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Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
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El mate del adiós y la resiliencia 

El mate del adiós y la resiliencia 

Llegó el momento de la resiliencia y de honrarte escribiendo una nueva historia.


POR DIEGO ELGART

EL ARGENTINO

 

Fue el 6 de diciembre a las 14:50 cuando lo inevitable se hizo realidad. Tras meses de lucha contra una tediosa enfermedad, Elsa Courtet falleció a los 74 años.

Tal vez fue la noticia más dura que tuve que asimilar en 22 años de carrera en EL ARGENTINO. Elsa más que una gerente fue una compañera de trabajo entrañable, exigente y dedicada. 

Muchas veces era la primera en llegar y la última en irse. Elsa era una persona que exigía a sus empleados, pero predicaba con el ejemplo, siempre preocupada porque tuviéramos todo lo necesario para sacar un buen producto periodístico a la calle.

Hacer un diario es un trabajo que conlleva una dedicación constante, a veces las exigencias agobian y las críticas lastiman, pero en el transcurso de los años comencé a darme cuenta que personas con la personalidad de Elsa, son la que hacen que las cosas funcionen en una empresa, en una familia y en una sociedad.

Sin esfuerzo no hay beneficio, fue la enseñanza que nos deja de herencia tras cinco décadas de su vida dedicada a esta empresa, que a lo largo de los años defendió la libertad y acompañó el desarrollo de la ciudad.

Fue a fines de 1970, con apenas 24 años que decidió regresar a Gualeguaychú, tras haber terminado su carrera de Óptica en Buenos Aires, para venir a trabajar a EL ARGENTINO. Aunque hubiera podido tener una posición de privilegio por ser la hija de uno de sus gerentes, Agustín Courtet, decidió comenzar como una más. “Mi padre me puso como una pinche más”, siempre recordaba.

Trabajó como secretaria del director de entonces Pedro Bachini y a través de los años observó, escuchó y aprendió de los grandes, quienes le inculcaron que “los valores son irrenunciables”.

Aunque hubiera podido tener una vida relativamente tranquila trabajando en una óptica, Elsa con su espíritu resiliente, decidió enfrentar el camino más difícil pero el que dejara una huella difícil de borrar. Decidió ser madre, esposa y empresaria en un mundo gobernado por hombres.

En su oficina tenía un cuadro con un discurso que dio el director del diario La Prensa, Ezequiel P. Paz el 18 de octubre de 1942 con motivo de un aniversario del matutino,  y un párrafo era de su especial interés.

“Los diarios son en las democracias orgánicas, una fuerza incontrastable, porque la tribuna periodística es la más alta para la emisión y difusión del pensamiento y el libre intercambio de las ideas entre los hombres de un mismo país y del mundo entero”.

Su pasión por defender estos preceptos, trascendió las paredes de EL ARGENTINO, integró la comisiones directivas de distintas cámaras empresariales del sector en ADDE, ADIRA y ADEPA, intercambiando con sus pares sus experiencias y conocimiento, en un país en la que ser un empresario Pyme se convirtió en todo un desafió y un camino de subsistencia permanente.

 Fue Elsa quien en agosto de 1999, junto a Juan Solari, me hicieron la entrevista laboral, “aquí vas a trabajar y comenzás hoy”, me dijo con un tono firme y mirándome a los ojos.

Con los años, nuestra relación empleado- gerente fue más allá. Compartimos historias familiares, logros y fracasos en la misma empresa. Siempre al mediodía, tras una mañana agitada, Elsa se sentaba junto a mi computadora en una silla de madera a repasar la agenda periodística del día, y dar su punto de vista de la realidad, mientras el mate era la excusa de aquella reunión.

Desde el 8 de marzo del 2020 cuando decidió definitivamente apartarse del diario para atender su salud, esa silla de madera nunca más volvió a llenarse, está vacía desde entonces. Sin embargo, el haber compartido 22 años de mi carrera periodística junto a usted, me llenó el alma de valores.  

Una frase la define, la de San Agustín quien decía: “Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos”.   

El mate está preparado junto a mi teclado, la vieja silla de madera está vacía y las pantallas de las computadoras de la Redacción están en blanco. Elsa, llegó el momento de la resiliencia y de honrarte escribiendo una nueva historia…

 

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