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Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
Opinión

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Justicia a 5 Km por hora

Justicia a 5 Km por hora

Hay en trámite ante distintos fueros, juzgados, cámaras y supremos tribunales cientos de causas que se eternizan y dan idea que nuestra justicia funciona muy lentamente.


Por Jorge Pedro Jurado (*)

Simulemos una escena donde una persona concurre a ver a un abogado y le pregunta cuánto puede demorar un expediente en la justicia. La respuesta del letrado suponemos será que depende del tema, del juzgado, si es Civil o Comercial o acaso Penal. Si hay que agotar la vía administrativa primero, si hay que pedir la devolución de lo pagado para poder reclamar, si esto, si lo otro.

La persona ignorante de los temas legales de fondo y los de forma se queda muda como preguntándose qué hacer, cómo seguir, cuánto tendrá que pagar para hacer valer su derecho.

Es así queridos lectores. La Justicia es impredecible, aunque haya códigos de fondo y de forma, aunque haya jurisprudencia, cada caso es diferente y absolutamente distinto de otro.

Hay fiscales, jueces, defensores, testigos, imputados, absolventes, procesados, excarcelados, secretarios, oficiales primeros, pasantes. Todos forman parte de un engranaje de uno de los poderes de la Constitución Nacional. Los hay en las provincias, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la Nación.

Los ciudadanos deben necesariamente pedir a ese poder por sus derechos, el derecho a la vida, al trabajo, a la vivienda digna, a sus actividades económicas y muchos más. Otros se inician de oficio.

Hay expedientes judiciales en trámite que - parafraseando los años de casados que lleva un matrimonio - hay juicios que han cumplido las bodas de porcelana o las de plata por solo mencionar algunas.

Muchos de los casos los sabemos y los seguimos debido a que los medios gráficos y televisivos se ocupan de recordarlos y entonces nos preguntamos en ese momento cuanto tiempo pasó desde tal o cual caso y todavía la justicia no se expidió en forma definitiva. En tanto las familias, los actores, los demandados, los que están dentro y fuera de prisión, los que deben dinero o los que tienen que cobrar algo siguen aguardando el paso de los años sin tener una respuesta contundente de la justicia.

Hay muchos de ellos y otros que ignoramos, pero a poco de mencionarlos - ustedes los seguidores de este periódico - coincidirán conmigo que la justicia lenta no es justicia. A veces nos preguntamos si es por demasiadas causas, por ineficiencia o por intereses.

Se cumplieron 30 años del atentado a la embajada de Israel y nada se sabe. Se cumplieron más de 3 años del fallecimiento del fiscal Nisman y aún el pueblo no sabe si se suicidó o lo asesinaron. Pasaron años desde la muerte de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell y tanto la familia de Fernando como los familiares de los detenidos no saben cómo va a desarrollarse este caso. Estamos asistiendo en estos días a audiencias por la muerte de una señora en Rio Cuarto, Provincia de Córdoba y ni el esposo ni los hijos saben que va a suceder al final de ese calvario. La causa del Correo Argentino sigue sin saber que va a pasar. Hay decenas de procesados con prisión preventiva que fueron excarcelados durante la pandemia con argumentos banales e ignoramos que hacen o donde están esas personas hoy en día. Sabemos que existe un organismo llamado Patronato de Liberados que suponemos posee cientos de empleados que deberían controlar e informar a los jueces que están haciendo esas personas que salieron de la cárcel y todavía no tienen sentencia firme. Ahora vemos que han identificado aparentemente a los responsables de los daños causados al Congreso el día de la discusión en Diputados del acuerdo con el FMI. Nada pasará o mejor dicho pasarán los años.

La justicia es una tortuga. Más bien diríamos que la tortuga avanza más rápido que las causas judiciales. Hace años vimos por televisión un señor que tiraba bolsos con dólares en la puerta de un convento y aún no sabemos de quien era ese dinero. Hace años una formación de trenes se estrelló en la estación de Once donde hubo decenas de muertos y heridos. Nosotros los ciudadanos aún estamos esperando que la justicia determine quien tuvo la responsabilidad de ese caso. Es muy común que se busque un llamado “perejil” para echarle la culpa de un caso.

Para no seguir ampliando la cantidad de casos solo a modo de ejemplo mencionaremos el vacunatorio VIP, los sobreprecios de la obra pública, el accidente de Lapa, la causa de Río Tercero, el atentado a la AMIA, entre otros.

La Constitución Nacional establece como forma de gobierno que existan tres poderes. Uno que haga las leyes, otro que las ejecute y un tercero que las haga cumplir y si no se cumplen se debe aplicar una sanción.

Recordamos aquí el juramento de los funcionarios públicos cuando extendiendo la mano afirman que si no hicieran lo que están obligados a hacer afirman que la Nación se lo demande. Es solo una expresión de deseos.

 

(*) El autor de esta nota es abogado, periodista, escritor, conductor de radio y director del diario llamado Grupo de el Censor de Gualeguaychú que se edita en la red social de Facebook.

 

 

 

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