“Madres Cuidadoras” cumple 15 años al servicio de la niñez
Es una institución referente en los barrios del Oeste que a lo largo de una década y media cumplió un rol fundamental en la formación de los cuatro primeros años de vida de los niños.
En 1996 un grupo de madre, se unieron para darle vida a un viejo galpón que está sobre la última calle del barrio Francisco Ramírez, donde marca el límite entre las casas y los terrenos baldíos.
Ese viejo galpón había quedad como remanente de la construcción del conglomerado, luego que a fines de los 80 las empresas que construyeron las 338 viviendas lo dejaron de utilizar como depósito para los materiales.
Las madres comenzaron con talleres de oficios para a traer a las personas desocupadas del barrio apuntando particularmente a los jóvenes. Pero pronto se dieron cuenta que la gran demanda era la necesidad de una guardería, para que los chicos pudieran estar seguros, mientras sus madres se dirigían a sus trabajos.
Fue así que durante la primera administración municipal de Daniel Irigoyen, se decidió abrir la guardería, con el trabajo voluntario y desinteresado de las madres que se sumaron al esfuerzo.
Hoy esos primeros niños que entraron en 1996, al jardín de 4 años, ya son adolescentes de 19 años, y las madres se sienten orgullosas de haber sido parte de su formación educativa.
A lo largo de los años, la institución Madres Cuidadoras, se convirtió en una organización fundamental para el desarrollo cognitivo de niños de 45 días a 4 años, y para jugar ese papel protagónico en los primeros años de la formación de los niños, las madres voluntariamente decidieron asistir a cursos de capacitación para estar a la altura de la demanda social del barrio.
La entidad, no solo contiene a los niños de escasos recursos sino que contiene y orienta a las madres solteras, embarazos adolescentes y su trabajo es fundamental para la prevención de salud y generar hábitos de conducta y de higiene en los niños.
Las madres no cobran sueldo, simplemente el municipio les proporciona comestibles todos los días para cubrir las necesidades alimenticias de sus hogares.
Hoy la guardería necesita de todo el apoyo de la comunidad para seguir brindándole un cálido y acogedor lugar a decenas de niños que encuentran allí la calidez de un hogar y el puntapié para su desarrollo motriz y cognitivo que luego le servirá en la primaria.
Ese viejo galpón había quedad como remanente de la construcción del conglomerado, luego que a fines de los 80 las empresas que construyeron las 338 viviendas lo dejaron de utilizar como depósito para los materiales.
Las madres comenzaron con talleres de oficios para a traer a las personas desocupadas del barrio apuntando particularmente a los jóvenes. Pero pronto se dieron cuenta que la gran demanda era la necesidad de una guardería, para que los chicos pudieran estar seguros, mientras sus madres se dirigían a sus trabajos.
Fue así que durante la primera administración municipal de Daniel Irigoyen, se decidió abrir la guardería, con el trabajo voluntario y desinteresado de las madres que se sumaron al esfuerzo.
Hoy esos primeros niños que entraron en 1996, al jardín de 4 años, ya son adolescentes de 19 años, y las madres se sienten orgullosas de haber sido parte de su formación educativa.
A lo largo de los años, la institución Madres Cuidadoras, se convirtió en una organización fundamental para el desarrollo cognitivo de niños de 45 días a 4 años, y para jugar ese papel protagónico en los primeros años de la formación de los niños, las madres voluntariamente decidieron asistir a cursos de capacitación para estar a la altura de la demanda social del barrio.
La entidad, no solo contiene a los niños de escasos recursos sino que contiene y orienta a las madres solteras, embarazos adolescentes y su trabajo es fundamental para la prevención de salud y generar hábitos de conducta y de higiene en los niños.
Las madres no cobran sueldo, simplemente el municipio les proporciona comestibles todos los días para cubrir las necesidades alimenticias de sus hogares.
Hoy la guardería necesita de todo el apoyo de la comunidad para seguir brindándole un cálido y acogedor lugar a decenas de niños que encuentran allí la calidez de un hogar y el puntapié para su desarrollo motriz y cognitivo que luego le servirá en la primaria.
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