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Salen a la luz obras inéditas de Roberto Fontanarrosa, a 15 años de su muerte

Salen a la luz obras inéditas  de Roberto Fontanarrosa,  a 15 años de su muerte

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A 15 años de la muerte del dibujante, escritor y humorista rosarino Roberto Fontanarrosa, la editorial Planeta se propuso reeditar su obra completa y dar a conocer textos inéditos del autor comenzando con la publicación de "Quiero verte otra vez", un libro de relatos que tienen como protagonista a un periodista deportivo que, en la piel del mismo Fontanarrosa, narra su experiencia en dos mundiales de fútbol, con un humor inteligente y efectivo que hace la delicia de los lectores recreando la pasión futbolera de los argentinos por la Selección nacional.

Si bien la obra de Fontanarrosa fue reeditada en 2012 por Planeta, la flamante directora del sello editorial, Adriana Fernández, cuenta a Télam que "en esta nueva puesta en valor de su obra aparecieron relatos inéditos en los archivos de su esposa, Gabriela Mahy y entonces además de trabajar en la reedición de su obra, estamos con un plan de recuperar textos, de los cuales 'Quiero verte otra vez' es el primero", dice a propósito de la flamante edición que reúne bajo la edición de Miguel Russo materiales que habían sido publicados en Clarín sobre los mundiales de fútbol.

Fontanarrosa inició su carrera en revistas de Rosario, trascendió a nivel nacional por la originalidad de sus dibujos y la rapidez con que los ejecutaba, de ahí que su producción gráfica fuera tan prolífica o abundante. En la década del 70 comenzó a dibujar en las revistas Hortensia, Satiricón y en el diario Clarín, donde trascendió con sus personajes "Boogie, el aceitoso" -que llegó a publicaciones de Colombia y México-, y el gaucho Inodoro Pereyra, siempre unido a su perro Mendieta.

Hincha de Rosario Central y fanático del fútbol, también escribió varias obras con este deporte como temática, como el cuento "19 de diciembre de 1971", en el que relata la victoria de Central sobre Newell's en la semifinal de un torneo nacional, "El ocho era Moacyr", o las historias sobre la hermana Rosa, una mentalista excéntrica protagonista de relatos relacionados con los eventos en los que jugaba la Selección Nacional, que retoma en esta nueva colección de textos.

En este caso, el autor elige como protagonista de las historias a un periodista deportivo que sigue los pasos de la Selección argentina en las eliminatorias de los mundiales de Francia y de Corea/Japón, y en los encuentros deportivos de esas contiendas futbolísticas, donde vuelve a aparecer la Hermana Rosa, que va anticipando con poco éxito los resultados deportivos de la Selección albiceleste; e incluye al analista y dermatólogo Juan José Serenelli, quien intenta derribar con aguda lógica pensamientos simplistas que todo hincha puede tener.

En estos escenarios, Fontanarrosa se vale de comparaciones, a veces hiperbólicas, al montar situaciones en las que algunos partidos recuerdan una contienda bélica, o al aludir a coreógrafos para dar cuenta de la habilidad deportiva que ciertos jugadores de equipos contrarios portan y que será necesario derribar en el campo de juego. En esos relatos, la prosa del autor se destaca por la vastedad cultural que revela tener y que siempre puso en juego el popular creador de "El mundo ha vivido equivocado", "No sé si he sido claro", "Nada del otro mundo", "El mayor de mis defectos" y "Uno nunca sabe", nacido el 26 de noviembre de 1944.

 

"El Negro era poseedor de una biblioteca entera dentro de su cabeza. Sabía tanto de fútbol como de historia, geografía, pintura, literatura, técnicas de levante y de desplante (masculino y femenino), música, cafetería, sociología, psicología, charlatanerismo, filosofía, esoterismo, pragmatismo, sindicalismo, política, botánica, insectología. Es decir, sabía de todo. Y, de todo, mucho", afirma Russo en diálogo con Télam.

"Quiero verte otra vez es una prueba más de esa sabiduría. Una mezcla desopilante de todas y cada una de las ciencias humanas (y no tanto) homogeneizadas por una técnica narrativa impecable que tiene, como todos los otros libros suyos, la notable característica de hacerle fácil al lector lo que parece imposible de discernir. Una característica muy difícil de encontrar en la literatura universal", agrega Russo, que como periodista entrevistó a Fontanarrosa en muchas oportunidades y recuerda con cariño la primera vez que lo hizo.

"Antes de arrancar mi primer reportaje a Fontanarrosa, me preguntó por qué lo entrevistaba. Cuando le dije que lo hacía por el libro de cuentos que acababa de publicar (en aquel entonces por De la Flor), que quería entrevistar al narrador Fontanarrosa, largó una carcajada y me dijo, sincera y notoriamente avergonzado: "¡Eh, pero yo no soy un escritor!". Nos encontramos diez o quince veces más, y siempre recordaba lo que él seguía llamando ''la tarde del asombroso malentendido'".

"Disfruté todos y cada uno de sus libros con una voracidad que, lo admito, sólo me proporcionaron contadísimos escritores. Cada uno de ellos, leídos en los continuos viajes en tren de mi casa al laburo, me hacía depositario de la mirada de asombro de todo el pasaje que me rodeaba sin poder creer que un libro pudiera ser el causante de las risotadas que no podía ni quería reprimir", recuerda el periodista y editor.

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