Un aval a la prostitución
Por Nahuel Maciel EL ARGENTINO
El martes 26 de enero desde la página oficial del gobierno provincial se informó que hubo una reunión entre el ministro de Salud de Entre Ríos, Ariel de la Rosa, y la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (Ammar) filial Entre Ríos.
En ese encuentro “se planteó la necesidad de reforzar las tareas de prevención y profilaxis para las trabajadoras”. Asimismo, se decidió avanzar en la elaboración de un proyecto que permita abordar la problemática en forma integral. La información pasó demasiado desapercibida, pese a sus nefastas consecuencias.
En este marco es oportuno señalar una profunda preocupación por la concepción que está adoptando el Ministerio de Salud de la provincia, dado que de alguna manera estaría avalando la explotación sexual, que siempre tiene un contexto de violencia.
Está claro que las prácticas prostibularias benefician a los proxenetas, alientan un accionar mafioso, permite impunidad a los usuarios que siempre quedan “invisibles” y especialmente erosiona los mejores avances en materia legislativa.
De ninguna manera puede considerarse como trabajo a la explotación sexual. Incluso avalar esas prácticas no es otra cosa que alentar la trata de personas. Porque hay que decirlo claramente: la prostitución nunca es una elección libre de vida. De igual manera, desde la Red de Alerta de Entre Ríos también se criticó de manera enfática esta reunión y también se observó que se erosionan las mejores conquistas contra la prostitución y la trata de personas.
Que el Ministerio de Salud y las organizaciones como Ammar quieran realizar una gestión para garantizar cuestiones de higiene y profilaxis, no es otra cosa que eludir elementales responsabilidades en la lucha contra todo sistema prostibulario, es erosionar los compromisos para erradicar toda clase de violencia hacia las mujeres y es avalar la explotación comercial del cuerpo como una mercancía.
El ministro de Salud de Entre Ríos debería reconsiderar su mirada al respecto y convertir a su cartera de gestión en una herramienta poderosa para erradicar toda clase de explotación y no ponerla al servicio de los explotadores prostibularios.
En ese encuentro “se planteó la necesidad de reforzar las tareas de prevención y profilaxis para las trabajadoras”. Asimismo, se decidió avanzar en la elaboración de un proyecto que permita abordar la problemática en forma integral. La información pasó demasiado desapercibida, pese a sus nefastas consecuencias.
En este marco es oportuno señalar una profunda preocupación por la concepción que está adoptando el Ministerio de Salud de la provincia, dado que de alguna manera estaría avalando la explotación sexual, que siempre tiene un contexto de violencia.
Está claro que las prácticas prostibularias benefician a los proxenetas, alientan un accionar mafioso, permite impunidad a los usuarios que siempre quedan “invisibles” y especialmente erosiona los mejores avances en materia legislativa.
De ninguna manera puede considerarse como trabajo a la explotación sexual. Incluso avalar esas prácticas no es otra cosa que alentar la trata de personas. Porque hay que decirlo claramente: la prostitución nunca es una elección libre de vida. De igual manera, desde la Red de Alerta de Entre Ríos también se criticó de manera enfática esta reunión y también se observó que se erosionan las mejores conquistas contra la prostitución y la trata de personas.
Que el Ministerio de Salud y las organizaciones como Ammar quieran realizar una gestión para garantizar cuestiones de higiene y profilaxis, no es otra cosa que eludir elementales responsabilidades en la lucha contra todo sistema prostibulario, es erosionar los compromisos para erradicar toda clase de violencia hacia las mujeres y es avalar la explotación comercial del cuerpo como una mercancía.
El ministro de Salud de Entre Ríos debería reconsiderar su mirada al respecto y convertir a su cartera de gestión en una herramienta poderosa para erradicar toda clase de explotación y no ponerla al servicio de los explotadores prostibularios.
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