Secciones
Diario El Argentino
Secciones
Diario El Argentinoviernes 29 de marzo de 2024
Opinión

-

Semana Santa: una oportunidad para pequeños gestos

Semana Santa: una oportunidad para pequeños gestos

Por Waldemar Oscar von Hof (*) Especial para EL ARGENTINO


Domingo de Ramos, al comenzar la celebración una niña me trae una ramita de olivos.

-¡Pastor me la puede bendecir! -Fue su pedido.

Los padres me miraban como disculpándose porque en nuestra tradición evangélica hemos perdido el gesto de traer ramas de olivos y palmas para esta festividad litúrgica.

Sin decir nada le pedí a la niña que pusiera la ramita sobre el altar, está demás decir que era el único símbolo que nos recordaba que celebrábamos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.

Reflexionando sobre el evento utilicé la rama para recordar que la gente de la época se había comprometido a hacerse parte de la entrada y, con las ramas y las prendas que ponían delante del burrito, expresaban su reconocimiento al nuevo Rey.  El gesto que había hecho la niña era hacerse parte del evento ocurrido hace dos mil años, que ahora se volvía actualidad. Al terminar la celebración la niña buscó su ramita y tan solo dijo:

-Ahora sé que ayudé a que Jesús vuelva a nosotros.

Con el Domingo de Ramos iniciamos nuestra semana máxima, y la pregunta es: ¿Cómo nos hacemos parte de la celebración? ¿Cómo llegamos a significar, a expresar y a vivenciar nuestra participación en estas liturgias en un tiempo donde ir a la iglesia, donde los gestos rituales han perdido sentido para nosotros?

Cuenta la historia bíblica que una de las acciones que Jesús realizó dentro de Jerusalén fue la limpieza del templo (San Mateo 21:12-17). Un gesto lleno de actualidad. ¿Cuánto estamos dispuesto a decir, denunciar o poner en claro cuando vemos hechos de corrupción? ¿En qué medida estamos dispuestos a decir que no, cuando tenemos oportunidad de utilizar una agachadita, una mentira piadosa o algún contacto político para beneficiarnos?

En el Jueves Santo recordamos el gesto de Jesucristo lavando los pies y entregándose a sus discípulos en los elementos del pan y del vino recordando sobre todo la liberación del pueblo de Israel de Egipto. Este pan y este vino son ahora liberación del pecado y una nueva posibilidad de vida. ¿Cómo vivimos en nuestra cotidianeidad esto de ser personas libres, que ya no están atadas al pecado? ¿Somos capaces de “lavar los pies” a aquellos que lo necesitan o esperamos solamente que nos laven los pies a nosotros? En estos tiempos donde tan pocas señales de esperanza hay ¿Seremos capaces de generar pequeñas señales que abran la esperanza a la solidaridad, a la integración y a la vida?

En Viernes Santo la cruz se ha transformado en un símbolo de nueva vida. Ya no es el elemento de tortura, de suplicio y de muerte como lo fue hace dos mil años. ¿Nuestras actitudes son de muerte o de vida? Miramos a nuestro alrededor y nos damos cuenta cuánta apuesta a la muerte hay aún hoy en día. El almacenero de la esquina que no pregunta la edad del niño que viene a comprar la cerveza. Aquellos que apuestan a ganar mucho dinero con el tráfico y la venta de drogas que están entre nosotros. Todos los días leemos en nuestros diarios las acciones de nuestra gendarmería desbaratando negocios inconmensurables. ¿Nosotros decimos algo o callamos? ¿Seguimos apostando a la cruz de la muerte?

Nuestra Semana Santa culmina con el Domingo de Pascuas que es la apuesta de Dios a la vida. Nuestro Dios no quiere las tumbas de nuestros muertos por la corrupción, por el narcotráfico, por la venta ilegal de bebidas alcohólicas, por las trampitas y las agachaditas. Dios quiere la vida y por ello hemos puesto en nuestras iglesias y sobre nuestras tumbas la cruz vacía, sin el Cristo del Viernes Santo. Esta cruz nos desafía a vivir la vida sabiendo que Dios quiere lo mejor de ella, que nuestra vida es una vida querida por Dios. ¿En la gestualidad del día a día vivimos nuestra vida como querida por Dios? ¿Vemos a la vida nuestra, del prójimo y de todo lo que vive como una oportunidad? ¿Vivenciamos a la naturaleza, a los ríos y al cosmos como un gran regalo que nos da la vida? ¿Cuidamos nuestro alrededor como un espacio dador de vida de la que somos parte?

Veamos en esta Semana Santa la oportunidad de apostar una vez más a la vida, esa vida que Dios quiere para nosotros. ¡Felices Pascuas!

 

(*) Waldemar Oscar von Hof es pastor de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata y escritor.

    ComentariosDebés iniciar sesión para poder comentar