Obras que enojan
Las redes sociales permiten a la gente descargar su bronca cuando las oficinas estatales parecieran no oírlas.
Es el caso de una vecina que, cansada de reclamar en la municipalidad, llegando incluso a avenirse a una mediación propuesta por la otra parte del litigio, de buenas a primeras se enteró que esta mediación caducó al retirarse de la negociación quien la propusiera, al tiempo que los problemas por los que se llegó a esta instancia no sólo continúan sino, como dijo, empeoran.
En pocas palabras, el problema que ayer expuso quien mencionamos es el que han debido padecer muchos vecinos en Gualeguaychú cuando de buenas a primeras, se vende la casa de al lado y empiezan las máquinas a hacer boquetes y a levantar andamios, para después armar la caja del futuro edificio, para lo que se requiere el acarreo de ladrillos y baldes con mezcla.
Todo es maravilloso si se hace dentro de las normas de urbanidad y buena educación, lo que no ocurre cuando los patios linderos deben padecer todo tipo de suciedad porque no se pone la malla contenedora, o se pisan los techos propios porque no se dispone de andamios, además de hacer montajes de maderas y chapas de tal precariedad que lo más aconsejable es no asomarse al patio. Al propio, que no hablamos del patio del vecino.
Si algo faltaba en este relato era la cantidad de pisos a levantar. Según se dijo a EL ARGENTINO serán cinco plantas, a pesar de estar sobre una calle común y no sobre una avenida.
La pregunta surge sola: las obras en construcción, ¿son controladas por inspectores municipales o no?
Si esto no fuera lo corriente, ¿no correspondería hacerlo cuando han habido quejas de palabra y por escrito?
Todo bien con el progreso, pero qué difícil es jugar con las cartas de perder....
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