No todos los propietarios de negocios son emprendedores

Por Solange Vallenari (*)

Soy un emprendedor’. Muchos lo han gritado desde los tejados, pero ¿Saben todos realmente lo que significa? 

Tengo años siendo profesora de una materia llamada Espíritu Emprendedor y el cambio que se ha dado en el uso de la palabra Emprendedor es notable. En la década de los 90´s se definia  como  emprendedor de éxito a quien se lanzaba al mercado ofreciendo un producto nuevo o novedoso que podía terminar en éxito o fracaso. Sin embargo hoy el termino emprendedor es visto como algo completamente diferente, ahora ser comerciante ya no es sinónimo de emprendedor; vamos con un  ejemplo, mucha gente se autodenomina emprendedora cuando abre un negocio más en el mercado saturado de lo mismo, es decir si hay 100 boutiques en la ciudad y yo abro la 101 no necesariamente soy un emprendedor sino más bien un comerciante.

Mejor aun con el auge que ha tenido Internet el abrir “mi blog” y vender publicidad también se ha catalogado como ser emprendedor, y nuevamente nos referimos a un comerciante.

Si nos fijamos en la definición de Merriam-Webster, el punto clave de la definición es: “… riesgo”. Hasta cierto punto, todos los dueños de negocios asumen riesgos, pero el emprendedor es un adicto al riesgo, alguien a quien vemos asumiendo tantos riesgos a un nivel tan alto que, hasta que lo logran, puede parecer un poco excéntrico.

Un emprendedor debe iniciar algo nuevo pero de una manera única y diferenciada del resto, es decir tiene que hacer uso de la creatividad en una manera irrepetible, crear un nuevo sistema para realizar algo o una modificación a un bien o servicio , cambiar su entorno y proponer nuevas soluciones a los problemas de siempre, un emprendedor de verdad no hace lo que otros ya han hecho y han sido exitosos sino que crea de la nada un concepto diferente y novedoso que puede ser útil para un gran número de personas, que quede claro que en  ningún momento he mencionado que deba ser exclusivamente un negocio o que deba de ganar dinero por ello, si el emprendedor hace bien su trabajo y cree en lo que hace y lo hace de corazón el dinero llegara por si solo como una recompensa por un trabajo bien hecho; como ejemplo hay muchos, los podemos encontrar en internet, el mismo internet sin ir más

lejos es un ejemplo, Google, Geocities y Youtube por mencionar algunos que comenzaron siendo proyectos personales que idearon  para facilitar el trabajo propio y  a la larga recibieron y reciben grandes cantidades de dinero por su trabajo por algo que no era el fin último y fueron los primeros en generar un servicio o comunidad única, el emprendedor se distingue por ser el primero en intentar cosas nuevas en el mundo.

Después de interactuar con muchos jóvenes estudiantes, microempresarios y emprendedores en mis talleres y consultas personalizadas en las cuales  los ayudo a enfrentar sus retos en la consolidación de ideas innovadoras, gran parte de ellos encuentran obstáculos para desarrollar todo su potencial dentro del mundo del emprendimiento por dos razones: No saben lo que quieren o no saben a dónde quieren llegar.

En el mundo de los negocios al encontrarnos y analizar estos parámetros nacen las siguientes interrogantes:

¿Quiero ser comerciante? o ¿Quiero ser emprendedor?

Para responder estas interrogantes se debe definir lo siguiente:  Un comerciante, es el que se dedica a comprar y revender un producto.

Un emprendedor, es aquel que elabora un producto y/o servicio para comercializarlo hasta posicionarlo en el mercado.

Si tu respuesta a estas preguntas es querer ser un emprendedor, debes de pasar por un proceso formativo, no omito que existen personas con capacidades natas, pero realmente se debe de tener basto conocimiento mas alla del administrativo para desarrollar tu emprendimiento, toda persona puede lograr grandes cosas si se asesora bien y estudia  un  poco.   

¿En que difiere un comerciante con un  emprendedor?

 

Libertad: El elemento clave es su perspectiva de la libertad. Ambos quieren liberarse de un jefe, desean trabajar por sí mismos, pero ahí es donde terminan las similitudes. La mayoría de los dueños de negocios no ganarán un peso si se toman el día libre, pero un emprendedor intenta no atar su sueldo a sus horas, sino a la grandeza de su creación.

Panorama: Los emprendedores suelen ser esos grandes soñadores, los que tienen una visión tan amplia que todos piensan que están locos. Con cada fracaso, son criticados hasta que un día finalmente lo logran, entonces son simplemente excéntricos. Dónde, como propietario de un negocio, está más interesado en cumplir con el plan financiero actual y cómo lo mantendrá en funcionamiento durante los próximos 3 a 6 meses. A los emprendedores no les interesa el ahora mismo, que es una fortaleza, pero también un defecto; a veces puede resultar en deshacer el estrés.

Delegar: Muchos dueños de negocios prefieren hacerlo ellos mismos, y debido a esto, tienen dificultades para escalar su negocio. Un emprendedor busca a alguien que sea el mejor en su conjunto de habilidades y lo contrata, porque su tiempo es mucho más valioso para “soñar”. Después de todo, su gran sueño es la visión de la empresa. Poder delegar es clave para construir una empresa que pueda expandirse y realmente crear esa gran visión.

Toma de decisiones: Los dueños de negocios corren el riesgo de iniciar una operación comercial, pero permanecen pequeños porque temen arriesgarlo todo. Algunos emprendedores tienden a vivir sus vidas como si estuvieran perpetuamente frente a una mesa de dados de Las Vegas. Creo que el equilibrio entre los dos aquí es la verdadera clave del éxito: asumir riesgos más inteligentes. Si nunca toma un gran riesgo, nunca podrá ganar en grande.

Aunque ambos tienen éxito por derecho propio, no todos los propietarios de negocios son emprendedores. No se trata de menospreciar a las personas que son dueños de negocios muy exitosos, sino de enfatizar que el emprendedor es un animal completamente diferente. El espíritu empresarial es el deporte extremo por excelencia y, al igual que el fútbol profesional, no todo el mundo está hecho para ello. 

Insisto a que se pregunte: “¿Soy dueño de un negocio o soy un emprendedor?”

 

(*) La autora de este artículo es  estratega en Imagen Pública.