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Opinión

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Recuerdo de provincia

Recuerdo de provincia

Hace ciento veinticinco años se emitía un diario que hizo historia en la ciudad y que quisimos homenajear con esta breve nota.


Jorge Pedro Jurado (*)

 

Parafraseando el recordado libro de Sarmiento, hoy es un honor para mí traer a la memoria de muchos que hace un siglo el entonces director del vespertino El Censor de la ciudad de Gualeguaychú don Pedro Jurado, finalizaba el período de diputación provincial por Entre Ríos.                                                                     

Hurgando en los archivos del diario y en el libro que publicara quien esto escribe en 2010 les recuerda que hace 125 años la vocación política de don Pedro Jurado no cesaba, ya que en mayo de aquel año 1922, el conservadorismo entrerriano lo proclamó como candidato a senador por acompañando la fórmula de Alberto Méndez Casariego y Benito Legeren para los cargos de gobernador y vice, respectivamente.                                                                     

Su nominación se reflejó en los medios periodísticos provinciales con singular apoyo: “ Periodista de talla, ha impuesto al diario que dirige y que constituye hoy un elevado exponente de la prensa culta e independiente; como diputado a la legislatura provincial fue un miembro laborioso de la Cámara y si el voto de sus conciudadanos lo consagra senador, ha de continuar desarrollando su gestión eficiente, a favor de los cuantiosos intereses de la provincia y del pueblo “ dijo el diario “La Democracia“ de la ciudad de Gualeguay.

 Por su parte “La Mañana “de Paraná expresó: “un ciudadano nacido en Gualeguaychú, a cuyo pueblo ha dado todos sus esfuerzos y cariño. Luchador infatigable por el progreso de su ciudad natal, ha dedicado su inteligencia clara, su espíritu batallador y su acendrado cariño a mantener la tradición de la que se enorgullece su pueblo “.

Pedro Jurado perdió la elección de senador ese año de 1922. En tanto, su labor como periodista y el prestigio de “El Censor” acuñaba cada día más y más renombre.

Es pues que, en oportunidad de cumplirse el vigésimo quinto aniversario de la fundación del diario, una de sus ediciones se colmó de artículos de colaboración y a la vez de salutaciones al entonces prestigioso vespertino gualeguaychuense. 

Es por ello que, un grupo de amigos de don Pedro Jurado, en el deseo de conmemorar esa fecha tan auspiciosa para el diario, decidieron invitarlo a que ese día dejara momentáneamente la dirección del mismo y fueran sus amigos, quienes lo editaran. Así se hizo pues, y don Pedro esa mañana en la que había concurrido en horas muy tempranas a la redacción como lo hacía normalmente para preparar la edición de la tarde, se sorprendió por la inesperada y afectiva decisión de sus amigos quienes en nutrida cantidad lo esperaban en la oficina de la dirección y lo convencieron que regresara a su casa. Y fueron ellos, sus amigos, quienes prepararon la famosa edición de “El Censor “tal vez olvidada pero que hoy queremos recordarla.

Tan noble gesto dio motivo a que en el número aniversario y bajo el título: “El vigésimo quinto aniversario de “El Censor”, recibiera colaboraciones significativas como las siguientes que a poco que uno se adentre en sus textos podrá coincidir que son verdaderamente remarcables en lo literario.

Roberto J. Payró, con quien don Pedro cultivaba una amistad, le escribió: “No es trivial mantenerse en la brecha durante 25 años; a través de las pasiones y las agitaciones de ésta época, más turbulenta de lo que parece, venciendo resistencias y animosidades únicamente con las armas que permiten el más acendrado decoro. Un diario culto no puede vivir sino para y por una colectividad culta. Con mucha más razón que de los gobiernos, puede afirmarse que los pueblos tienen los diarios que se merecen. Tengo y tendré siempre a Gualeguaychú en el concepto de un pueblo tan sano, ingenuo y brioso, tan criollo en la mejor acepción de la palabra, que un diario sin las relevantes condiciones de El Censor no hubiera podido nunca hacer “migas como decían nuestros antepasados”, también la recordada Camila Nievas y le dijo: “Usted no se ha detenido mientras los otros andaban”.

Y don Osvaldo Magnasco le envió una carta que decía: “Leo asiduamente El Censor, tan bien escrito, valiente y certero. Pasado este día, quedará como sedimento, en el fondo de su conciencia, la evaluación de su obra; obra de sacerdocio, de arte y de industria, porque aquel ha necesitado de ésta para ganar en el diario la estupenda altura alcanzada material y moralmente,  si no díganlo La Nación y La Prensa en nuestro país, jalonando así, con sorprendentes progresos, la distancia existente entre el acta diurna de los romanos, - punto de partida – y el periodismo moderno”.

Siendo el entonces diario vespertino El Censor un permanente vehículo de comunicación entre los hombres y mujeres de letras y su público, creíamos que era importante recordar a los más jóvenes que al igual que con Almafuerte, don Pedro Jurado tejió una sólida amistad y fuertes lazos afectivos y de camaradería con otros poetas. Todos los originales de las cartas mencionadas fueron donados por quien esto escribe al Instituto Magnasco de la ciudad de Gualeguaychú y están guardados en la llamada Sala del Periodismo.

A 125 años de esa conmemoración nos atrevimos a revivir esos momentos. Sabemos que muchos lo ignoran, pero algunos memoriosos se acordarán por habérselos contado sus abuelos.

 

(*) El autor de este artículo es abogado, periodista, columnista radial y director del periódico digital El Censor que se publica en la red social de Facebook.

 

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