El dilema de CFK: muerte o dungadunga

Para la Vicepresidenta, el advenimiento de este superministro cómo nuevo timonel en medio de la tormenta trae aparejado un dilema terrible: el éxito o fracaso del plan económico de Massa la perjudican por igual.

Si el ex Presidente de la Cámara de Diputados logra lo imposible y revierte las expectativas, genera la credibilidad necesaria en el mercado, encarrila la economía y reduce la brecha cambiaria, lograría pavimentar un sendero transitable para que el gobierno llegue con aire a octubre de 2023. Este escenario convertiría a Massa en un héroe de la recuperación, y le permitiría arribar a la fecha de las elecciones con todos los laureles. Esto – piensa - lo erigiría como el candidato natural del Peronismo, prescindiendo de CFK, a quien desprecia íntimamente. No es ningún secreto que ella le corresponde en esos sentimientos. La ex presidenta alberga un resentimiento indecible hacia su ex jefe de gabinete, que en 2013abandonó el barco en medio de las más encarnizadas críticas a su gobierno, para convertirse en un acérrimo opositor que prometía desterrar para siempre al kirschnerismo. Estas recíprocas desavenencias entre ellos podrían motivar que Massa, con poder político propio y pudiendo prescindir de su ahora socia, busque desplazarla para siempre de la arena política cumpliendo su promesa de 2015 de “mandarlos presos”. Por eso CFK necesita que a Massa no le vaya demasiado bien con su rol de mesías salvador.

Por otro lado, si la estrategia del tigrense como superministro fracasa y no logra ahuyentar los fantasmas de la hiperinflación, la devaluación y la hecatombe social, entonces la bomba explota para todos, incluso, por supuesto, para CFK. El naufragio del barco la arrastra a ella también. No hay tergiversación dialéctica posible (incluso para CFK) que le permita desmarcarse de ese fracaso: Es la vicepresidenta, la jefa real del partido y la promotora de la figura de Alberto Fernández. Un colapso de este tipo socavaría las chances de CFK de seguir en el poder a partir de 2023. Ella necesita que el plan de Massa funcione lo suficientemente bien como para que el barco no se hunda antes de llegar a las elecciones.

 Un interlocutor artista de la metáforame ilustraba el dilema de CFK trazando un paralelismo con una broma particular. El relato en cuestiónnarra la desventura de dos supervivientes de un naufragio que logran llegar nadando hacia una isla habitada por salvajes aborígenes. Al llegar son capturados por los salvajes y conducidos hacia su líder, quien les da a elegir entre dos opciones: "¿Muerte o dungadunga?". Los prisioneros se miran entre sí desconcertados, y uno de ellos, ignorando el significado de la expresión, pero intuyendo que cualquier cosa es mejor a la muerte, responde al líder: "¡Dungadunga!". A continuación, los salvajes lo desvisten y el prisionero es sometido por el cacique en las más ultrajantes formas de la depravación. Cuando el cacique termina con el primer prisionero, se dirige al segundo y le pregunta: "¿Muerte o dungadunga?". El segundo prisionero grita sin dudar: "¡Muerte!". El cacique le responde: "Bueno, pero antes un poquito de dungadunga".

Como los prisioneros, CFK se enfrenta al dilema de tener que optar entre dos escenarios igual de malos. El éxito rotundo de Massa implica un riesgo inadmisible para ella, pero el fracaso del plan económico del nuevo Ministro puede hundir a todo el gobierno de manera irremediable, e incluso complicar sus posibilidades de llegar con cierto decoro a las próximas elecciones. En otras palabras, necesita que el plan de Massa funcione bien, pero no demasiado bien.

Por eso, el destino de CFK parece también dirigirse peligrosamente a dos escenarios de naufragio. Y ambos escenarios representan para ella una playa salvaje y una consigna implacable: “Muerte o dungadunga”.

 

Lucas M. Irigaray

31 años

Trabaja como abogado en Estudio Jurídico Castillo y Asociados, Gualeguaychú.