Consignataria del Sur cumplió 40 años: Rivollier: "Lo más importante que nos dejaron nuestros padres fue el valor de la cultura del trabajo”

El miércoles 3 de noviembre Consignataria del Sur cumplió cuatro décadas brindando servicios a los productores y lo celebra con un gran remate que se realizará hoy desde las 10 en el predio de la Rural en Urquiza del Oeste.

Miguel Fernández, Rodolfo García, Rodolfo Smith y Eduardo Rivollier eran cuatro compañeros de trabajo que el 3 de noviembre de 1981 decidieron emprender un nuevo camino juntos, pero esta vez enfrentando los desafíos de ser emprendedores.

Durante años, los cuatro amigos trabajaron en la Consignataria Daroca Vico y Verón, pero al inicio de la década de los 80 ya se consideraban con experiencia y sin temor al fracaso para emprender un nuevo comienzo juntos.

Hoy ninguno de esos pioneros están para narrar sus experiencias, todos fallecieron, pero dejaron un legado de compromiso con el cliente, y de la cultura de trabajo a la segunda generación que hoy sigue al mando de la empresa familiar.

Enrique Rivollier, hijo de Eduardo e Ignacio García Bonzón hijo de Rodolfo, son los continuadores de aquellos primero pasos que dieron los fundadores en 1981, que ya lleva 40 años de historia.

“Festejamos los 40 años con un gran remate este sábado (en el predio de la Rural de la ciudad) y sabíamos que la gente nos iba a acompañar y se generó un clima muy bueno en los que todos los productores quieren participar en el acontecimiento en la cual se van a rematar 1650 cabezas”, explicó Enrique Rivollier.

“Vamos a rematar los animales con destino a faena a partir de las 10:30 de la mañana y todo lo que sea invernada, ternero, novillitos, vaquillas, sobre todo la vaquilla preñada de muy buena calidad, la comenzaremos a rematar a partir de las 16”, remarcó.

“Cumplir 40 años en Argentina no es poco, sobre todo si consideramos que vivimos en un país donde las crisis son cíclicas. En este momento estamos viviendo una situación particular al cerrarse las exportaciones que fueron abiertas durante la presidencia anterior durante los cuatro años. Al trabarse las exportaciones a China, donde le vendíamos la vaca vieja y haber cerrado el comercio a ese gran país en la cual su población comenzó a consumir carne.

Cuando China adopte la carne como alimentación cotidiana, no habrá vacas en el mundo que alcancen para poder abastecer ese mercado.

Lamentablemente ese mercado se vio afectado y ahora comenzó a reestructurarse con algunas cuotas para poder abastecerlos, pero tampoco esa vaca vieja como la llamamos, no tienen ningún mercado en nuestro país, porque no la consumimos”, expresó.

“Por otro lado vemos que hay un gran interés de seguir comprando terneros, en un contexto donde el consumo interno de carne vacuna está cayendo, la crisis económica afecta al poder adquisitivo de la gente y busca otras alternativas para alimentarse reduciendo así la ingesta de proteína animal y se pasa más a los hidratos o se desplaza a otro tipo de carne más económica como el pollo”.

En cuanto al precio de la carne, Enrique expresó que: “Si bien nos asusta los precios de la carne que vemos en pizarra, la carne no está cara si consideramos lo que se puede hacer con 1 Kg de carne picada. La ecuación es que si comparamos el precio de la carne en dólares está más barata ahora que hace unos años atrás, pero nosotros estamos más pobres porque los salarios no acompañaron esa suba”.

Al consultarle por qué si el consumo interno bajó, y no se puede exportar por el cepo a las exportaciones por qué sigue subiendo el kg de animal en pie, Enrique, explicó que: “Vemos que la invernada sigue subiendo porque el productor no quiere tener los pesos en la mano, el que vende quiere enseguida reponer para no perder y no descapitalizarse. Estamos trabajando con números muy finitos.

Los precios de la carne no se pueden bajar porque en toda la cadena de producción los costos impositivos son tan altos que si el precio se mantuviera no habría rentabilidad. Obviamente que el productor quisiera vender más, pero los costos fijos son muy altos”.

 

La enseñanza de los fundadores

 

“Nuestros padres nos dejaron una consignataria muy consolidada en el mercado, pero el mejor regalo que nos dejaron fue la cultura del trabajo”, remarcó con orgullo Enrique quien pese a ser arquitecto y trabajar en su profesión nunca dejó de trabajar en la consignataria.

“Las ganas de laburar de levantarse todas las mañanas para venir a abrir la oficina, de disfrutar de lo que hacemos, de atender a los productores y ser un apasionado del trabajo, son valores que nos transmitieron nuestro padres que ahora veo que se están perdiendo en las nuevas generaciones.

Tenemos a generaciones que no vieron trabajar a sus abuelos y padres, y por más que se enseñe que hay que trabajar para poder obtener beneficios a través del sacrificio, todo esto se asimila con la práctica a través de los años. Yo tuve un padre que amaba trabajar y eso lo fui asimilando desde chico. Este es el mejor legado que me dejaron, las ganas de trabajar”, concretó.