Feudos criollos
Jorge Pedro Jurado (*)
Este año se cumplen 40 años ininterrumpidos de democracia ya que, como recordamos, en diciembre de 1983 asumió Raúl Alfonsín la presidencia de la Nación luego de varios gobiernos militares. No hay duda que el gobierno del pueblo por medio del voto a favor de sus representantes es la mejor forma de decidir el rumbo de una nación porque es lo que la voluntad popular quiere y por el plazo que determinen las normas.
Pero en nuestro país hay excepciones que no alcanzamos a hallar explicación especialmente a una de las características democráticas que es la alternancia de personas en los cargos.
Una nación debe tener políticas de estado que vayan más allá del gobierno de turno como es la educación, la producción, la defensa nacional, el trabajo o la seguridad interior entre otras, pero en cambio hay rumbos que dependen del partido gobernante y eso va cambiando en función de varios factores internos e internacionales y la persona que detenta la Primera Magistratura tiene mucho que ver en esto.
Las provincias de Santa Cruz, Neuquén, San Luis, La Pampa, Formosa, La Rioja y Jujuy llevan la delantera como las provincias con menor alternancia política y eso no es malo. Pero lo que no entendemos, por lo menos quien esto escribe, es que en varias provincias existan candidatos o gobernantes que más que políticos lucen como señores feudales o miembros pertenecientes a familias de una dinastía que están y siguen estando período tras período. Algo debe suceder en esas jurisdicciones y no hablamos de fraudes que se entienda bien sino de una apatía o conformismo de los ciudadanos de esas provincias que, a pesar del letargo en que viven algunos, no cambian ni quieren cambiar de dirigentes ni prefieren gente nueva.
Como ejemplo tenemos al Movimiento Popular Neuquino que es la única fuerza política provincial que tuvo el poder durante sesenta años y gobernó con radicales, peronistas, militares, progresistas y conservadores. Nos referimos a los Sapag.
Los Sapag crearon una dinastía bajo ese sello. Si bien Amado y Elías Sapag fueron los iniciadores, el primero en asumir un cargo electivo fue Felipe, que en distintas décadas ganó cuatro elecciones de gobernador con un promedio de más del 50 por ciento de los votos. El retorno formal de la familia al poder fue de la mano de Jorge Sapag durante la presidencia de Cristina Kirchner.
En Formosa tenemos el caso de Insfrán. El peronista Gildo Insfrán comenzó su primer mandato en 1995 y desde entonces, tras la reforma de la constitución provincial, se ha sostenido en el cargo de gobernador de Formosa, consolidando su hegemonía en el poder.
Estas situaciones han llevado a que se ponga la lupa sobre la provincia y que aparezcan cuestionamientos sobre el manejo que sus autoridades hacen del poder, llamando la atención sobre posibles arbitrariedades. Ahora si se le acepta su posible nueva candidatura cumplirá entonces 32 años en el poder.
Un tercer ejemplo es el de la familia Zamora en Santiago del Estero. Gerardo Zamora, actual gobernador de la provincia desde el 10 de diciembre de 2017 fue reelecto para iniciar su cuarto mandato en 2021. Su esposa es senadora por dicha provincia y vicepresidente de la cámara.
Tenemos a Corrientes en la cual durante 16 años el apellido Colombi fue el único que se nombraba al hablar del gobernador porque entre 2001 y 2005 gobernó Ricardo Colombi y hasta 2009 lo hizo su primo Arturo. En un balotaje entre ambos ganó Ricardo, quien fue reelecto en 2013 gracias a la reforma constitucional que hizo su pariente.
Están los Rodríguez Saá en San Luis. Fueron siete gobernadores desde que Juan Saá inauguró la dinastía en 1860 y Adolfo fue Presidente de la Nación por 7 días tras la caída de Fernando de la Rua en 2001.
En fin, como dice la expresión popular todo queda en familia.
Ahora en forma cautelar la Corte Suprema de Justicia que había decidido suspender las elecciones a gobernador y vice en Tucumán y San Juan debido a que los candidatos ya habían ocupado esos cargos, revirtió su fallo respecto de la primera provincia. El pronunciamiento original había sido criticado por el oficialismo y apoyado por la oposición como era de esperar. Veremos qué es lo que sucederá de ahora en más.
(*) Jorge Pedro Jurado es abogado. Ha sido Profesor universitario en la UBA. Disertante en el Coloquio de IDEA, autor de varios libros, colaborador de El Argentino, Director del Grupo El Censor de Gualeguaychú, periódico que se edita en forma digital en la red de Facebook y columnista de varias radios.