Rampas, esa gran necesidad
Gualeguaychú es una ciudad que no se caracteriza por una urbanización acorde a los tiempos que corren. Recorriendo diferentes edificios estatales y también privados, escuelas, entidades bancarias y otros lugares que reciben día a día el paso de miles de personas, resulta inadmisible no encontrar rampas en los accesos que permitan a las personas que tienen impedida su capacidad motriz acceder a dichos lugares.
Resulta preocupante ver como los edificios viejos en sus construcciones, no han podido ser adaptados a la realidad, ubicando rampas que permitan facilitar la movilidad de las personas que tienen inconvenientes para moverse.
Haciendo un repaso de algunas cifras que preocupan, de las seis entidades bancarias que tiene Gualeguaychú, solamente la mitad de ellas tiene las rampas en sus accesos. En las escuelas ocurre algo parecido, porque si bien algunos edificios se han adaptado y se han colocado rampas en los accesos, dentro de los mismos resulta complicado movilizarse a aquellas personas que tienen que hacerlo en silla de ruedas o con alguna ayuda ortopédica. Lo mismo pasa en el Registro Civil, donde hay una escalera importante en la única puerta de acceso y salida que hace directamente imposible el ingreso de alguna persona con capacidad motriz disminuida.
En otros edificios como el de la Cooperativa Eléctrica, existe un ascensor que permite acceder al sector principal a aquellas personas que se trasladan en silla de ruedas, pero desde hace mucho tiempo no funciona, no se ha arreglado y en muchas otras oportunidades, el lugar del elevador es ocupado como estacionamiento de bicicletas, sin que nadie pueda hacer nada para evitarlo.
Pero también hay que ubicarse en las calles y veredas de la ciudad, porque no en todas las esquinas existen las rampas para poder acceder a las veredas, solamente en las calles céntricas existen estas rampas y muchas de ellas son apenas un desnivel en la vereda.
Así transcurre la vida en Gualeguaychú para muchas personas que tienen dificultades motrices. Padecen la desidia de una comunidad que no entiende la importancia de adecuarse para que todos puedan vivir en ella.
Haciendo un repaso de algunas cifras que preocupan, de las seis entidades bancarias que tiene Gualeguaychú, solamente la mitad de ellas tiene las rampas en sus accesos. En las escuelas ocurre algo parecido, porque si bien algunos edificios se han adaptado y se han colocado rampas en los accesos, dentro de los mismos resulta complicado movilizarse a aquellas personas que tienen que hacerlo en silla de ruedas o con alguna ayuda ortopédica. Lo mismo pasa en el Registro Civil, donde hay una escalera importante en la única puerta de acceso y salida que hace directamente imposible el ingreso de alguna persona con capacidad motriz disminuida.
En otros edificios como el de la Cooperativa Eléctrica, existe un ascensor que permite acceder al sector principal a aquellas personas que se trasladan en silla de ruedas, pero desde hace mucho tiempo no funciona, no se ha arreglado y en muchas otras oportunidades, el lugar del elevador es ocupado como estacionamiento de bicicletas, sin que nadie pueda hacer nada para evitarlo.
Pero también hay que ubicarse en las calles y veredas de la ciudad, porque no en todas las esquinas existen las rampas para poder acceder a las veredas, solamente en las calles céntricas existen estas rampas y muchas de ellas son apenas un desnivel en la vereda.
Así transcurre la vida en Gualeguaychú para muchas personas que tienen dificultades motrices. Padecen la desidia de una comunidad que no entiende la importancia de adecuarse para que todos puedan vivir en ella.
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