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Natalia “volvió” a nacer gracias a “Mechalo”

Natalia “volvió” a nacer gracias a “Mechalo”

    


Esta es una historia de vida que este jueves 24 de marzo cumple nada menos que 45 años y que pone de manifiesto la solidaridad de un personaje de nuestro fútbol que “revolucionó” con su táctica al frente de Unión de Suburbio, a comienzos de la década de 1970.

Diego “Mechalo” Etcheverry fue un delantero de notables condiciones futbolísticas, que brilló en Central Entrerriano y la selección mayor de Gualeguaychú, con la cual jugó varias ediciones del Campeonato Argentino, dos décadas antes y hasta estuvo en aquella inolvidable final provincial de 1960 ante Paraná, que quedó en poder de los capitalinos, en una de las mejores actuaciones de nuestro fútbol.

Cuando arrancó como técnico, eran muy comunes sus discusiones con los árbitros y, muchas veces debía dirigir detrás de la baranda o los alambrados, pues era un abonado a las expulsiones, pues su carácter casi siempre lo traicionaba.

Pero ese mismo personaje, como lo describió El Argentino en 1972 “el hombre más discutido y resistido de nuestro fútbol”, era un ser humano de destacadas cualidades como amigo, entrenador o vecino, ya que se ocupaba de ayudar a quien lo necesitaba.

A comienzos de 1977, José Oscar Derudi, más conocido como el “Pato” Derudi, era un futbolista de Unión que había comenzado la pretemporada pero a quien “Mechalo” no lo veía bien de ánimo, hasta que la salud de su hija lo obligó a abandonar los entrenamientos.

Fiel a su costumbre, “Mechalo” que vivía a pocas cuadras de la casa de Derudi, en el barrio del viejo Molino Concepción, se apersonó en el domicilio del futbolista y allí se encontró con un cuadro muy preocupante: su pequeña hija Natalia, de apenas 8 meses, tenía un serio problema de salud por el cual los médicos locales aconsejaban trasladarla a la Capital Federal, para una mejor atención, ya que en Gualeguaychú no contaban con la tecnología adecuada para hacer un diagnóstico certero, pues  tenía taquicardia y sus riñones no le funcionaban.

Ante la gravedad del cuadro, “Mechalo” se movió entre sus amistades y llegó hasta Héctor David Ojeda, por entonces empleado de Aerolíneas Argentinas, consiguiendo los dos pasajes aéreos para que sea trasladada de inmediato, junto al “Pato” y su mamá, Berta Alicia Pérez, maestra de la escuela Rawson.

Habían transcurrido apenas unas horas y, gracias a Etcheverry, se había dado un gran paso para que esa beba fuera trasladada al Hospital de Niños “Ricardo Gutiérrez” mucho más rápido que si lo hubieran hecho en ómnibus, ya que la ruta 12 estaba cortada y había que dar toda la vuelta por el túnel subfluvial “Hernandarias”.

Allí, tras los estudios de urgencia, se le detectó un Síndrome Urémico Hemolítico (SUH), una enfermedad  generada por la bacteria Escherichia coli caracterizada por el daño agudo de los riñones, asociado a alteraciones en las células de la sangre: trombocitopenia (reducción de plaquetas, necesarias para formar los coágulos) y anemia (causada por ruptura anormal de glóbulos rojos), según lo describe hoy la medicina.

La cuestión fue que,  Natalia era sometida diariamente a diálisis y estuvo internada durante un mes y medio, hasta que le dieron el alta.

Lo curioso fue que, gracias a la premura de su traslado, fue la única de los 11 chicos que estaban internados con el mismo diagnóstico que no necesitó de un trasplante…

Debió seguir asistiendo al Hospital de Niños durante 11 años a controles periódicos y su caso fue estudiado por facultativos especializados.

Natalia nunca más tuvo problemas de salud ni secuelas de aquella enfermedad y, aunque por miedo no hizo deportes durante su etapa de estudiante, finalmente se decidió a practicar remo a los 24 años, primero en Pescadores, luego en Tiro Federal y, actualmente, en Regatas, donde lo hace en forma competitiva junto a su esposo, Roberto “Tito” Palacios, con quien comparte la misma pasión.

No hace mucho tiempo, su padre lo contó la historia de quién había sido la persona responsable de tan noble gesto y derramó muchas lágrimas, porque no le pudo agradecer a “Mechalo” en vida la actitud que tuvo, esa que le permitió “volver a nacer”.

Hoy en día, con su título de Museóloga es la Encargada de los Museos de la Ciudad, cargo que ejerce con mucha seriedad y responsabilidad, pero siempre recordando a  Diego Martín Etcheverry, a quien el fútbol de Gualeguaychú le debe un justiciero homenaje, por lo que fue como deportista, entrenador y, por sobre todas las cosas, como persona.

 

 

 

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