#Las calles de la ciudad, sin hojas
En su edición de ayer EL ARGENTINO informó acerca del refuerzo dispuesto para el barrido de calles en la ciudad.
La noticia, esperada por la comunidad, consigna que el trabajo fue adjudicado a dos cooperativas de trabajo.
En este punto, vale señalar que fueron muchas las quejas que se escucharon por la cantidad de hojas acumuladas en las calles, las que quienes barren su vereda todos los días se ocupan de juntar en pequeños montoncitos.
Y desde hace unos días, se pudo ver a equipos de mujeres levantándolos y embolsándolos.
La disposición municipal es acertada, aunque tardó en concretarse.
En varios lugares las fogatas se hicieron ver y el humo invadió las casas.
Entonces corresponde preguntar si no se cuenta con el personal suficiente para el barrido de las calles -ya que debió establecerse un refuerzo- y también, por qué no se previó este inconveniente con anticipación al otoño, sabiendo que siempre sucede lo mismo en la ciudad.
El tema no es menor cuando quienes plantearon sus quejas viven en las calles donde se encuentran las bocas de desagües pluviales, los que, dicho sea de paso, siguen emanando un olor desagradable.
Tenemos a favor la tregua que dieron las lluvias, las que seguramente habrían arrastrado hacia este canal aliviador las hojas secas.
Pero la experiencia indica que siempre es mejor anticiparse a lo que se sabe, ocurrirá, y no dejar que las cosas sucedan y las quejas se hagan oír.
Algo que la Dirección de Higiene Urbana deberá agendar para el próximo otoño.
#El reloj centenario de la Catedral
Desde la Municipalidad se anunció el inicio de la restauración del reloj de la Catedral San José, atendiendo a la celebración del bicentenario de la Revolución de Mayo.
El histórico reloj cumplirá 100 años durante 2010, ya que fue ubicado en la cúpula cuando aquí se celebraban los cien años de la Patria.
Y de acuerdo a algunos memoriosos, sería hermano del reloj de la Municipalidad.
A los trabajos que se harán sobre el reloj propiamente dicho deberán sumarse los que requiere su acceso, toda vez que la escalera se encuentra en estado precario.
Esto dificulta el trabajo de los voluntarios que atienden y custodian la maquinaria para que en la ciudad podamos tener la referencia de sus campanadas, un código establecido para anunciar en qué lugar del cuadrante se encuentran las agujas.
De allí que se espere que, aprovechando la disponibilidad de fondos para su puesta a punto, esta sea lo más abarcativa posible.
Gualeguaychú tiene este reloj funcionando y es un tesoro que debemos preservar.
Bienvenidos entonces los aportes que puedan hacerse para que se cumpla el deseo de quien cada día se ocupa de su funcionamiento, esto es, que se lo resguarde de manera que viva cien años más.
Entre tantas obras anunciadas, que a Gualeguaychú le quede como recuerdo del bicentenario de la Revolución de Mayo este reloj acondicionado, es por lo menos una señal de buena voluntad.
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