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Diario El Argentinoviernes 29 de marzo de 2024
Colaboraciones

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Las celebraciones “nos hacen falta”

Las celebraciones “nos hacen falta”

     


Por Waldemar Oscar von Hof (*)

Especial para EL ARGENTINO

 

A los hechos me remito… decía un amigo mío, y yo quiero compartir un hecho que me hizo descubrir la necesidad y la falta de las celebraciones religiosas entre nosotros. Situación: Un sepelio de una persona fallecida por Covid. La hija de esta persona mayor, que hace muchos años que no viene a la iglesia y que incluso se consideraba agnóstica, me ha pedido por favor estar como pastor presente en la inhumación.

-Pastor, cualquiera de nosotros nos quedamos afuera si hiciera falta, pero necesitamos su presencia y la palabra de Dios en este momento.

Por gestiones y por consideraciones como ministro religioso, con los protocolos que ya están, entretanto, bien instalados, pude acompañar el triste momento.

Una y otra vez, enviando los mensajes, tanto en audios como en videos, que pretenden suplir la ausencia de encuentro y celebraciones, personas de distintas edades me escriben e incluso me llaman, comentando la falta que les hace el encuentro celebrativo en los templos.

-Aunque sean celebraciones cortas y seamos unos poquititos, nos hacen falta –afirman-.

En el año 2020 a partir de las disposiciones gubernamentales hemos apoyado, acompañado y acatado las restricciones impuestas. Nuestros templos permanecieron cerrados hasta las fiestas de fin de año donde lentamente se fueron habilitando algunos encuentros con pocas personas en los templos. En este año hemos tenido acotaciones en los encuentros con aforos entre 30 y 50 por ciento de los lugares de celebración que han sido respetados por todas las iglesias y las comunidades.

Hoy nos encontramos nuevamente con restricciones severas en las celebraciones religiosas. Es verdad que los casos han aumentado a partir de la llegada de los primeros fríos a nuestra región. Los argumentos son, de que las reuniones y la circulación son causas de contagios. Pero a mi me faltan las constataciones científicas para el caso. ¿Diez alumnos distanciados en un aula, ventilado y aireado con una docente enmascarada y utilizando alcohol, contagia? ¿Los padres conservando las distancias, al traer a los niños y retirándose en perfecto distanciamiento, contagian? ¿Los fieles reunidos en un espacio que es ocupado hasta un 30 %, y que mantienen puestos sus tapabocas, tienen el alcohol a disposición y mantienen las distancias, contagian? En el documento “Una Necesidad Vital” de la Conferencia Episcopal Argentina, compartido por el obispo Zordán, se afirma: “A los fines de cumplir con lo dispuesto en este tiempo de pandemia, la Iglesia ha adoptado todas las normas que eviten la difusión del Covid. En nuestras comunidades, vimos cómo se han ido perfeccionado los protocolos, los cuidados y sobre todo el sentido de responsabilidad social de ministros”.

“Creemos que el respeto de esta sensibilidad religiosa no puede quedar librado a respuestas arbitrarias de las autoridades o a decisiones fundadas en la opinión personal de un funcionario. Por eso, a partir de la experiencia satisfactoria de tantos barrios, ciudades y provincias, solicitamos a las autoridades se adopten aquellas normas razonables que posibiliten la realización de celebraciones durante estos tiempos de bajas temperaturas, dentro de los templos, con la previsión de aforos en la proporción adecuada a sus espacios físicos”.

Urge tomarnos en serio el estudio de impacto y las consecuencias de estas disposiciones de aislamiento, pero también urge hacer un estudio y un análisis pormenorizado de cuáles y cómo son las situaciones que producen contagio. Solamente con estas verdades y dialogando abierta y eficazmente podemos concientizarnos de las necesidades y por lo tanto cumplir las restricciones y/o medidas a tomar.

La iglesia desde sus inicios supo de la necesidad de las reuniones, de las celebraciones y del acompañamiento mutuo, en las penurias de sus fieles, cuando el libro de los hechos (2:42) afirma: “Y eran fieles en conservar la enseñanza de los apóstoles, en compartir lo que tenían, en reunirse para partir el pan y en la oración”.

Sabemos que la única forma de salir adelante como comunidad, y haciendo un aporte a la sociedad toda, es reuniéndonos, celebrando y acompañándonos, con los cuidados necesarios, en este momento tan difícil.

 

(*) Waldemar Oscar von Hof es pastor de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata.

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