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Diario El Argentinoviernes 29 de marzo de 2024
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El futuro de los censos: ¿una película que reemplace a la foto?

El futuro de los censos: ¿una  película que reemplace a la foto?

Los censos durante 2021 se hicieron total o parcialmente con la información administrativa en 20 de los 28 países de la Unión Europea.


Por Alicia Alvado - Télam

 

 Los censos están en proceso de transformación en todo el mundo, "dejando de ser una foto para ser una película" que da cuenta en tiempo real de una población ya no en base a respuestas directas de las personas sino a una multiplicidad de registros administrativos tanto estatales como privados, afirmaron hoy especialistas en demografía.

"El vacío estadístico (intercensal) es uno de los grandes problemas que tenemos los demógrafos porque hay tendencias que sabemos que se produjeron, como el descenso de la fecundidad, pero no específicamente en qué momento ocurrieron, porque nos faltan los datos censales que no solo cuentan sino muestran tendencias", dijo a Télam Gladys Massé, directora nacional de Estadísticas Sociales y de Población del Indec.

Por eso, la funcionaria -que es doctora en demografía- sostuvo que avanzar hacia la incorporación y el entrecruzamiento de datos administrativos en la elaboración del censo "es uno de los objetivos que esperamos poder implementar para el 2030".

"La posibilidad que te brindan los registros administrativos y todo el desarrollo de la tecnología, el big data, es poder construir lo que se denomina un 'registro estadístico de población', que permitiría seguir (a las personas) desde el nacimiento e ir sumando signos de vida -como registro de matrícula escolar-, aunque la idea inicial es trabajar con nacimientos y defunciones", detalló Massé.

De hecho, el Censo 2022 del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), cuya etapa digital se inició la semana anterior y se realizará de manera presencial vivienda por vivienda el 18 de mayo, iba a dar un primer paso en el mismo sentido con el relevamiento del número del DNI de cada censado, lo que finalmente se descartó.

La funcionaria se refirió a la importancia de tener un censo basado en registros administrativos públicos y privados como ya ocurre en muchos países europeos, por considerar que de esta forma el relevamiento "dejaría de ser una foto para ser una película y dejaríamos de tener estos operativos monstruosos" que conocemos como censo tradicional.

"Un tema de fondo a nivel mundial es que los censos como los conocemos, como surgieron desde el siglo XVIII hasta ahora, están en proceso de desaparición porque las posibilidades tecnológicas de captación de información por otras vías son enormes", dijo, por su parte, el investigador, escritor, docente y doctor en demografía Hernán Otero en diálogo con Télam.

La tendencia internacional "es hacia instrumentos de captación más constantes, más baratos y que utilicen información de registros de muy diversos orígenes, de registros privados, estatales y otros", agregó.

Tradicionalmente, los censos se realizan cada 10 años -preferencialmente el año que inaugura la década-, suponen la aplicación universal de la misma batería de preguntas, utilizan un formulario para cada individuo y los datos relevados surgen de las respuestas ofrecidas por cada persona.

"El censo es muy apto, pero mide solo cada 10 años y es muy costoso. Un registro único de población de actualización constante -como tienen muchos países europeos- permitiría, en cambio, una suerte de contabilidad en tiempo real, aunque tenga otros problemas vinculados a la privacidad de los datos personales", añadió.

Según consigna en su portal el Instituto Nacional de Estadística de España (INE), en la Unión Europea "los censos efectuados por el método tradicional se han ido sustituyendo progresivamente por modelos parcial o totalmente basados en información administrativa", que son considerados "más modernos y eficientes", aunque la transición "es gradual y exige un vasto conjunto de condiciones".

Las Naciones Unidas clasifican los modelos censales actuales en cuatro grupos: "clásico o tradicional" (sin recurrir a archivos administrativos), "con registros administrativos" (basados exclusivamente en ellos), "mixtos o combinados" y "censos rotatorios" (la población se divide en cinco partes observadas alternadamente durante un año).

Los censos durante 2021 se hicieron total o parcialmente con la información administrativa en 20 de los 28 países de la Unión Europea y realizaron relevamientos exclusivamente basados en estos datos países como Austria, Bélgica, Dinamarca, Países Bajos, Suecia y España.

"El último censo español está basado en telefonía móvil y servicios de agua y luz, partiendo de la base que es muy difícil que una persona no tenga alguna de esas tres cosas. El hecho de que esos datos provengan de empresas privadas trae aparejado otra serie de problemas porque no siempre están dispuestas a darlos", contó Otero.

El censo 2022 iba a innovar en esa línea relevando el DNI de cada censado, pero un sector de la sociedad civil expresó su malestar al respecto con una carta abierta al presidente Alberto Fernández y finalmente fue desestimado.

"Nosotros tenemos una mirada muy atenta a los datos que recaba el Estado, y está bien que tengamos esa sensibilidad, pero es verdad que las grandes empresas tienen una cantidad de datos sobre los individuos que es enorme y con información que muchas veces es mucho más sensible que la que puede procesar el Estado", dijo Otero.

El investigador se refirió a que las redes sociales o empresas de servicios públicos tienen mucha más información que el propio Estado sobre algunas cuestiones y las utilizan en su beneficio.

"Eso ya está entre nosotros; lo podemos ver como un peligro a futuro o como algo que está ocurriendo. Y los usos no son tan escalofriantes como uno podría pensar. En general son para venderle a uno más productos. No estamos en un escenario de Gran Hermano o de los alemanes pidiendo un censo de población judía apenas entraron a París (en 1940)", apuntó.

Sin embargo, sostuvo que "es absolutamente razonable que se haya sacado la pregunta porque acá hubiera entrado en colisión con el principio de habeas data y la ley de protección de datos personales que prohíbe el relevamiento de información sensible por la cual puede ser identificada la persona".

No obstante, en un contexto de transformaciones tecnológicas tan profundas, "instrumentos como los censos y sus reglamentaciones sin dudas experimentarán algún tipo de cambio", vaticinó.

"En un futuro de ciencia ficción, podemos imaginarnos algo tan sencillo como una especie de código de barras de cada individuo con toda la información de esa persona, porque cuando la tecnología está y funciona es difícil que se frene eternamente, tal como lo demuestra la experiencia histórica", concluyó.

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