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Diario El Argentinomartes 23 de abril de 2024
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Sergio Rojas

‘El circo es una familia, pero fuera del sistema’

‘El circo es una familia,  pero fuera del sistema’

Quién haya ido de niño nunca lo olvida… El circo tiene esa magia, mixtura de emoción, nervios, expectativas y asombro que atrapan a chicos y grandes y que queda en ese rincón donde se guardan los recuerdos más bellos de la vida.


El circo forma parte de la cultura humana al igual que el resto de las artes, expresiones y actividades de un lugar. Su historia se puede remontar a más de 3.000 años y sus antecedentes se los puede encontrar en el circo romano, el griego y también en las culturas orientales y muchas de las actividades que se desempeñan en el circo fueron apropiadas por otras disciplinas, como el malabarismo, el contorsionismo y las acrobacias. Sergio Rojas, oriundo de Buenos Aires, es nacido y criado en el circo y hoy vive en Gualeguaychú. Nació en la que era la carpa de sus padres, con una partera como se solían realizar los partos en aquella época en el circo. Y allí, en medio de funciones y artistas, se crió. Aprendió a trabajar como artista desde muy pequeño y después se dedicó a la administración del circo. Hoy, por esas cosas de la vida, se estableció en Gualeguaychú porque según su relato, “de todas las ciudades que conocí fue en la que más cómodo y querido me hicieron sentir, además nunca nos hicieron sentir que éramos de acá”. Hace once años que se asentaron en la ciudad pero Sergio aclara que “si volviera a nacer y me dijeran elegí otra profesión, elegiría la misma porque gracias al circo conozco 17 países y hablo 3 idiomas”. “Muchas personas me preguntan ¿cómo pueden vivir los circenses cambiando siempre de lugar? y yo me pregunto ¿cómo hacen ustedes para vivir en el mismo lugar toda una vida?”. Es que no se puede preguntar desde el lugar común de lo que es la “normalidad” para uno, porque para los circenses lo “normal” es vivir viajando… Sin ir más lejos, su hija Saraí, que hoy tiene poco más de veinte años, le pregunta cada tanto a su papá “¿cuándo nos vamos?” y esta inquietud no es porque a la joven no le guste la ciudad, sino porque sus raíces están en la vida del circo. Respecto a cómo hacen con la educación de sus hijos Sergio comenta que “los artistas de circo tienen un pase especial por Ley. Así sea por tres días los hijos de los cirsenses se anotan en la escuela y concurren. Y el mismo colegio les da un pase para otro colegio”. Al revés de lo que piensa el común de la gente, Sergio comenta que “los hijos de los circenses no tienen tiempo de hacer amistades y por eso se dedican mucho más al estudio y además, cuando se cambia de provincia ellas muchas veces van adelantadas”. Sergio Rojas comenta que Gualeguaychú era una ciudad clave para todos los circos porque acá paraban y se quedaban un mes haciendo funciones, mientras hacían los trámites de Migraciones para pasar a Uruguay. “Era como una base obligada, además de que la sociedad de Gualeguaychú era muy cirquera”. Sergio define la vida en un circo “como un barrio privado que se mueve y viaja. La gente se casa en el circo, hay bautismos, peleas y celos. Todo lo que hay en un barrio. De día es una fábrica y de noche es el show que la gente ve”, explica este cierquero de alma. ¿Cómo sería un día en el circo? “Levantarse y desayunar, después entrenar, los chicos se bañan y van al colegio, vuelven meriendan y entrenan antes de la función. Acá no hay lugar para la droga, ni para el alcohol. No hay lugar para otra cosa que no sea la disciplina”, ahonda Sergio. # El taller de Circo Cuando Sergio y su señora llegaron a la ciudad pusieron el parquesito de diversiones que actualmente aún está en la Costanera, pero a ellos les faltaba algo. Fue así que, aprovechando todos los años de experiencia que ambos tienen, decidieron iniciar el taller de circo. Sergio cuenta que ya habían hecho amistad con los chicos del Barrio Munilla y eso también sumó a la voluntad de hacer algo por estos chicos. Se comunicaron con la directora de Cultura, Olga Lonardi y ella enseguida captó la idea. Sergio afirma “con que yo rescate uno de estos chicos me doy por satisfecho”. Hoy tienen 27 chicos a los que les enseñaron todo: maquillaje, vestuario, malabares, acrobacia, contorsiones, baile, coreografía… pero además, “le enseñamos como se hace en el circo”. # Los payasos Cascotito y Fatiga Sergio cuenta el caso de “Cascotito”, el joven del Barrio Munilla que ya está trabajando de payaso, y señala que “primero lo estudiamos y después le preguntamos si le gustaría ser payaso. Porque él tiene esa chispa que todo payaso tiene que tener pero a su vez le tiene que gustar el personaje, después se estudió la expresión de su cara y se buscó la pintura que mejor lo caracterizara y con Fatiga sucedió lo mismo. Luego se les enseñó a caminar, a hablarle al público sin ser nunca grosero… y todos los demás detalles que hacen a un verdadero payaso”. Además, Sergio cuenta que a los chicos se les inculca que a la hora de trabajar “no pueden venir sucios ni desprolijos, toda la ropa debe estar impecable, los zapatos y la nariz lustrados...” y ellos lo tomaron y lo aplican todos los días. Inscripciones El año que viene a partir de marzo comienza el taller gratuito, los chicos que querían concurrir a los talleres tienen que ir la Casa de la Cultura o a la Carpa Cultural, la que se encuentra al lado de los Galpones del Puerto… Sergio Rojas es un cirsense de alma que cambió su vida errante por una estable en nuestra ciudad. Para no desprenderse de su amor el circo es que hoy tiene el taller, a través del cual quiere enseñar lo que el aprendió a lo largo de su vida. Un personaje con un gran amor y una intensa sensibilidad que quiere volcar a la comunidad gualeguaychuense.

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