Deterioro
El aeródromo local se encuentra en un franco proceso de deterioro, especialmente en su pista de aterrizaje.
Es importante tomar conciencia de que es vital mantener un puente aéreo que vincule a la ciudad con los grandes centros, porque la comunicación es la base del desarrollo del siglo XXI.
Pero, además, el aeródromo local cumple una función esencial, pocas veces valorada, como es el traslado cuando se produce alguna donación de órganos y que está destinada a salvar vidas. Y lo que pocos parecen saber, existe allí una unidad de control del trafico aéreo que surca el cielo de la ciudad, y funciona las 24 horas una oficina del Servicio Meteorológico Nacional.
El año pasado se realizaron de manera obligatoria algunas mejoras por el cierre temporal de las operaciones por parte de la Administración Nacional de la Aviación Civil. Pero la gran obra que se sigue demorando es la repavimentación de su pista por parte de la provincia.
Anualmente, el aeródromo registra un movimiento de aproximadamente tres mil vuelos, lo que da una magnitud de su dinámica.
El ente que regula y fiscaliza los Servicios de Navegación Aérea de todo el país cuestionó el deterioro del asfalto, la demarcación de la pista, el estado de las franjas de seguridad, el señalamiento diurno y el balizamiento nocturno.
Alguna vez el gobernador, Sergio Urribarri, prometió el repavimentado, pero todo quedó en la nada.
Otro aspecto que no es menor es lograr que el aeródromo vuelva a recuperar la categoría de internacional que alguna vez ostentó. Claro, para ello, hay que realizar inversiones en su pista.
¿Puede una ciudad como Gualeguaychú prescindir de un aeródromo? La respuesta aparece como obvia. Sin embargo, no hay por el momento gestiones de las autoridades que permitan un horizonte con mejores perspectivas.
Es importante tomar conciencia de que es vital mantener un puente aéreo que vincule a la ciudad con los grandes centros, porque la comunicación es la base del desarrollo del siglo XXI.
Pero, además, el aeródromo local cumple una función esencial, pocas veces valorada, como es el traslado cuando se produce alguna donación de órganos y que está destinada a salvar vidas. Y lo que pocos parecen saber, existe allí una unidad de control del trafico aéreo que surca el cielo de la ciudad, y funciona las 24 horas una oficina del Servicio Meteorológico Nacional.
El año pasado se realizaron de manera obligatoria algunas mejoras por el cierre temporal de las operaciones por parte de la Administración Nacional de la Aviación Civil. Pero la gran obra que se sigue demorando es la repavimentación de su pista por parte de la provincia.
Anualmente, el aeródromo registra un movimiento de aproximadamente tres mil vuelos, lo que da una magnitud de su dinámica.
El ente que regula y fiscaliza los Servicios de Navegación Aérea de todo el país cuestionó el deterioro del asfalto, la demarcación de la pista, el estado de las franjas de seguridad, el señalamiento diurno y el balizamiento nocturno.
Alguna vez el gobernador, Sergio Urribarri, prometió el repavimentado, pero todo quedó en la nada.
Otro aspecto que no es menor es lograr que el aeródromo vuelva a recuperar la categoría de internacional que alguna vez ostentó. Claro, para ello, hay que realizar inversiones en su pista.
¿Puede una ciudad como Gualeguaychú prescindir de un aeródromo? La respuesta aparece como obvia. Sin embargo, no hay por el momento gestiones de las autoridades que permitan un horizonte con mejores perspectivas.
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