El avión del Sumo Pontífice, procedente de Roma, aterrizó en torno a las 15H20 (13H20 GMT) en el aeropuerto Franz Joseph Strauss de Múnich, donde le dieron la bienvenida el presidente federal, Horst Kohler, la canciller alemana, Angela Merkel, y el arzobispo de Múnich, el cardenal Friedrich Wetter, entre otras personalidades eclesiásticas. El Papa fue recibido con honores militares y, como marca el protocolo, escuchó los himnos del Vaticano y de Baviera. Cientos de personas se desplazaron al aeropuerto para recibir a su venerable compatriota, cuyo viaje ha suscitado mucho entusiasmo en todo el Estado federado de Baviera, donde pasó su infancia, estudió, impartió clases de teología y fue arzobispo hasta que en 1982 el difunto papa Juan Pablo II lo llamó a Roma. En el avión que lo transportó a Baviera, el Papa confesó a los periodistas que lo acompañaban que su estado de ánimo era como el de aquél que espera "una gran fiesta". "Es bello poder ver de nuevo mi patria e ir a los lugares donde viví", comentó. Entre tanto, una nube de gente estaba congregada en la céntrica Plaza de María (Martienplatz), donde esta misma tarde pronunciará un discurso y orará a los pies de la Columna de la Virgen. El papa llegará a bordo de un papamóvil, desde el cual saludará a las miles de personas que llevan horas esperando ese momento. Para la ocasión, la Columna de la Virgen se engalanó de blanco y amarillo, los colores del Vaticano, y luce en uno de sus flancos los escudos de armas del Vaticano y de Baviera, confeccionados con flores sobre un manto de claveles. En 1982, cuando el cardenal Joseph Ratzinger, por aquel entonces arzobispo de Múnich y de Frisinga, fue nombrado prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, consagró su traslado a Roma con una oración a María, patrona de Baviera, ante esa misma Columna. Entre 500 y 600 miembros de las fuerzas de seguridad blindan la plaza, declaró a la AFP un policía. Un total de 5.000 agentes velarán por la seguridad en Múnich durante los dos días de la estancia del Papa, cuya visita tiene lugar seis semanas después de un doble atentado fallido contra trenes regionales alemanes. Después de la oración en la Plaza de María, Benedicto XVI se trasladará en papamóvil al palacio real de Residenz, donde mantendrá un encuentro de cortesía con Kohler, la canciller Merkel y el presidente ministro bávaro Edmund Stoiber. Del 9 al 14 de septiembre, el Santo Padre presidirá tres misas en Múnich, Altötting y Ratisbona. El lunes visitará su pueblo natal de Marktl am Inn y dedicará el miércoles al único hermano que le queda, Georg Ratzinger, con quien mantiene una excelente relación. El Sumo Pontífice llega a su tierra con el propósito de fomentar las vocaciones religiosas entre los jóvenes aunque en el avión que lo trajo a casa consideró que el catolicismo no está cansado. "No diré que el catolicismo alemán esté cansado, ha habido dinamismo y he podido ver que se han movilizado energías increíbles" con motivo de la preparación del viaje, lo que demuestra que "juntos queremos ser, como Iglesia, una fuerza de paz para la nación y para el mundo", explicó. Benedicto XVI ha dedicado a la Virgen este viaje, el cuarto internacional de su pontificado y el segundo a su patria, después de uno a Colonia en agosto de 2005 con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Visitó también Polonia y España y, en noviembre, se trasladará a Turquía. "Soy un anciano, no sé cuánto tiempo más me dará el Señor, pero soy un papa para toda la Iglesia universal", contestó el Pontífice en el avión a un periodista que le preguntaba sobre futuros viajes. Fuente: AFP-NA