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Decisión retrógrada y persecución de jueces a periodistas
En Gualeguaychú, el Tribunal prohíbe la cobertura de un debate oral y público y ordenó investigar a periodistas por desobediencia.
Por José Amado (*)
El homicidio de Lucas Bentancourt ocurrido a mediados de este año, conmocionó y movilizó a la ciudad de Gualeguaychú, y despertó distintos debates en la sociedad, con centro en las críticas hacia el sistema judicial, que había liberado y dejado a su suerte y de los demás a un joven que tenía problemas de adicciones desde los 11 años.
Comenzó el juicio contra Genaro Gutiérrez, y en la segunda jornada el Tribunal presidido por la jueza Alicia Vivian prohibió el ingreso a la prensa.
Resulta que el primer día habían prohibido reproducir declaraciones de testigos y del imputado, y los medios locales informaron cómo pudieron sobre lo sucedido en la audiencia. Fue suficiente para que el Tribunal prohibiera el paso de los periodistas para la cobertura del juicio. Es más: ordenó a la Fiscalía a investigar la desobediencia.
Se trata de un acto de censura liso y llano por parte de uno de los tres poderes del Estado provincial. Pero además es un atropello y una persecución en tiempos de democracia.
Esto fue repudiado por periodistas de la localidad del sur entrerriano, y lejos de haber una retractación de parte del Tribunal, se difundió un comunicado intentando justificar la medida: no lo lograron. Lamentablemente tampoco existió hasta ahora una postura de parte del Superior Tribunal de Justicia que sentará una postura sobre el asunto.
Sabemos que la presencia de la prensa molesta a la mayoría de los integrantes del sistema judicial. Semanalmente recibimos quejas o nos llegan comentarios de disgustos de jueces, fiscales y defensores sobre alguna publicación. No entienden los señores “funcionarios públicos” (hay que recordarles que esto es lo que son) que la exposición pública es inherente a su trabajo. Es la pelusa del durazno, y resulta insignificante comparado con los escandalosos sueldos de seis cifras que les pagamos mensualmente. Muy poca pelusa para tanta dulzura.
Los trabajadores de prensa estamos cansados de escuchar, tal como lo hizo el Tribunal de Gualeguaychú, sobre “el enorme e invalorable rol social que desempeñan los medios de comunicación”, mientras se sigan poniendo trabas a nuestra tarea.
El Tribunal dice que nos dejan estar en las audiencias, pero prohíbe que contemos lo que sucede en las mismas. Sería algo así como relatar un partido de fútbol sin mencionar cómo se desarrolla, al que tiene la pelota o cuando se hace un gol. Qué cosa más difícil.
El Tribunal dice que contar lo que pasa atentaría contra la verdad: hace casi 10 años que cubro juicios y jamás observé que esto suceda. Lo que plantea es casi un oxímoron.
El Tribunal contrapone nuestro deber y derecho de informar, con el derecho de la sociedad de llegar la verdad en el juicio. Pero justamente la sociedad quiere saber lo que pasa en un debate oral y público, porque desconfía de la Justicia y las decisiones que se resuelven en los Tribunales. Y estas medidas no ayudan a recuperar la confianza perdida.
(*) José Amado es periodista del diario Uno de Paraná, medio que publicó esta columna de opinión.