BUEN DÍA
Seres del Mal
Por Waldo Wolf
Entraron a matar. Pero antes de matar, torturaron. Entraron sin avisar. No mataron como efecto colateral de un reclamo territorial. Entraron a matar. Repito, entraron a matar. Peor aún, lograron que aquellos que tenemos hijos desaparecidos o secuestrados en este pogrom, el de mayor cantidad de muertos en un ataque por el mero hecho de ser judíos después de la Shoá, prefiramos que estén muertos antes que en manos de estos seres del mal. Y digo hijos nuestros, ya que cada secuestrado o asesinado es nuestro hermano o nuestro hijo, aunque los papeles no lo digan. Los lloramos por igual.
No les digo animales ya que estos no secuestran, en todo caso matan por necesidades fisiológicas. Son simplemente seres del mal. No se habla con ellos, no se negocia, no se les tiene piedad. Deben ser aniquilados por instinto de supervivencia. Son ellos o nosotros. Y ante la pregunta que surge al “somos mejores”, la respuesta es “sí”. Definitiva y determinantemente sí. No matamos por placer ni como objetivo principal y mucho menos disfrutamos de las muertes. De ninguna.
Seré auto referencial solo en este párrafo para graficar la metamorfosis que atravesé este fin de semana. Siempre fui un hombre enérgico, pero moderado. Ya no. No tengo nada que hablar ni con los Biondini ni con los Biasi de la vida. Son tan seres del mal como los de Hamas. Conviviré con ellos porque el sistema así lo indica, pero sé que si fueran gobierno de este sistema permitirían que entren a nuestros colegios estos seres a matar a nuestros hijos en nombre de algún reclamo. Reclamo que podrá ser justo o no, dependiendo de quien lo mire y que seguro lo sería para ellos.
Tampoco quiero más profesores en la red escolar judía que justifiquen la matanza de civiles como único objetivo dándole clases a nuestros hijos. Es más, quiero que cada maestro firme un postulado que repudia la matanza de civiles como objetivo y que reafirma el derecho del Estado de Israel a existir y a defenderse. Quiero eso y lo digo.
Quiero que todas las instituciones de mi comunidad declaren personas no gratas a los Biondini y a las Biasi de la vida. Quiero que cada político de mi espacio decline de sentarse en una mesa de debate donde estén ellos, salvo los garantizados por nuestro sistema institucional.
Deseo que cada periodista que se le estruje el alma cuando ve las imágenes de los 40 bebés decapitados en un Kibutz no les dé el micrófono a estos voceros de los seres del mal cuando así puedan hacerlo. Y si no pueden hacerlo que los enfrenten como solo lo hicieron unos pocos. Escucho a estos voceros de los seres del mal hablar de campo de concentración a cielo abierto refiriéndose a Gaza.
¿Quieren hablar de campos de concentración Biondinis y Biasis de la vida? Hay 195 países en el mundo para las Naciones Unidas. 45 de ellos tienen mayoría musulmana y solo uno tiene mayoría judía. Con la salvedad de que en la mayoría de los países de preminencia musulmana no pueden vivir judíos mientras que en el Israel que ellos llaman apartheid hay desde jueces hasta diputados musulmanes.
Cuando ven una institución con pilotes en cualquier parte del mundo, apuesten todo que se trata de una institución judía. Las mezquitas y los colegios musulmanes no tienen pilotes, sencillamente porque los judíos -por cultura y religión- no matamos civiles como objetivo y mucho menos disfrutamos de eso y no tenemos ninguna carta fundacional en el que deseemos la destrucción de nadie. Es decir que quienes debemos vivir en un Estado con pilotes al igual que nuestras escuelas somos nosotros, los judíos, en todas partes del mundo.
Habrá un antes y un después. Ya hay un antes y un después. Y para muchos judíos que residían en Israel no hay siquiera un después, ni un entierro, ni una memoria que no sea traumática.
Habrá un antes y un después.