Secciones
Diario El Argentino
Secciones
Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
Policiales

.

Búsqueda de la familia Gill, el EAAF trabajó con geo-radar en  la estancia La Candelaria

Búsqueda de la familia Gill, el EAAF trabajó con geo-radar en  la estancia La Candelaria

Imagen de archivo. A casi 20 años de la desaparición de la familia Gill, nada se sabe de ninguno de ellos.


El juez de Nogoyá, Gustavo Acosta, brindó precisiones respecto del trabajo que desarrolló el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) en la estancia La Calendaria de Nogoyá, en el marco de la investigación por la desaparición de la familia Gill, ocurrida en febrero de 2002.

En declaraciones realizadas al programa “A Quien Corresponda” (Radio De la Plaza de ¨Paraná), Acosta sostuvo que “no hay muchas novedades, pero se han realizado algunas actividades, fundamentalmente con la inestimable colaboración del Equipo Argentino de Antropología Forense y en función de eso la última actividad se desarrolló este lunes en la estancia La Candelaria con la búsqueda por el sistema de geo-radar”.

Explicó que “este sistema sirve para realizar búsquedas sin efectuar excavaciones y una vez que el geo-radar transita por la zona la información que recolecta se vuelca en un software y más o menos en dos semanas tendríamos los resultados respecto de esa zona que ha sido rastrillada”.

El magistrado agregó que “esto se realizó en función de que la parte principal del casco de estancia ha sido muy trabajada durante la instrucción, fundamentalmente durante 2007 o 2008, pero queda una nueva construcción que está en la parte delantera y entendimos que se debía agotar el trabajo en esa parte del casco por lo que se efectuó este trabajo con el geo-radar del EAAF”.

Especificó que el lugar analizado “no es un terreno de muchas dimensiones, es una casa, una pequeña construcción nueva de dos habitaciones más un pequeño patio en la parte de atrás, serían unos 15 metros por 20, por eso no fue una actividad de grandes dimensiones sino una búsqueda en una pequeña superficie”.

Comentó que “fundamentalmente quien sigue gestionando y tiene parte querellante en esta causa es María Delia Gallegos, que reside en Nogoyá y que incesantemente –prácticamente todas las semanas- está gestionando atrás de la causa y en función de lo que intercambiamos con ella es que por ahí se disparan medidas”.

Confirmó que “en función de una persona que entrevistamos nos queda otro lugar que se verá en qué momento se puede agotar, en función de la agenda del EAAF que tiene un trabajo inmenso”. 

Consultado por la sensación de una búsqueda incesante sin lograr respuestas, Acosta comparó que “es algo muy parecido a lo que le pasaba a la gente que buscaba a sus familiares en la época de la dictadura militar, que golpeaba puertas, le daban una información y corría atrás de ese dato. Creo que María Delia siente algo así, es una búsqueda incesante y ya creo que vamos por personas que no están vivas y encima tiene ese peso”.

“En algunas personas sigue el concepto de no querer tener problemas y la última persona que entrevistamos es un oficial de policía que dice tener el dato de una persona mayor de edad que vivió en el lugar pero que no quiere tener problemas y no quiere aparecer en la causa. Con ese tipo de dificultades nos encontramos, pero María Delia es una mujer muy entera y está dispuesta a seguir peleando lo que hace posible mover todo esto. Es una tragedia que esta pobre mujer que es hachera y por sus pocos recursos educativos tuvo que trajinar mucho para que la justicia la recibiera, después de tres marchas de silencio. La verdad es una historia con mucha pena”, concluyó.  

 

La desaparición

 

Vale recordar que hace casi 20 años de la desaparición de Rubén “Mencho” Gill que al momento de desaparecer tenía 56 años, su esposa Margarita Gallegos, de 26, y sus cuatro hijos: María Ofelia de 12 años, Osvaldo José de 9, Sofía Margarita de 6 y Carlos Daniel de 2.

Los integrantes de la humilde familia de campo vivían en Crucecita Séptima bajo las órdenes de Alfonso Goette, un alemán que murió en 2016 en un accidente de tránsito.

La noche del 12 de enero de 2002 la familia se dirigió a Viale, una localidad cercana, al velatorio de un amigo llamado Máximo Vega. Esa fue la última vez que fueron vistos. En abril de ese mismo año, Goette se comunicó con familiares para indicarles que los Gill no habían regresado de los tres meses de vacaciones que les dio en enero.

Según la investigación policial, el 13 de enero se habrían realizado llamadas desde el celular de Rubén “Mencho” Gill al teléfono de una mujer domiciliada en Rosario, a la que no fue posible localizar. Ese celular se mantuvo activo hasta abril de 2003, 15 meses después de la desaparición. Un vecino de apellido Villanueva, quien vive enfrente de “La Candelaria”, cree haber visto a “Mencho” Gill andando a caballo durante el día 14 de enero.

Luisa Eva Gill (hermana de Rubén) realizó la denuncia policial en la comisaría de Viale por la desaparición de la familia. La causa fue caratulada como “averiguación de paradero” y quedó en manos del juez Jorge Sebastián Gallino, de la ciudad de Nogoyá.? A mediados de 2015 la causa pasó al juez Gustavo Acosta.

 

    ComentariosDebés iniciar sesión para poder comentar