A no confundirse
El ingenio popular de los argentinos no conoce de límites, se afirma cuando se hace referencia a dos cuestiones que tienen un mismo origen: la fuga y posterior detención de los condenados por los asesinatos de Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón, en 2008.
El lunes se supo que había comenzado a venderse por Internet un muñeco que reproducía, según su creador, a Martín Lanatta al momento de ser detenido. El muñeco, llamado Martincito y con un valor de 1.000 pesos, se presenta de diferentes formas, entre ellas con la ropa militar con la que se lo halló, debajo de la camioneta con la
que volcó, detenido por los policías de Santa Fe y hasta con un lugareño de Cayastá.
Y ahora, a pocas horas de completarse la recaptura de los prófugos del triple crimen, se dice que las autoridades de Cayastá aprovecharían la fama que tuvo durante el fin de semana pasado e intentarían promocionar la localidad como destino turístico con el slogan “El pueblo que te atrapa”. Que hay ingenio no se duda. Pero que es lamentable que se lo ponga al servicio de la banalización de un triple asesinato, así como de la presencia y accionar de sicarios, que responden directamente al narcotráfico.
Podría haberse pensado en resaltar el trabajo hecho, en los efectivos que trabajaron sin las condiciones mínimas de protección personal, incluso sin la vestimenta y el calzado apropiados.
Podría destacarse la grave situación que ha planteado esta fuga o supuesta fuga, al dejar al descubierto los contactos y apoyos de todo tipo y color que tuvieron los ahora recapturados. Pero no.
Se cortó camino y se convirtió en héroe a un sicario.
Se encendió la lamparita y en Santa Fe no hay de qué preocuparse.
Todo es muy “a la Argentina”, como podrá verse.
No obstante, podríamos preguntarnos la razón de tanta banalización, así como cuántos seguidores tendrán quienes la proponen.
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