El líder político es un medio de comunicación en contextos de crisis
Por Javier Cubillas
A horas del primer Debate Obligatorio de Presidentes, pero ya transcurridos eventos como las P.A.S.O. y buen parte del plazo de campaña electoral habilitado por la Ley Orgánica de Partidos Políticos y el Código Electoral, los debates se circunscriben en función de cómo los candidatos se relacionan con la ciudadanía.
En esas discusiones aparecen los estudios sobre gastos de campaña en publicidad electoral y el gran dato que surge es que el mejor candidato posicionado de cara a la elección general es el que menos gastó en publicidad por medios tradicionales respecto de todos los demás candidatos.
Además, como si fuera poco, Google habilitó una aplicación y suite en donde muestra estadísticamente cuáles son los candidatos más buscados por cada persona que entra al buscador y googlea. Así, muestra estadísticas sobre las fuerzas, partidos o las coaliciones más buscadas, las preguntas más realizadas sobre la elección 2023, y otros datos de interés.
En ese informe online que Google Trends permite ver estadística, uno puede ver que la persona más buscada - Milei- es la que encabeza las encuestas y que en todo el país, a excepción de una provincia del sur, las personas que ingresan a buscar información buscan sobre el candidato sin importar geografía, historia, ni tradición partidaria. Es decir, el país en términos de búsqueda de información política se pinta del color partidario violeta.
En el único aspecto en donde esto no ocurre, se da cuando el análisis de las estadísticas por entradas referidas a alianza o coalición política arroja que la coalición opositora mayoritaría -JxC- si tiene un margen a favor sobre el candidato violeta. Ahí si se percibe que estas dos coaliciones son las que más ingresos de búsqueda de información registran y se encuentran encabezando los índices al respecto.
Estos datos, de encuestas, gastos de publicidad y de tendencias en Google, nos permiten ver conductas que son de mucho interés para entender dos cosas: Primero, que la gente busca lo que le interesa y ahí no hay direccionamiento alguno respecto de cualquier intento de influencia por parte de gobiernos. Y, segundo, quien encabeza hoy los números en la presunta intención de votos es un claro ejemplo de un candidato de plataformas digitales alejado de los medios tradicionales en donde no está su electorado.
Es decir, cuando desde las ciencias de la comunicación y la emergencia de las redes sociales se enfatiza que las personas son un medio de comunicación en sí mismo, se dice claramente que un buen comunicador ya no necesita más que de una red para insertarse en la opinión pública y hasta imponer un tema en la agenda pública.
Este fenómeno individualista, claramente no está dado para cualquiera, es una mezcla de muchas condiciones y contextos que se alinean favorablemente respecto de su propuesta comunicacional con caracteres disruptivos o de nicho. Pero además, explica también perfectamente por qué desde hace más de una década hablamos de influencers, YouTubers, Twiteros, Instagramers, y ahora, tiktokers, en tanto las generaciones de menos de 30 años ya casi no registran o hacen uso de la televisión como su artefacto de mediación con las noticias y la realidad.
Todo esto, para la política, es un cambio radical y definitivo que muestra como en este escenario de crisis en particular, un candidato atravesó con su discurso todas las jurisdicciones sin haberlas visitado, llegó a todas las edades sin hablarles necesariamente a una en particular, y mantiene una tensión y pulso político alrededor de su figura, más allá del resultado final de octubre o noviembre.
Nada hace pensar en que solo con redes sociales se gana una elección nacional frente a redes clientelares o redes corporativas, pero sí, es importante evidenciar que la dimensión digital juega un partido con buenas estrategias y tácticas y no deben dejar de analizarse para que se pueda explicar lo que para muchos hoy parece inexplicable y es la alta adhesión hacia un candidato que es incomprensible para personas de 35 o 40 años en adelante al seguir pensando la política en términos tradicionales.
Si el líder es un medio de comunicación, el mensaje también es su pura gestualidad y acción, y no hay intermediación alguna que lo modifique o altere desde la perspectiva de quien lo recepta, según su ánimo o emotividad. Son verdaderos medios al transmitir lo que otros no logran comunicar en momentos de crisis y hartazgo.
*Analista de Asuntos Públicos