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Diario El Argentinoviernes 19 de abril de 2024
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Tres relatos, una misma problemática y años de no ser escuchados por la Municipalidad

Tres relatos, una misma problemática y años de no ser escuchados por la Municipalidad

Intersección calle Tropas y Pedro Moussou, una verdadera laguna urbana. Camino por el que pasan los vecinos para evitar el agua de la esquina. Cordón cuneta totalmente inundado y lleno de barro.


Las vecinas y vecinos de la zona sur de la ciudad hace años que reclaman al Estado Municipal por el estado de las calles Tropas y Pedro Moussou cada vez que llueve, sin embargo, no han recibido respuestas. Cansados por esta problemática hablaron con el ARGENTINO y contaron cómo les afecta día a día.

“Hace 26 años que vivo acá y en estos años me he inundado hasta la rodilla como 7 u 8 veces. Con algunas vecinas hemos reclamado, pero nunca hubo solución”, manifiesta Yanina, quien vive en el barrio y cansada de la situación decidió hacer público un video en las redes sociales mostrando la laguna en la que se transforma la calle cuando llueve.

Según informó, hace unos años atrás, rompieron la calle para pasar un desagüe del Parque Industrial y desde entonces, empezaron a tener problemas. Cada tanto, producto del tránsito se rompe la calle y partes del caño, lo que genera barro.  Sobre esta situación, Yanina explica: “El ripio lo sacó la empresa que hizo esta obra para el Parque Industrial.  Hace 8 o 10 años, cuando hicieron un caño de desagüe por el medio de la calle Tropas nos sacaron todo ese ripio. No tenemos ripio ni a 10 cuadras. En ciertas partes de la calle se rompen los caños y cuando reclamas se pasan la pelota entre la municipalidad y el Parque”. 

Por otro lado, hace aproximadamente tres años, la Municipalidad sacó unos  tubos de cemento grandes por los cuales corría el agua, en su lugar construyó un badén y un cordón cuneta de media cuadra. Sin embargo, cuando llueve, el agua se queda estancada en el lugar porque no puede correr. A esto se le suma la acumulación de barro en esa zona, lo que  convierte la esquina en una verdadera laguna.

Al respecto, Yanina manifiesta: “Nosotros tenemos el agua estancada hasta que sale bien el sol. Algunas veces tarda una semana o dos en secarse. La única salida que había para pasar caminando la tapó una máquina que vino  a levantar el barro”.

En esta misma línea, la vecina destaca: “ A ellos no les importa, total no viven acá. Nosotros  les dijimos que esa obra no servía. Siempre hubo desagüe en la vereda de enfrente. Nosotros mismos lo hicimos, y cuando vienen lo terminan tapando”.

“La comisión vecinal del suburbio sur nunca nos tuvo en cuenta. Nos dijeron que armemos una comisión vecinal nosotros, hace como 8 años atrás cuando eramos re pocos. Cosa que no nos parece justo porque somos parte del suburbio”.

Los vecinos del barrio si no tienen vehículo no pueden salir durante los días que tarda en secar la calle. “Si no tenes vehículo los chicos se pierden de ir a la escuela. La vecina pegada a mi casa tiene una nena con discapacidad motriz, ella todos los días la vienen a buscar para ir al hospital. Cuando llueve pierde una semana y media sin terapia porque el remis con esta calle, así no entra”.

 

Sin acceso a la salud

 

Analia Leuze y su hija Debora Cepeda de 13 años padecen osteogénesis, una enfermedad conocida como huesos de cristal y ambas requieren de asistencia médica continua, pero el estado de las calles les impide acceder a la salud.

“Ella viene de dos últimas cirugías muy seguidas y la mandaron a hacer rehabilitación por un año. Tiene que ir todos los días, es muy importante que ella no falte. Así que cuando llueve es imposible salir. Yo vivo por la calle  Moussou y hay que entrar por esa esquina inundada en intersección con Tropas. Así que no la vienen a buscar cuando está así.Se ha perdido varias sesiones, hace tres meses que va.Una vuelta perdió 4 o 5 días si poder ir a rehabilitación”, comenta la madre de Débora.

La joven de 13 años no camina pero, gracias al tratamiento de kinesiología que debe hacer a diario, está empezando a dar sus primeros pasos.  Al respecto, Analía señala: “El tema de la rehabilitación es que ella  tiene la oportunidad de poder caminar, y como ella nunca camino no tiene masa muscular. Lo que hace la rehabilitación es fortalecer el hueso, sobre todo en una de las piernas. Ella ahora se está parando en las barras, y cuando ella se pierde sesiones, se pierde de avanzar, porque yo no tengo lo que tienen en el hospital para rehabilitar. Para ella es importante porque necesita con suma urgencia crear músculos en su pierna. La importancia de que tenga músculos es que le permite que el hueso no quede tan desprotegido como lo tiene. Y sin rehabilitación ella no puede hacerlo, no puede comenzar a caminar”.

Sobre la situación, Analia relata que elevaron muchos reclamos y lo que hicieron desde la Municipalidad fue hacer el badén en donde se queda toda el agua estancada. “No nos ayudan, no dicen nada, nunca lo vinieron a solucionar. Hemos visto que una máquina con pala ha sacado el agua y la tira en frente. Eso lo hicieron 5 veces. Pero eso no soluciona.

Nosotros con mi esposo hemos pensado en irnos de nuestra casa que  es propia, porque yo también tengo tratamiento con los médicos. Yo camino, pero cuando pasan estas cosas no hay manera de que podamos salir, además no tenemos vehículo y los remises no entran. Hemos visto autos que se han quedado en esa esquina porque se les moja el motor”.

 

Mudarse como segunda opción

 

El caso de Marisa es tan grave como el de sus vecinas. Ella es propietaria de una casa ubicada en la calle Moussou a pocos metros de Tropas y tuvo que mudarse a tres cuadras a la casa de su mamá porque las condiciones de la calle hacían muy difícil que el transporte de Santa Rita pudiera buscar a su hijo.

 “Román es un nene con Parálisis Cerebral y depende de la escuela y de sus sesiones de kinesioterapia. Además tiene miles de problemas de salud”, explica Marisa.

Durante la mañana, Marisa suele ir a su casa para ventilar el lugar pero no puede quedarse ahí, porque si su hijo tiene alguna convulsión u otro inconveniente de salud no pueden salir rápidamente por las condiciones de la calle.

“Hoy mi vieja está viva, y puedo venir acá. Cuando ella falte, esta casa le pertenece a mis hermanos también, así que tendría que volver a mi propiedad. Somos olvidados. Para qué vas a ir a reclamar si nadie te escucha. Sentís que nadie te escucha. Como tengo la posibilidad de que mi mamá esté viva y me quedo acá, he desistido de reclamar”.

Marisa recuerda que antes con su esposo tenían un Ford K y que en varias ocasiones se les paró porque se mojaba el motor. También rememora una ocasión donde el agua, producto de la lluvia, llegó hasta la puerta y quedó aislada con Román. En ese momento, su hijo tenía 10 años y podía alzarlo, pero con los años se tornó imposible.

Esta es la realidad de muchos vecinos que deben enfrentar a diario cada vez que llueve en la olvidada calle Tropas y Moussou. Dueños de sus propias casas deben irse a vivir a otro lado, por lo menos los que tienen esta opción. Mientras tanto, se sigue  vulnerando su acceso a la salud y a la educación, derechos humanos básicos.

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