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Diario El Argentinojueves 25 de abril de 2024
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El femicidio de Gisela López sigue impune

El femicidio de Gisela López sigue impune

El 22 de abril de 2016, poco después de las 22, Gisela López salió de la Escuela Secundaria de Jóvenes y Adultos Nº 5 “Padre Fidel Alberto Olivera” y regresó caminando a su casa, ubicada en el barrio 120 Viviendas, cerca del acceso a la localidad de Santa Elena.


Cuando caminaba por un sendero al costado de la avenida Perón, en la zona conocida como El Bajo, fue raptada y llevada por la fuerza al campo lindero. Desapareció y durante 18 días la buscaron en Santa Elena y toda la provincia, con múltiples rastrillajes en la zona donde fue vista por última vez, sin resultados. A los pocos días surgió el dato erróneo de que Gisela estuvo en Paraná y la Policía detuvo durante 15 días a un hombre que era inocente.

El 10 de mayo, un chico que cruzaba a caballo el campo donde la habían raptado, encontró el cuerpo de la víctima, oculto entre yuyos. Según la autopsia, durante los 18 días que Gisela estuvo desaparecida, el cuerpo estuvo todo ese tiempo en el mismo lugar.

El fiscal Santiago Alfieri, a cargo de la investigación, detuvo a cuatro personas. La hipótesis de la Fiscalía fue que Mario y Elvio Saucedo (padre e hijo de 54 y 29 años, ladrilleros) y Matías Vega (de 19 años), abusaron sexualmente de la víctima en la vivienda de los Saucedo en la zona de ladrillerías en cercanías al lugar del hecho, la mataron y luego dejaron el cuerpo en el lugar. También imputaron a Rocío Altamirano (novia de Vega, de 19 años) como encubridora, pero en el juicio desistieron de esta acusación.

 

El juicio

 

En 2017 se realizó el juicio. Ningún testigo ni prueba objetiva incriminaron directamente a los imputados del femicidio. La Fiscalía (Santiago Alfieri y Carolina Castagno, hoy vocal de Tribunal de Juicio) analizó varios indicios y pidió la prisión perpetua. Lo acusaron a partir de tres testigos que ubican a Mario Saucedo caminando detrás de Gisela aquella noche del 22 de abril en El Bajo. Y también en los testigos indirectos que refirieron diálogos mantenidos con los imputados o sus familiares en los que habrían confesado la autoría del homicidio, consignó el diario Uno de Paraná.

La testigo Vanesa Gauna relató que la novia de Vega, Rocío Altamirano, le contó que aquella noche los acusados “la agarraron a Gisela en El Bajo, la tuvieron en la casa de Mario y le hicieron cosas”. También, que había otras dos personas de Santa Fe y que Matías, según él también le confesó, le sacó el cordón de la zapatilla para ahorcarla, que se les había ido de las manos porque no la querían matar. Para los fiscales, la testigo fue conteste y veraz en sus declaraciones.

La Fiscalía le apuntó a un policía, Jorge “Carpincho” Riquelme, cuñado de Mario Saucedo, por haber desviado la pesquisa, e iniciaron una investigación por un delito de acción pública y falso testimonio.

También, respecto de Saucedo, sumaron como prueba los antecedentes de violencia de género contra su pareja y un hecho de similares características ocurrido dos años antes, en el que una chica casi fue víctima de un rapto, por el cual sospecharon de Saucedo.

El defensor Roberto Alsina sostuvo que el testimonio de Gauna no puede fundamentar ninguna acusación ya que no solo que cambió sus dichos, sino que confesó que la Policía le había prometido una casa si declaraba en la causa.

Incluso se quejó de no haber recibido tal contraprestación. Alsina pidió la absolución por falta de pruebas. Cuestionó “la desprolijidad con la que se manejó la investigación”, no solo por no haber encontrado el cuerpo (lo hizo un niño a caballo 18 días después) sino porque “los investigadores no les pedían información a los testigos, sino que se las daban para que la ratifiquen, la Policía les decía qué y cómo decir las cosas”.

En el juicio, los acusados declararon. Matías Vega contó lo que hizo aquel día junto a Rocío Altamirano (planearon ir a pescar, fueron al cumpleaños de un conocido, pasearon por la costanera, volvieron a la casa). Aseguró que en la vivienda de Saucedo no se hacían fiestas porque la religión del hombre (Testigo de Jehová) lo prohíbe. “Les pido por favor si podrían encontrar al verdadero culpable para limpiar nuestros nombres”, dijo.

Elvio Saucedo contó que fue a trabajar a un campo donde hacía leña, al regresar se bañó, tomó mates con su mujer, cenaron en familia, se acostaron a leer la Biblia y se durmieron. Su padre Mario dijo que ese viernes trabajó hasta las 7 de la tarde, se bañó, cocinó, comió y se acostó.

 

Absolución

 

Los jueces Ricardo Bonazzola, José María Chemez y Cristina Van Denbrouke consideraron que no hubo ninguna prueba objetiva ni testimonial que derribara el estado de inocencia de los acusados y los absolvió. Fundamentalmente, remarcaron que el rastro genético hallado en el cuerpo de la víctima, pelos rubios, corresponderían al autor del femicidio, que debe ser buscado.

Los jueces concluyeron que ni Gisela fue asesinada en la casa de Saucedo ni fueron ellos los autores del crimen. “Todo el desarrollo del suceso se produjo en la zona de la desaparición de Gisela, descartando de plano toda posibilidad del traslado de la víctima a la casa de Sacuedo para someterla sexualmente, darle muerte y trasladarla nuevamente al lugar donde fue hallada. Tal hipótesis carece de asidero científico y resulta no solo inverosímil sino contrario a toda lógica”, afirmaron.

 

A Casación

 

La Fiscalía presentó el recurso de Casación. En 2018, por mayoría, las camaristas Marcela Davite y Marcela Badano cuestionan errores en la valoración de pruebas por parte del Tribunal de Juicio, y ordenaron realizar un nuevo debate. El tercer integrante de la Cámara, Hugo Perotti, votó en disidencia, al sostener que aquel fallo no fue arbitrario y se fundamentó bien.

De este modo se anuló la absolución por ser incoherente y arbitraria, por “prescindir de prueba, como en valorarla fragmentariamente y en introducir en su análisis elementos que no formaron parte del acuerdo probatorio”.

 

Al STJ

 

Antes que el expediente sea enviado para hacer un nuevo juicio, el defensor Alsina presentó un recurso extraordinario ante el Superior Tribunal de Justicia.

En 2019 la causa llegó a la Sala Penal. Por mayoría, los vocales Miguel Ángel Giorgio y Daniel Carubia cuestionaron a la Cámara de Casación y sostuvieron que el fallo del tribunal que dictó la absolución fue correcto. La vocal Claudia Mizawak consideró lo contrario y votó por confirmar lo resuelto por Casación. De este modo se confirmó el fallo del Tribunal de Juicio.

“Lo real y concreto es que ni siquiera el Ministerio Público Fiscal tiene certeza sobre el lugar en que se produjo la muerte de Gisela López y, menos aún se ha podido demostrar la participación de los tres hombres acusados del crimen de la joven”, remarcaron.

Ante este nuevo revés, la Fiscalía acudió ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, donde el expediente ingresó en agosto de 2019. Los supremos deben decidir si confirman la absolución o si ordenan hacer un nuevo juicio.

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