Buen Día
# Una manera delicada de agotar la paciencia
El viernes último y a causa de la fuerte tormenta que tuvimos en la ciudad, varios cables de energía eléctrica y telefonía cayeron cortados sobre la calle.
El primero de estos servicios, debe decirse, respondió de manera inmediata a los llamados de los usuarios, lo que no ocurrió con quienes desde esa tarde, se han quedado con el teléfono mudo y con esta situación, imposibilitados de conectarse a Internet.
Lo que colma la paciencia es la cantidad de veces que un reclamante debe escuchar la voz educada de una locutora, cuando llama al 114 (el centro de atención técnica) que le pide que espere unos instantes.
Estos instantes se pueden multiplicar cientos de veces, tantos como lo hace el mensaje grabado que recibe quien está pidiendo nada más que la reparación de un servicio por el que paga y muy bien.
Una tormenta es un imprevisto que genera, como en este caso, situaciones de emergencia.
Pero para la compañía telefónica, que obliga a sus usuarios a conectarse con una máquina, la emergencia no parece ser tal.
De no entenderlo así, dispondría de cuadrillas entrenadas y un sistema de comunicación mucho más ágil, para actuar de manera acorde a la demanda.
# Adolescentes en riesgos mejor contenidos
La tan esperada obra del nuevo Hogar para menores el Instituto León Torres, que está en marcha en Av. Urquiza y Hermanas Mercedarías, contribuirá a mejorar sustancialmente la política de los menores en riesgo en nuestra ciudad.
La crisis del 2001 ocasionó una alta tasa de desocupación y acentuó la destrucción del tejido social. Todo esto fue un cóctel explosivo para mantener la integridad de la institución primaria de toda una sociedad como es la familia.
Pronto los juzgados de Menores y de Instrucción de toda la provincia se vieron abarrotados de causas, y con pocos lugares adecuados para poder luego reinsertarlos a la sociedad.
Las viejas instalaciones en la cual funciona hoy el Hogar León Torres, ya son para nada funcionales a la nueva realidad de la minoridad y la adolescencia desprotegida. Esos espacios, fueron diseñados para otro concepto en el cual los jóvenes vivían en un régimen de internado, mientras aprendían divisor oficios, mediante la supervisión permanente de un tutor. Hoy en cambio se busca hacer todo lo posible para reconstruir y reforzar los vínculos y la institución familiares. El Instituto solo sea un espacio para la promoción humana del adolescente, mediante el apoyo escolar y el rendimiento educativo, con el fin de lograr que su paso por el Instituto sea temporal y no permanente.
Esta nueva filosofía para el desarrollo de adolescentes en riesgo, podrá aplicarse mucho mejor en las nuevas instalaciones, que contará con espacio suficiente para la concreción de diversas actividades, que contribuyan a una mejor calidad de vida laboral para el personal del Consejo del Menor y para los niños y adolescentes.
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