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Colaboraciones

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El único camino: La Paz

El único camino: La Paz

Por Waldemar Oscar von Hof (*)


Especial para EL ARGENTINO

 

En el mes de febrero tuve la posibilidad de investigar y escribir, para una propuesta literaria, la historia de mi bisabuelo. En el año 1922 decidió dejar su patria, su hogar y su terruño, en Europa, porque no veía la seguridad suficiente para sus hijos. Apenas había terminado la primera guerra mundial y ya se avizoraban tiempos turbulentos. Efectivamente, como lo temían, diez años más tarde estalla la segunda guerra mundial.

Hoy vemos otra vez en nuestras pantallas y escuchamos en los noticieros más allá de los bombardeos y el avance de los ejércitos, la peregrinación, el éxodo y el huir de miles de familias de su patria, de su hogar y de su terruño. Mujeres con hijos, jóvenes y ancianos, que tienen que dejar todo, por huir de lo absurdo y paradójico de la propuesta de guerra que una vez más se instala con todo su terror, su desgarro y su violencia.

Escuchamos y seguimos azorados, en los medios, de cómo Rusia, al mando del presidente Putin, decide invadir a Ucrania provocando apoyos, silencios neutrales y la protesta de países que se posicionan a favor y en contra.

Exactamente cien años separan el hoy de la realidad de mi bisabuelo.

¿Qué nos pasa como humanidad que no hemos aprendido nada?

¿Qué sucedió con tres generaciones, que no hemos podido cambiar el rumbo del mundo?

Hace dos mil años, cuando Jesucristo se aparece a sus discípulos como el resucitado les dijo:

-¡Paz a ustedes! Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.

Y sopló sobre ellos, y les dijo:

-Reciban el Espíritu Santo. A quienes ustedes perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a quienes no se los perdonen, les quedarán sin perdonar.

A partir de esta triple propuesta de Paz, de Perdón y basada en la fuerza del Espíritu Santo, se fue conformando la iglesia. Esta iglesia que hoy predica domingo a domingo la Paz, el Perdón y se deja inspirar y guiar por el Espíritu Santo se encuentra repartida por casi todo el mundo. En la misma Rusia, la Iglesia Ortodoxa en sus distintas expresiones, en Europa y en el mundo hispano la Católica Antigua y la Católica Romana. Las iglesias de la reforma con sus expresiones luteranas, reformadas, congregacionales y evangelistas. Algunas con más vehemencia otros con más inseguridades han repudiado esta nueva propuesta de guerra que no es nueva, que en realidad ya se viene gestando desde hace unos años. No es una cuestión de estar de un lado o del otro en el discurso ideológico.

Aplaudo y celebro también a las naciones que han repudiado y que en un principio no se han inmiscuido en esta conflagración evitando así una escalada que no tiene fin. Lamento que algunas naciones, entre ellas la nuestra, han dudado y se han expresado con tibieza en relación al conflicto. Considero que en este caso no es cuestión de estar en contra o a favor de una nación, hay que expresarse claramente en contra de esta propuesta de violencia y de muerte que se contrapone a nuestras bases cristianas y humanitarias. No podemos aplaudir apoyos o invasiones que lleven en su génesis cualquier expresión de violencia. Hemos escuchado las palabras de muchos religiosos y gracias a Dios incluso gran parte del clero ortodoxo se ha expresado en contra de esta intervención bélica.

Nuestros abuelos tuvieron que huir llegando a estas tierras que les abría la puerta con la promesa de un futuro de paz. Pero después de cien años el mundo nos ha quedado pequeño ya no tenemos adonde huir. Es nuestra obligación como cristianos y como humanidad buscar caminos que tengan como base la paz y el perdón, apelando al Espíritu Santo a que nos guíe y reordene como lo hizo en el principio de los tiempos.

La expresión ya no puede ser de simple deseo, nuestro llamado debe ser unánime en contra de la escalada armamentística, en contra de las interferencias de naciones contra naciones y en contra de cualquier ataque a civiles e inocentes en cualquier lugar de este, nuestro querido mundo.

 

(*) Waldemar Oscar von Hof es pastor de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata y escritor.

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