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Crearán un memorial en la UP 2 para recordar a los presos políticos de octubre del 74 a marzo del 76

Crearán un memorial en la UP 2 para recordar a los presos políticos de octubre del 74 a marzo del 76

Un sector del viejo edificio pasará a ser parte de la memoria colectiva con celdas que quedarán como muesos. La cárcel alojó a 183 presos políticos de Entre Ríos durante el gobierno peronista de María Martínez de Perón.


Con la presencia del secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla,  el secretario Ejecutivo del Consejo Federal de DDHH, Agustín Di Toffino,  la Directora de Espacios y sitios de memoria de Nación Lorena Basttistiol, el subsecretario de Derechos Humanos de Entre Ríos, Daniel Paduán, el director de DDHH Matías Ayastuy y legisladores provinciales, recorrieron ayer parte de las instalaciones de la UP 2.

Pietragalla quien vino a ser parte de la presentación de los ex presos políticos, es hijo de desaparecidos y su verdadera identidad la descubrió de grande.

El funcionario nació el 11 de marzo de 1976 y fue el segundo hijo de la pareja de Horacio Pietragalla y Liliana Corti, militantes de la organización Montoneros y asesinados en 1975 y 1976.

A los cinco meses, luego del asesinato de su madre, fue trasladado a la Clínica Mayo y a la Brigada Femenina de San Martín por personal policial. Según información de la organización Abuelas de Plaza de Mayo, el bebé se entregó a una mujer que trabajaba como empleada doméstica en la casa del teniente coronel Hernán Tetzlaff.

Fue en abril de 2003 cuando Pietragalla conoció su verdadera identidad. Se había acercado en 2002 a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) porque tenía dudas sobre su identidad. Para entonces ya se había iniciado una investigación sobre su caso en el juzgado federal en lo Criminal y Correccional N°1, a cargo de Roberto Marquevic, quien ordenó la realización de los análisis que confirmaron su identidad.

 

 

El relato de los ex presos políticos

 

Junto a los funcionarios estuvieron los ex presos políticos Daniel Irigoyen y José Ingold, militantes de la juventud peronista en los convulsionados 70.

La comitiva fue recibida ayer al mediodía por el Inspector general del Servicio Penitenciario de Entre Ríos Marcelo Sánchez, el alcaide a cargo de la unidad Luis Viola quienes recorrieron el viejo pabellón 1 de la UP 2 donde Irigoyen e Ingold estuvieron presos en 1974 durante el gobierno democrático de María Martínez de Perón.

También estuvieron otras ex presas políticas María Julia Giusto y Alicia Ferrer, ambas estuvieron recluidas en cárceles federales durante la Dictadura Militar.

En total según datos recabados por los organismos de Derechos Humanos, 183 presos políticos pasaron por la Unidad Penal N° 2 desde octubre 1974 hasta el 24 de marzo de 1976 cuando dio comienzo la Dictadura Militar del presidente de facto Rafael Videla, en la cual muchos de esos jóvenes fueron trasladados a unidades penales federales.

Daniel Irigoyen expresó que de acuerdo a sus memorias: “Por esta unidad penal pasaron 65 personas de Gualeguaychú entre presos y desaparecidos, luego tenemos 288 desaparecidos en nuestra provincia”.

El ex intendente explicó cómo era ser preso político durante el Gobierno democrático de Martínez de Perón, cuando ya se había declarado el Estado de Sitio y el servicio penitenciario entrerriano pasó a ser administrado por el Ejército Argentino.

“Cuando se sancionó la Ley 20.840, podían meterte preso por cualquier motivo, con solo considérate sospechoso te metían adentro”, recordó Irigoyen.

 “El 28 de octubre de 1974 los primeros presos que llegaron a la UP 2 fueron Enrique Guastavino (desaparecido) Sergio Chacón, y Urdapilleta. Nosotros estábamos presos también, pero en Paraná. El total para ese entonces para fines de 1974 éramos 16 presos políticos. En la UP 2 había tres, en Concepción del Uruguay eran dos y en Paraná éramos once”, enumeró.

Irigoyen recordó que la vida era relativamente tranquila dentro del penal hasta diciembre de 1975, cuando el 3 de diciembre de ese año es asesinado el Comandante del II Cuerpo de Ejército, Jorge Esteban Cáceres Monié por el grupo guerrillero Montoneros cuando atravesaba en balsa el arroyo Las Conchas. En el atentado también falleció su esposa Beatriz Sasiaín.

“A partir de ahí el régimen dentro de la cárcel se endurece. Hasta ese momento, había un régimen de visita, y hacíamos distintas actividades, pero luego se endureció el sistema de seguridad, hasta el Golpe Militar en la que fuimos trasladados a cárceles federales”, expresó.

El pabellón N°1 donde estuvieron alojados Irigoyen e Ingold, originariamente tenía lugar para 400 reclusos, hoy está en tan mal estado que solo alberga a 32 presos. El resto de la estructura tuvo que ser clausurado por peligro de derrumbe.

 

Los lugares designados

para el memorial

 

Como en este momento se están construyendo cinco pabellones de máxima seguridad en la Granja Pena de El Potrero, se espera que, para mediados del 2022, la UP 2 sea trasladada al nuevo complejo carcelario y la vieja cárcel construida en 1890, será destinada para entre otros proyectos crear un centro cívico.

Parte de su estructura, se convertirá en lugares históricos con el fin de recordar a los presos políticos. Daniel Irigoyen junto a José Ingold, eligieron cuatro puntos para ser preservados como sitio de la memoria.

Uno de esos lugares está ubicado en el edificio de ingreso donde hoy funciona el sector administrativo de la UP 2, en planta alta en una dependencia que hoy es empleado como casino de oficiales.

 “El 23 de marzo del 76 a la media noche, nos visita a Aldo Bachetti y a mí monseñor Tortolo  que era el arzobispo de Paraná en esa época, nos encerró en una oficina y nos dijo que a partir de mañana las cosas van a cambiar llegará una persona que es oro en polvo y es discípulo mío y estaba hablando de Videla. Nos dijo si ustedes no se portan mal aquí no va a pasar nada. Él vino la noche antes a avisar del golpe porque era parte eso.

También otro lugar propuesto era donde estaban presas cinco mujeres “en su mayoría embarazadas”, recordó Irigoyen.

El lugar donde estaban las presas políticas mujeres, ese espacio fue refuncionalizados para construir baños y oficinas administrativas.

El tercer lugar propuesto es la celda número 5 ubicada en el Pabellón N° 1, donde estuvo preso Enrique Guastavino. “A Enrique lo detuvieron el 28 de octubre del 74, en agosto de 1975 salió en libertad. Si eso no hubiera sucedido tal vez hoy estaría entre nosotros y desaparece en febrero de 1976 antes del Golpe Militar. Pegado a la celda N° 5 estaba el lugar donde el cura (Antonio) Fortunato recibía a los presos políticos.

Fortunato era una excelente persona, era nuestro nexo con el exterior cuando no nos podíamos comunicar y fue el que denunció las primeras torturas”, expresó.

El padre llevaba mensajes de los familiares de los presos y de estos a los familiares escondidos en su sotana y en su capa.          

 “Fortunato era la persona que los presos tenían para poder desahogarse y hasta último momento él denunció la desaparición de personas como fue el caso de “Noni” González, cuyo novio estaba preso en esta unidad”, expresó.

Continúa la celda N° 11 en el mismo pabellón, sector en la que en una oportunidad estuvieron todos juntos los compañeros militantes presos antes de ser distribuidos en las cárceles federales.

El último de los lugares señalados para el memorial es la que los presos políticos llamaban la celda de los chanchos o de castigo, que estaba ubicada en lo que hoy es el pabellón para los ex integrantes de fuerza de seguridad que están cumpliendo penas por distintos delitos.

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