Delegados al orden
Por Felipe Galli (*) Gracias Presidencia por cederle la palabra a la República de Uganda y es mediante su muy honorable investidura que procedo a dirigirme al diario para expresar mi opinión sobre el modelo recientemente realizado.
Un Modelo de las Naciones Unidas es, básicamente, eso, una representación de lo que sería una reunión de los distintos órganos de la Organización de las Naciones Unidas. A pesar que asisten gran cantidad de alumnos de distintos colegios, no es muy destacado y, al menos en mi entorno hasta que escuché hablar de él el año pasado, poca gente lo conoce realmente. Supongo que a muchos adultos les gusta más sacar el papel repetitivo de que la juventud está perdida y no hace nada importante, quizás para esconder sus propios errores y evitar reconocer que podemos hacer estas cosas a pesar de ellos.
Nos dividimos en delegaciones de distintos países (mi grupo era de cuatro, y nos tocó la República de Uganda) y cada cual tenía un lugar asignado para tratar distintos tópicos. Los tópicos a tratar este año eran “Ancianidad” (la esperanza de vida nuestra es de 58 años) y “Estado de Derecho”, el cual me tocó a mi (Uganda está en un conflicto civil y su Presidente lleva 30 años en el poder). Las delegaciones y delegados que tengan un mejor desempeño reciben las llamadas “menciones” al finalizar el modelo.
No obtuve una mención, pero estoy feliz.
Finalizo mi sexto y último año del secundario, y entré al modelo sabiendo muy poco de lo que era. Desde principios de 2016 que estudio información de distintos países del mundo. Recuerdo que en una reunión con unos amigos el año pasado, uno de ellos, que sería posteriormente mi embajador en el modelo, me preguntó por qué no hice ONU, a lo que respondí que no me interesaba… pero lo cierto es que no sabía. Ahora entré, y yo mismo me lo pregunto, ¿por qué no lo hice antes?
Me tocó un país francamente indefendible y un cartel desnutrido (ligero chiste que hice debido a que UGANDA estaba escrito con una letra muy fina y UCRANIA sentado al lado mío casi no entraba en el cartel), con una dictadura de treinta años de duración, una epidemia de VIH y un proyecto de ley en el parlamento para someter a los homosexuales a silla eléctrica, además, por supuesto, de que por tratarse de un país del centro de África, apenas si sus fronteras estaban en el mapa.
Posteriormente otro delegado me confesó que, al momento de interpelarme tuvo que “leerlo como se escribía” en el cartel debido a que no reconocía el nombre.
Quisiera felicitar a todas las delegaciones que obtuvieron una mención en algo, (y eso incluye a varios de mis compañeros de colegio). Si bien no me da el tiempo para hablar de todos y cada uno de ellos, me alegra decir que pude reencontrarme con viejos amigos, y conocer a muchos nuevos, además de empezar a llevarme bien con gente que conocía de cara y con la que no había hablado jamás. Espero que se pueda hablar más de estos modelos, en los que esta metida mucha gente, para que pueda incluirse a todavía más personas.
Se me habló mucho de los modelos universitarios, y espero con ansias participar en uno lo más pronto posible.
Nada más que decir, la República de Uganda quiere mostrar su contento con lo fructífero que resultó el debate. Gracias, Presidencia.
(*) Felipe Galli es estudiante de Pío XII, 18 años.
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