LOS HECHOS SE COMETIERON EN 2008, CUANDO LA NIÑA Y SU HERMANO ESTABAN BAJO SU CUIDADO
Deberá empezar a cumplir su condena un anciano que abusó de su nieta de 6 años
La sentencia contra Enrique Antonio Funes, un hombre de 76 años que en 2022 fue condenado por corrupción de menores agravada, quedó firme tras llegar hasta el Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos. Ahora deberá cumplir con la pena dictada en Gualeguaychú de 13 años.
Hoy la víctima tiene 22 años y es madre de un bebé de seis meses. Vive una realidad muy diferente a la que tuvo que atravesar cuando tenía seis años de edad, cuando su abuelo entraba a la habitación para tocarla. Tuvo que esperar 16 años para que finalmente se hiciera justicia. Tuvo la paciencia necesaria para darle un punto final a lo que se animó a contarle a su abuela a los seis años y no fue escuchada. Esa mujer no sólo no le creyó, sino que la obligó a pedirle perdón a su abuelo “por eso que andaba diciendo de él”.
Ella y su hermano estaban al cuidado de Funes y su esposa, abuelo y abuela biológica de ambos porque su madre había fallecido recientemente. Fueron pocos meses durante el 2008 hasta que quedaron a disposición del Consejo Provincial del Niño, el Adolescente y la Familia (COPNAF) para que los adopte una nueva familia, pero ese tiempo que permanecieron bajo el mismo techo que sus abuelos de sangre fueron un calvario para la niña.
Enrique Antonio Funes tenía 61 años en 2008. Desde junio y hasta septiembre, en reiteradas ocasiones, entró a la habitación que la niña compartía con su hermanito y mientras le decía al niño que mirara para otro lado, tocaba a la niña. Pero con sólo seis años de edad ella se daba cuenta que lo que hacía su abuelo no estaba bien y se animó a contárselo a su abuela, pero la respuesta no fue la esperada. La mujer no sólo no le creyó, sino que la obligó a pedirle perdón a su esposo.
Afortunadamente ella y su hermano fueron acogidos por una nueva familia, que ganó la confianza de la niña y a sus nueve años volvió a contar lo que había padecido por su abuelo. Esa madre adoptiva la escuchó y creyó en el relato de la niña, pero prefirió resguardar la integridad de los dos hermanitos para que no siguieran sufriendo el peregrinar que habían tenido a tan corta edad y fuera una decisión de la niña denunciar cuando alcanzara una edad más propicia para enfrentar un proceso judicial.
Fue así que cuando esa niña se convirtió en una adolescente de 18 años finalmente denunció a su abuelo y lo llevó a un juicio que culminó el 29 de mayo del 2022, cuando el presidente del Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguaychú, Arturo Dumón, condenó a Funes a 13 años de prisión efectiva por el delito de corrupción de menores agravada. El trabajo minucioso de la fiscal Martina Cedrés en la etapa investigativa, para demostrar que los hechos no habían prescripto como alegaba el defensor Víctor Rebossio, y la fortaleza de la joven al momento de declarar y contar lo que había sufrido, permitió arribar a un fallo condenatorio.
Luego de eso, la sentencia siguió su curso por las distintas etapas recursivas. Primero por la Cámara de Casación de Concordia que ratificó el fallo de Gualeguaychú y luego el Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos, donde los jueces convalidaron la decisión de los camaristas concordienses y se le rechazó el recurso extraordinario.
De esta manera, y a dos años de aquel veredicto condenatorio en Gualeguaychú, esa sentencia quedó firme. Ahora, dese el Superior Tribunal se ordenó notificar a Enrique Antonio Funes que “en el plazo de 48 horas debe presentarse en la Jefatura de Policía a fin de cumplir con los trámites pertinentes para comenzar con la ejecución de la condena impuesta, la cual habrá de llevarse a cabio en la Unidad Penal 9 de Gualeguaychú, bajo apercibimiento de ordenarse su inmediata captura si no lo hiciere”.
Es una incógnita qué sucederá, o más bien qué decidirá el Juzgado de Ejecución de Penas de Gualeguaychú con respecto al alojamiento de Funes, ya que se trata de una persona de 76 años, con aparentes problemas de salud, que podría requerir el cumplimiento domiciliario de la condena.
Los casos prescriptos
Cuando el caso contra Funes sale a la luz, porque además de denunciarlo por los abusos su nieta hizo un video en redes sociales que tuvo mucha repercusión, otras personas se animaron a contar lo que habían vivido a manos de este hombre 40 años atrás.
Funes tuvo una relación paralela con la madre de una denunciante, que relató que en la década del 80, cuando todavía era una niña, este hombre la llevaba en un camión hasta donde trabajaba y “ahí abusaba de mí”. “Prendía un extractor que hacía mucho ruido, y ahí me tocaba con sus manos, me bajaba la ropa, me bajaba la bombacha”, describió en su denuncia, e incluso “en una de esa ocasiones recuerdo que me penetró vaginalmente y yo grité mucho porque me dolía y él se asustó y dejó de hacerlo, después que salimos de ahí nos llevó y nos compró muchas golosinas y nos amenazaba que si contábamos algo nos íbamos a quedar sin plata, sin comer y que nos íbamos a tener nada para comer, que no podíamos contarle nada a nadie y menos a mi mamá”.
Un hombre de 47 años, hermano de esta otra mujer que se animó a contar lo sucedido, también habló de sus vivencias. Relató los abusos sexuales con penetración que sufrió a manos de Funes, pero también habían pasado muchos años y para la investigación fue primordial conseguir al menos la condena por el caso de la niña que no corría riesgo de prescripción y de esa forma alcanzar la firmeza. Con los otros casos había un mayor riesgo de que no se llegara a lo deseado.