacar la mucha responsabilidad al momento de tener algún “compromiso” de monta para el domingo, ya que se debía estar en peso y mentalizado para correr, tanto los cuidadores como los patrones eran muy exigentes, no se tenía que regalar ni un gramo.

También tengo recuerdos de Carlitos con su sentido del humor, era de hacer bromas y disfrutar alguna maldad, entre ellas cuando le pego un chirlo a Héctor Doello con el látigo de correr.

Héctor era el que le lustraba las botas con alcohol y luego betún para sacarle brillo con una franela, se tenía que “ver en el brillo de las botas”.

Un domingo, Héctor estaba subido en el tapial de mi casa de Constitución al 600, cuando Carlitos desde la pista grito “Vayan pelando las gallinas” (relato que ya he publicado).

Casado con “Titina” Gutiérrez, maestra de profesión, Carlitos abandonó la actividad hípica y se trasladó a Gaimán. Allí tuvieron tres hijos. Una vez jubilados regresaron a su ciudad natal, reiniciándose en el amor y la pasión de su vida: “los caballos de carrera”, ya junto a uno de sus hijos –Irineo-, el que continua con el legado de su padre Carlitos.

En la década del ‘60 al ‘70 Carlitos era parte de una gran camada de jockey entre ellos: Alejandro “Mota” Bullay, José Basaldúa, Raúl “Berico” Zabalet, “Ratón” Vela, Pelayo Larrea, “Tico” Larrea, José “Pepe” Amarillo, Félix López, “Bicho” Benedetti, “La Coneja” Acosta y Pablo Capurro, entre otros.

A lo mejor me olvido de alguno, pero la gente del turf los recordara.

Simplemente quise rendirle un pequeño y merecido homenaje a uno de los que hizo grande a nuestra pasión por las carreras de caballos y nos dejó un legado de amistad.

Por eso, en nombre de mi familia toda, abrazamos con todo el corazón a “Titina” y a sus hijos: Irineo, Lino, Silvia y familias en este triste momento.

Carlitos nos dejaste físicamente por esa ley de Dios, lo más fuerte fue que tu paso por la vida no fue en vano, tuviste una hermosa familia, amaste a una buena mujer, tuviste hijos y por sobre todas las cosas fuiste un gran ser humano y un señor profesional.

 

Aclaración: para este escrito se contó con la colaboración de Héctor y Carlos Doello.

 

 (*) Amalia Doello Verme decidió en esta pandemia traer e la memoria “muchas de las historias vividas, y me pareció que sería bueno compartirlas con los vecinos que fueron protagonistas de estos relatos”, sostiene la autora y agrega: “Mi intención es sacarles una sonrisa y hacerlos viajar en el tiempo para revivir de alguna manera momentos dramáticos y otros humorísticos”.

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