Ser Mediocre
El hombre mediocre es un ser carente de conocimientos, por lo cual generalmente rechaza ser educado, vive feliz en su ignorancia impidiendo muchas veces el ascenso de los individuos valiosos, la mediocridad es un arma peligrosa, busca igualar a todos para abajo, de tal modo que él se sienta cómodo, sin exigencias y menos mentales.
Si todos se ríen él se ríe, si todos lloran él llora, esta lleno de bajezas y prejuicios, opina lo previsible, repite cosas sin ningún fundamento y considera que su verdad es la única valida y verdadera.
Hoy se puede hablar de todo sin decir nada, todas las responsabilidades se diluyen en la reunión trivial y efímera. Es el retorno de los sofistas, un parloteo vano y el decir lo mismo de manera diferente, produciendo conversaciones aburridas que se adueñan de la reunión. El interlocutor se cree lo que dice, le da lo mismo hablar sobre salud, economía o geopolítica. Instalados en la mediocridad es cuestión de emitir algún sonido, gesticular un poco y decir algunas frases, sin saber su significado. No importa cual es el problema, el lorito repetidor esta en condiciones de emitir un juicio y aportar una solución. Hay que tratar de exigirse un poco más y pensar en recuperar la conciencia crítica y generar alternativas que permitan salir de la actitud sumisa; es una manera de comenzar a crecer.
El carácter no se forma solamente con un título, se hace día a día experimentando cambios, ideas, experiencias y capacitación. Es la actitud lo que determina su posición y respeto en la sociedad. Recordemos que el carácter es lo que somos y la conducta es lo que hacemos. Lo importante además de tenerlo es saberlo utilizar, pero lo que interesa es que sea un profesional ético y trabajador, que sepa lo que se debe y lo que no se debe hacer, no solamente correr detrás del éxito material, que la sociedad lo valorice por lo que es y no por lo que tiene, él vive en comunidad, que no lo olvide. Debe devolverle a la sociedad, al menos parte de lo que la sociedad le permitió ser, sobretodo los que asistieron a escuelas y universidades públicas, irrestrictas, libres y gratuitas.
Recordemos a José Ingenieros, médico, filósofo, ensayista crítico, italo-argentino, antiimperialista, uno de los fundadores del socialismo y protagonista de la reforma universitaria. En 1913 publica su libro “El hombre mediocre” y nos dice “El hombre mediocre es incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le propongan un futuro por el cual luchar. De ahí que se vuelva sumiso a toda rutina, a los prejuicios y se convierta en parte de un rebaño cuyas acciones o motivos no cuestiona, sino que sigue ciegamente.
El mediocre es dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo, carente de personalidad, contrario a la perfección, solidario y cómplice de los intereses creados que lo hacen borrego del rebaño social. En su vida acomodaticia se vuelve vil, escéptico, cobarde y envidioso. Los mediocres no son genios, ni héroes, ni santos”.
La mediocracia representa un problema ético y político. Por medio del mismo se pretende establecer una categoría que permita dar cuenta de un sistema de gobierno malo. Es el desinterés por los valores patrios y por el esfuerzo intelectual. Suele ser asfixiante, a veces estremecedor, es una embestida contra los que hicieron un esfuerzo por superarse, por tener un pensamiento independiente. Describe el caos causado por los grupos de dirigentes corruptos e ineficientes, que ocasionan un daño a la nación por sus avaricias y excesos.
Para Ingenieros la mediocracia no es un concepto, es un gobierno que va de lo medio a lo malo, pero nunca a lo mejor, es producido por dirigentes caprichosos que traban y complican todo intento de mejora arrastrando a las sociedades a la más triste de las decadencias. Las naciones entran en penumbras y decae su desarrollo. Es cuando los pueblos se encuentran perplejos y desconcertados por redes de corrupción y un incremento exponencial de pobreza y delincuencia. No es solo el argumento económico el que explica las causas del subdesarrollo de un estado, son también estos vicios propios de una mediocridad, que generan el deterioro y a veces hundimiento de muchas sociedades.
Hoy se puede hablar de todo sin decir nada, todas las responsabilidades se diluyen en la reunión trivial y efímera. Es el retorno de los sofistas, un parloteo vano y el decir lo mismo de manera diferente, produciendo conversaciones aburridas que se adueñan de la reunión. El interlocutor se cree lo que dice, le da lo mismo hablar sobre salud, economía o geopolítica. Instalados en la mediocridad es cuestión de emitir algún sonido, gesticular un poco y decir algunas frases, sin saber su significado. No importa cual es el problema, el lorito repetidor esta en condiciones de emitir un juicio y aportar una solución. Hay que tratar de exigirse un poco más y pensar en recuperar la conciencia crítica y generar alternativas que permitan salir de la actitud sumisa; es una manera de comenzar a crecer.
El carácter no se forma solamente con un título, se hace día a día experimentando cambios, ideas, experiencias y capacitación. Es la actitud lo que determina su posición y respeto en la sociedad. Recordemos que el carácter es lo que somos y la conducta es lo que hacemos. Lo importante además de tenerlo es saberlo utilizar, pero lo que interesa es que sea un profesional ético y trabajador, que sepa lo que se debe y lo que no se debe hacer, no solamente correr detrás del éxito material, que la sociedad lo valorice por lo que es y no por lo que tiene, él vive en comunidad, que no lo olvide. Debe devolverle a la sociedad, al menos parte de lo que la sociedad le permitió ser, sobretodo los que asistieron a escuelas y universidades públicas, irrestrictas, libres y gratuitas.
Recordemos a José Ingenieros, médico, filósofo, ensayista crítico, italo-argentino, antiimperialista, uno de los fundadores del socialismo y protagonista de la reforma universitaria. En 1913 publica su libro “El hombre mediocre” y nos dice “El hombre mediocre es incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le propongan un futuro por el cual luchar. De ahí que se vuelva sumiso a toda rutina, a los prejuicios y se convierta en parte de un rebaño cuyas acciones o motivos no cuestiona, sino que sigue ciegamente.
El mediocre es dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo, carente de personalidad, contrario a la perfección, solidario y cómplice de los intereses creados que lo hacen borrego del rebaño social. En su vida acomodaticia se vuelve vil, escéptico, cobarde y envidioso. Los mediocres no son genios, ni héroes, ni santos”.
La mediocracia representa un problema ético y político. Por medio del mismo se pretende establecer una categoría que permita dar cuenta de un sistema de gobierno malo. Es el desinterés por los valores patrios y por el esfuerzo intelectual. Suele ser asfixiante, a veces estremecedor, es una embestida contra los que hicieron un esfuerzo por superarse, por tener un pensamiento independiente. Describe el caos causado por los grupos de dirigentes corruptos e ineficientes, que ocasionan un daño a la nación por sus avaricias y excesos.
Para Ingenieros la mediocracia no es un concepto, es un gobierno que va de lo medio a lo malo, pero nunca a lo mejor, es producido por dirigentes caprichosos que traban y complican todo intento de mejora arrastrando a las sociedades a la más triste de las decadencias. Las naciones entran en penumbras y decae su desarrollo. Es cuando los pueblos se encuentran perplejos y desconcertados por redes de corrupción y un incremento exponencial de pobreza y delincuencia. No es solo el argumento económico el que explica las causas del subdesarrollo de un estado, son también estos vicios propios de una mediocridad, que generan el deterioro y a veces hundimiento de muchas sociedades.
Por Guillermo Pellegrini *
(*) Maestro Normal – Lic. en Ciencia PolíticaEste contenido no está abierto a comentarios