La situación de los remiseros y la responsabilidad del Estado
Cuando desde el sector empresario amenazan que si tienen que formalizar a sus empleados, deben despedir; está claro que se está ante una extorsión.
La ley está para ser cumplida. Y aquellos que en materia económica o financiera tienen dificultades, entonces el Estado tiene herramientas para subsidiar e incluso establecer modalidades paulatinas para que en un tiempo prudencial se ingrese a la normalidad.
Estas consideraciones vienen al caso por el conflicto que se vive en la ciudad a raíz de la crítica situación de los remiseros, sector que tiene casi mil empleados no registrados.
Ningún nivel del Estado puede permanecer indiferente frente a esta realidad. Lo mismo vale para los otros poderes de la República, especialmente para la Justicia.
Es cierto que si un empresario debe “blanquear” a sus trabajadores podría resentir su economía. Pero también es verdad que la solución de ninguna manera puede ser que siga el trabajo no registrado. Entre ambos extremos se encuentra la solución más armónica y eso implicará tiempo y esfuerzos… e ir blanqueando por etapas.
Hoy habrá una reunión clave en la ciudad con la presencia del secretario de Trabajo de la Provincia, Aníbal Antonio Brugna. Al respecto, hay que señalar que este funcionario ha estado demasiado pasivo frente a la vergonzosa realidad de los remiseros de Gualeguaychú. Es de esperar que su presencia no dilate soluciones ni tampoco sea la excusa para que todo siga sin cambiar nada.
Por el lado de los concejales también hay tareas pendientes. La actual Ordenanza, por ejemplo, no exige que los choferes de remises tengan seguro, lo que implica una barbaridad para las leyes de tránsito. Esto lo saben desde hace mucho, pero mucho tiempo… y tampoco han hecho nada al respecto.
Como se observa, hay mucha tarea pendiente; lo que se ignora es si los funcionarios estarán a la altura de las circunstancias. La desconfianza la sembraron ellos mismos al dejar que crezca una realidad que hoy es incontenible.
El Estado provincial está ante una prueba de fuego: no puede consentir que se siga haciendo del trabajo no registrado un beneficio privilegiado para un puñado de empresarios. Se requiere de definiciones categóricas y lo más terminante es la ley.
Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO
Estas consideraciones vienen al caso por el conflicto que se vive en la ciudad a raíz de la crítica situación de los remiseros, sector que tiene casi mil empleados no registrados.
Ningún nivel del Estado puede permanecer indiferente frente a esta realidad. Lo mismo vale para los otros poderes de la República, especialmente para la Justicia.
Es cierto que si un empresario debe “blanquear” a sus trabajadores podría resentir su economía. Pero también es verdad que la solución de ninguna manera puede ser que siga el trabajo no registrado. Entre ambos extremos se encuentra la solución más armónica y eso implicará tiempo y esfuerzos… e ir blanqueando por etapas.
Hoy habrá una reunión clave en la ciudad con la presencia del secretario de Trabajo de la Provincia, Aníbal Antonio Brugna. Al respecto, hay que señalar que este funcionario ha estado demasiado pasivo frente a la vergonzosa realidad de los remiseros de Gualeguaychú. Es de esperar que su presencia no dilate soluciones ni tampoco sea la excusa para que todo siga sin cambiar nada.
Por el lado de los concejales también hay tareas pendientes. La actual Ordenanza, por ejemplo, no exige que los choferes de remises tengan seguro, lo que implica una barbaridad para las leyes de tránsito. Esto lo saben desde hace mucho, pero mucho tiempo… y tampoco han hecho nada al respecto.
Como se observa, hay mucha tarea pendiente; lo que se ignora es si los funcionarios estarán a la altura de las circunstancias. La desconfianza la sembraron ellos mismos al dejar que crezca una realidad que hoy es incontenible.
El Estado provincial está ante una prueba de fuego: no puede consentir que se siga haciendo del trabajo no registrado un beneficio privilegiado para un puñado de empresarios. Se requiere de definiciones categóricas y lo más terminante es la ley.
Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO
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