La peligrosa falta de banquinas

Aunque se haya dicho o escuchado, vale insistir en el estado de las banquinas de Urquiza al oeste.
Es que después de aquel temporal que tuvimos en Gualeguaychú a comienzos de año, mucha de la tierra puesta en estos espacios fue arrasada por el agua.
Desde entonces y a medida que las temperaturas hicieron compactar lo que quedó, se puede observar en casi toda la traza que la calzada está, como si fuera una broma, descalzada.
Porque hay un escalón entre la cinta asfáltica y lo que hace las veces de banquina.
Y se marca a propósito esto de “hace las veces de” porque en el estado en que se encuentran estas sendas, no resultan de mucha ayuda para un automovilista, para un peatón, ni siquiera para los ascensos y descensos de pasajeros del transporte de colectivos.
La gente que debe transitarlas sabe lo que es chapalear en el barro y quienes se desplazan sobre dos ruedas tienen que hacerlo por la calzada porque resulta imposible avanzar por sus costados.
De manera que ya es tiempo de ocuparse de completar la obra realmente esperada, necesaria y buena que fue el trabajo de reasfaltado de calle Urquiza al oeste.
Si se hizo tanto, ¿cómo no podrá hacerse algo que lo complete?