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El Sol del 25 viene asomando
Imagen de archivo de la celebración patria del 25 de Mayo en Gualeguaychú.
Por Waldemar Oscar von Hof (*)
Especial para EL ARGENTINO
En nuestra comunidad de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata se ha recibido con alegría la noticia de la realización de las celebraciones de la Fiesta Patria del 25 de Mayo en el Corsódromo. Inmediatamente se organizaron los grupos de actividades y tareas. Ya está conformado el grupo de baile, que hará gala con el pericón, con el vals y el chamamé. Otro grupo se dedica a recolectar los ingredientes para la realización de los tradicionales “Kreppel” que se venderán en el puesto de la Iglesia.
También escucho que en las escuelas y en otras instituciones la noticia de celebrar nuevamente la Fiesta Patria del 25, todos reunidos en un solo predio, ha causado mucha alegría.
Esta celebración patria, que tiene una afluencia y una participación multitudinaria, no tiene parangón en el resto del país, creo que si la inscribiéramos en el libro Guiness de los récords seguramente obtendremos la marca para ser incluidos.
Participé solamente de una fiesta, la de 2019, y Dios mediante esta será la segunda. Esta actividad genera tantas expectativas por dos aspectos. En primer lugar, se vive un clima patrio, con sus tradiciones, con sus comidas típicas y el festejo del aniversario de la Gesta de Mayo. En segundo lugar, la alegría y la expectativa en este año es doble, ya que es un reencuentro después de dos años de pausa debido a la pandemia. Hay encuentro entre las personas de las instituciones para preparar, practicar y planificar el puesto y la actividad. Hay encuentro entre los vecinos, entre los barrios y al decir de Joan Manuel Serrat en su canción “Fiesta”, donde “el noble y el villano, el prohombre y el gusano bailan y se dan la mano sin importarles la facha”.
El encuentro también es interinstitucional durante el desarrollo de las actividades y llama la atención la solidaridad y el “salir al encuentro de la necesidad del otro” que hay. Si a una escuela se le terminó el carbón, la escuela vecina le presta. Al que se le acabó el gas puede recurrir a alguno de los puestos cercanos. Al que no pudo vender todo, ofrece a los otros grupos y seguramente al finalizar del día sale hecho. Estos pequeños gestos dan un sentido a toda esta fiesta.
En nuestras Iglesias estamos terminando el tiempo pascual, un tiempo en que Jesucristo, el resucitado, se encuentra una y otra vez con sus discípulos para animarlos. Los alienta a volver a tirar las redes confiando en su palabra. Los desafía a creer en la posibilidad del amor estimulándolos al cuidado del uno con el otro. En este tiempo de encuentro Jesús también ora por sus discípulos, pidiendo al Dios Padre a que los mantenga unidos, porque con la evidencia de la unidad han de dar testimonio ante la humanidad.
La unidad con Dios, con Jesucristo y con el Espíritu Santo es la base de las comunidades cristianas. El encuentro, el cuidado del uno con el otro y la unidad entre nosotros son el reflejo de esta unidad. Es cierto que como seres humanos nos cuesta y tenemos que intentarlo una y otra vez.
Esta Fiesta Patria, en el predio de la antigua estación del tren, donde nos encontramos todos para celebrar la gesta de cambios profundos realizados por nuestros próceres, es una oportunidad. Ocasión para ir profundizando nuestros lazos como habitantes de una misma ciudad. Circunstancia para vivir el encuentro y hacer, una vez más, visible el cuidado entre nosotros, concretando la solidaridad personal e interinstitucional.
Este mega evento, que tiene una larga trayectoria, es la posibilidad de hacer realidad el sueño que han tenidos los padres de la patria, a que seamos un pueblo que cree en un futuro libre e independiente, con gente que celebra y se encuentra. Nuestros próceres soñaron también con una nación sin pobrezas ni exclusiones, con un cabildo que responda a las preguntas del pueblo, que hoy también quiere “saber lo que pasa”. Necesitamos profundizar una democracia participativa con sus instituciones funcionando a pleno y en libertad. A nivel municipal, provincial y nacional soñamos y exigimos poderes legislativos, judiciales y ejecutivos independientes, con la posibilidad de actuar en favor del derecho de todos.
El Sol del 25 viene asomando y esperamos que brille a pleno para que nuestra fiesta sea una oportunidad de encuentro, de solidaridad, de cuidado y de celebración. Pero sobre todo que aquel sueño de 1810 se vaya haciendo realidad entre nosotros.
(*) Waldemar Oscar von Hof es pastor de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata y escritor.